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La caída del Credit Suisse: todo lo que necesitas saber y más

En caso de que los problemas de Credit Suisse escalasen, las consecuencias afectarían a todo el sistema bancario internacional
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06 de abril de 2023 a las 05:04

La turbulencia financiera desatada tras la quiebra del Silicon Valley Bank y Signature Bank en Estados Unidos, junto con la adquisición por parte del banco de inversión suizo UBS de su par el Credit Suisse, marcó sin lugar a dudas el devenir de los mercados bursátiles globales durante el pasado mes de marzo. En esta edición de La City, a cargo de SunCapital, nos ocuparemos del último de estos bancos, el Credit Suisse, otrora gigante histórico de la banca suiza. 

¿Cómo se desata la crisis?

El Credit Suisse, fundado en 1856, es el segundo banco más grande de Suiza (después de UBS), y para fines del 2022 tenía activos totales por cerca de US$ 575 mil millones (diez PBIs de Uruguay). A su vez, su división de asset management (gestión de activos) tenía bajo su responsabilidad la cifra de US$ 1.7 billones en activos. Nada mal para ser un banco de un país con menos de nueve millones de habitantes.

Con semejante volumen de negocio, a lo que se suma una presencia global, Credit Suisse es una de las 30 instituciones financieras designadas como de importancia sistémica (Global Systemically Important Banks o G-SIBs) por el Financial Stability Board (FSB) o Consejo de Estabilidad Financiera que es un organismo internacional que monitorea y hace recomendaciones sobre el sistema financiero global organizado. Todo esto quiere decir que, en caso de que los problemas de Credit Suisse escalasen, las consecuencias afectarían a todo el sistema bancario internacional (demasiado grandes para quebrar o too big to fail).

Hecha esta introducción ¿Cómo se desata la crisis? Algo que se sabe desde tiempos inmemoriales es que el mayor activo de un banco es la confianza de sus clientes, si esta se pierde la crisis se desata y bajo un sistema de banca de reserva fraccionaria (es decir el banco toma depósitos, mantiene un porcentaje de los mismos en caja y presta el resto) no puede resistir la afluencia masiva de ahorristas que van a retirar su dinero. Esto fue en parte lo que pasaba con Credit Suisse en la semana previa a la adquisición, cuando estaba sufriendo retiros diarios por US$10 mil millones, insostenible.

Sin embargo, existieron dos factores específicos que desataron el pánico de los ahorristas y el mercado en general. El primero de ellos fue la publicación del informe anual de 2022 (14 de marzo) donde el banco identificó "debilidades materiales" en los controles internos sobre los informes financieros, al tiempo que el auditor PricewaterhouseCoopers (PwC) incluyó en el informe una "opinión adversa" sobre la efectividad de los mismos. Al día siguiente el Saudi National Bank (accionista mayoritario del Credit Suisse, con el 9.9% de las acciones) comunicó que no pensaban aumentar su participación ni aportar capital adicional al banco. A su vez, con todos los sucesos que se estaban dando en paralelo en los Estados Unidos, el nerviosismo era generalizado, de modo que cualquier banco que mostrara signos de debilidad, seria víctima de la reacción adversa del mercado, que vendió masivamente las acciones del gigante suizo. Ni siquiera el apoyo en líneas de crédito por más de US$ 50 mil millones del Banco Nacional Suizo pudo detener la sangría en las cotizaciones tal como se ve en el siguiente gráfico.

La resolución de la crisis

¿Cuáles eran los principales antecedentes? Como sucede muchas veces, el trasfondo suele ser más profundo, y esta no fue la excepción. Si nos remontamos a la última gran crisis financiera, que tuvo lugar en el año 2008, nos vamos a encontrar con un Credit Suisse que manejó la situación mucho mejor que sus pares, en su caso sin necesidad de un rescate del gobierno, a diferencia de UBS que sí fue rescatado. Pero con el éxito viene la soberbia y el banco, tradicionalmente con bastante apetito de riesgo, muy emprendedor, descuidó la gestión, los controles internos, etc. Y desde entonces todo fue de mal en peor, al punto tal que en los últimos años el banco ha estado en la mira por numerosos escándalos (Archegos, Greensill, Luckin Cofee, Mozambique) ganándose la reputación de una institución con una mala cultura empresarial y a la deriva desde el punto de vista de la gestión, con muchos cambios en el equipo directivo etc.

Durante el 2022, una nueva gerencia asumió el mando con el objetivo de hacer un giro de 180 grados hacia un nuevo modelo de negocio que reorientara al banco hacia incrementar beneficios (solo en ese año perdió 7300 millones de francos suizos). Tal es así que, en octubre del 2022, Credit Suisse publicó la actualización de su estrategia, que incluía un aumento de capital por 4 mil millones de francos suizos, reducción de costos de por 2.5 mil millones y un nuevo enfoque centrado en sus mejores segmentos de negocio. La estrategia incluía objetivos para 2025 de 6% de Retorno sobre Capital y un Ratio de Capital (CET1) mayor a 13.5% entre otros. Era un buen proyecto pero la realidad tenía otros planos, la estrategia no resultó creíble y el banco experimentó una salida de activos netos de 110 mil millones de francos suizos durante el cuarto trimestre del 2022.  Además, el banco también había señalado que esperaba una pérdida sustancial para 2023.

Una forma clara de ver la importancia que tiene la confianza, como mayor activo en este negocio salta a la vista cuando analizamos algunas métricas clave por las cuales se evalúa la salud financiera de una institución bancaria. Por ejemplo el Ratio de Cobertura de Liquidez (LCR) fue de 144% para el cuarto trimestre de 2022 y durante una conferencia el pasado 14 de marzo, el CEO indicó que había aumentado a cerca del 150%, es decir un nivel muy sólido (el mínimo requerido es 100%). Otro ejemplo, para el mismo periodo, el Credit Suisse tenía un Ratio de Capital (CET1) del 14.1%, muy por encima del requisito, lo que implica un exceso de capital de aproximadamente 9300 millones de francos suizos, todas cifras superiores a la de muchos bancos rivales. Además, vale destacar una tasa de morosidad baja, de apenas 1.1%.

Sin embargo, como mencionamos anteriormente, los acontecimientos en torno al Silicon Valley Bank habían generado tal preocupación en los inversores, que rápidamente empezaron a vender cualquier banco que despertara la mínima sospecha de ser riesgoso, y en este punto, la vulnerabilidad de Credit Suisse hace tiempo era un secreto a voces. En cualquier lugar del mundo, ningún banco puede resistir por mucho tiempo esta dinámica, y si además debe afrontar los retiros era imposible que la estructura de capital de la firma se mantuviera en pie por mucho tiempo. Si bien las autoridades suizas (SNB y FINMA) apoyaron al banco, reiterando las sólidas posiciones de financiamiento y liquidez del mismo, señalando que la situación del mismo no era comparable a la de sus pares americanos en problemas, nada de esto fue suficiente.

¿Cómo fue la resolución de la crisis? En el transcurso de un fin de semana (18-19 de marzo) la plaza financiera suiza cambió radicalmente. Las autoridades de ese país anunciaron la compra de Credit Suisse por parte de UBS, pagándole a los accionistas 0.76 francos suizos por acción (habían cerrado en 1.86 el viernes de esa misma semana), por un importe total de aproximadamente 3 mil millones de dólares. Como parte de la transacción, se determinó que los bonos AT1 de Credit Suisse (conocidos como CoCos) se llevaran a valor cero, por lo cual inversionistas de todo el mundo perdieron unos US$ 17 mil millones que pasaron a integrarse al capital del banco, según las reglas bajo las cuales se suscribieron dichos instrumentos.

A esto se le sumó, como garantía, por parte de las autoridades suizas, otros 9 mil millones de francos suizos para UBS (en caso de que las pérdidas por la adquisición superen cierto umbral), donde se supone que todo esto debería de ser más que suficiente para cubrir los costos de restructuración. El Banco Nacional Suizo también otorgó asistencia de liquidez extraordinaria a Credit Suisse y UBS por un total de 200 mil millones de francos suizos.

Como detalle adicional, debido a una regulación de emergencia del Consejo Federal, la compra no dependió de la aprobación de los accionistas de UBS y CS (legítimos dueños), lo cual también nos lleva a preguntarnos hasta dónde llega el imperio de la ley y la defensa de los derechos de propiedad en estos días. No olvidemos que el valor contable del patrimonio de Credit Suisse rondaba los 40 mil millones de francos suizos, y UBS lo compra por 3 mil millones, parece un poco injusto. A su vez, en tiempos de temores en torno a los bancos que representan un riesgo sistémico, no deja de ser curioso que la respuesta a la crisis sea crear monstruo aun mayor, con activos totales de más de 1.5 billones de francos suizos, lo que representa casi el doble del producto interno bruto de Suiza. A su vez, con 5 billones de francos suizos en Activos de Inversión, se posicionará tras la fusión como el segundo mayor Gestor de Patrimonios a nivel mundial y el tercero mayor de Europa. Para resolver un problema grave en un banco de importancia sistémica, crearon un monstruo aún mayor.

De momento, los últimos días han sido de relativa calma en los mercados financieros con recuperación en los precios de los activos a nivel global. En cuanto a Europa parecería ser que la liquidez del sector bancario está en buenos niveles, los bancos están razonablemente capitalizados, y esta crisis habría sido un fenómeno local, específico de un banco en particular, que ya arrastraba muchos problemas. Por lo tanto, el riesgo de contagio estaría contenido, sin embargo, la repetición de eventos atípicos en el sector bancario, con quiebras y adquisiciones de varias instituciones hace pensar que los riesgos del negocio financiero, podrían no estar siendo evaluados de forma correcta. Esto último, sin duda mantendrá un cierto nivel de incertidumbre que debería traducirse en un menor dinamismo del crédito bancario, ya de por sí afectado por el histórico ciclo de alza de tasas de interés, especialmente en Estados Unidos, y por consiguiente de la actividad económica a nivel de los países desarrollados, con consecuencias para el resto del mundo. Continuará.
 

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