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La CEPAL advirtió que la región se encamina hacia una nueva “década perdida”
El secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Salazar-Xirinachs, aseguró que "se perfila la certeza que los países de la región transitamos rumbo a una década perdida" con una caída del Producto Bruto Interno (PBI) global similar a la de la depresión de la década del '30.
Así lo expresó en la jornada final de la trigésimo novena asamblea del foro que se desarrolló en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, ocasión en la que precisó que la perspectiva es producto de los “importantes choques externos”, pero también de las “deficiencias en la instrumentación de las políticas públicas".
Salazar-Xirinachs destacó que el objetivo de los países de la región "no puede ser” darse por satisfechos con “volver a la situación previa a la pandemia", sino que debe ser “avanzar hacia sociedades inclusivas" mediante la adopción de una serie de prioridades que presentó en el documento final producto del debate que mantuvieron durante tres jornadas los representantes de los 33 países miembros y las 14 agencias, fondos y programas del sistema ONU.
Al respecto, Salazar-Xirinchas, que reemplazó en el cargo a la economista mexicana Alicia Bárcena, identificó diez áreas prioritarias: productividad, empleo y crecimiento inclusivo; la lucha contra la desigualdad; las brechas sociales; la educación y formación profesional; la sostenibilidad y el cambio climático; la transformación digital; las migraciones; la integración económica regional; la igualdad de género; y la estabilidad macroeconómica y financiera.
Salazar-Xirinachs, quien asumió la conducción de la Cepal a principios de octubre, presentó el documento "Hacia la transformación del modelo de desarrollo en América Latina y el Caribe", en el que alertó sobre la necesidad de tomar medidas con urgencia. En ese sentido señaló que "no hay lugar para cambios graduales", en especial por la premura en atender la situación de millones de habitantes en condiciones de pobreza extrema.
“Un retroceso de diez años”
La intervención de Salazar-Xirinachs siguió a la que en la jornada anterior realizó el representante regional para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el uruguayo Mario Lubetkin, quien advirtió que los efectos de la pandemia "ponen en riesgo la recuperación económica y el logro de los objetivos de la Agenda de Desarrollo 2030" en la región.
Lutbekin enfatizó que la pandemia de coronavirus produjo "un retroceso de diez a doce años" en las políticas para reducir la pobreza y afirmó que esa situación torna imperiosa "una transformación de los sistemas alimentarios", a fin de lograr el incremento de la productividad en el sector agropecuario para poder eliminar el hambre en la región.
La advertencia del funcionario se concretó en el marco de un panel en el que se subrayaron la importancia de la inversión y de las estrategias sectoriales como motores de un desarrollo sustentable. En ese contexto, Lubetkin destacó que los países de la región "producen alimentos para 1.300 millones de personas, el doble de su población", por lo que sostuvo que "es clave en la producción y comercio de alimentos, así como la para seguridad alimentaria global".
El especialista, sin embargo, alertó sobre las brechas tecnológicas entre los diferentes sistemas alimentarios y consideró como imperiosa la necesidad de transformar los menos eficientes para “hacerlos más resilientes e inclusivos" mediante una mayor productividad. "Sólo para el objetivo de eliminar el hambre, los sistemas alimentarios latinoamericanos y caribeños deberían aumentar su productividad un 28% en esta década", puntualizó.
Lubetkin detalló los efectos de la pandemia en el agravamiento de las condiciones sociales de América Latina y el Caribe con una serie de datos estadísticos, entre los que se destacan que la cantidad de pobres aumentó de 187 a 201 millones entre 2019 y 2021, al tiempo que los habitantes en condiciones de pobreza extrema o indigencia se elevaron en el mismo período de 70 a 86 millones.
El Estado como orientador
Otro de los puntos destacados del foro lo constituyó la intervención de Mariana Mazzucato, directora fundadora del Instituto para la Innovación y el Propósito Público de la University College London, quien presentó un nuevo informe que aborda el cambio transformacional en América Latina y el Caribe.
En este caso, la presentación se concretó en un evento paralelo a las sesiones de la Cepal. El documento titulado “Cambio transformacional en América Latina y el Caribe: un enfoque de política orientada por misiones” fue encargado por la Cepal y difundido en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación del país anfitrión.
El documento hace un llamado a los Gobiernos de la región para que impulsen estrategias industriales modernas orientadas a objetivos climáticos y de inclusión, en un giro radical respecto a los modelos tradicionales de desarrollo, y subraya “la necesidad de una reforma estructural para hacer frente al retraso de la productividad, el limitado espacio fiscal y la escasa capacidad del sector público”.
"Transformar estos retos estructurales en oportunidades estructurales para el crecimiento inclusivo, el desarrollo sostenible y la prosperidad compartida es el objetivo de este informe. Se trata no solo de hablar del ritmo de crecimiento económico, sino también, y de manera crucial, de su dirección", afirmó Mazzucato.
La economista ejemplificó la situación con el tema de la pandemia. “El Covid-19 debería haber sido un momento de despertar masivo sobre la asociación público-privada. Porque en muchos países deberían haberse hecho cosas, pero se hicieron demasiado tarde. La falta de preparación fue, de hecho, bastante descarnada”, dijo Mazzucatto.
Su lectura subrayó que los gobiernos no aprovecharon la crisis para ayudar a dirigir la economía de forma tal que se "reconstruya mejor". “La cuestión es cómo podemos resolver realmente los grandes retos de nuestro tiempo, pero de una manera que esté impulsada por la inversión y la innovación, que si funciona bien puede ayudarnos a resolver, o al menos a abordar, estos enormes problemas estructurales”, explicó.
En la presentación, Salazar-Xirinachs, evaluó que lo más innovador del trabajo de Mazzucato es el enfoque en las misiones que propone en materia de políticas de desarrollo productivo, sobre todo en el ámbito gubernamental y en la forma de organizar los esfuerzos colectivos del sector privado, los organismos públicos, los sindicatos, las instituciones académicas, el sector científico y el sistema de financiamiento.
“La historia del desarrollo de la región muestra que las fuerzas del mercado por sí solas no pueden solucionar los problemas de crecimiento, inversión, empleo y pobreza. Por eso, es importante, más que nunca, aprovechar la oportunidad que el momento ofrece: formular e implementar políticas públicas de desarrollo que apunten a la transformación y diversificación productiva, y que aporten a la inclusión social y la sustentabilidad ambiental”, afirmó Salazar-Xirinachs.
La visión de los cancilleres
Durante el panel de cierre, que contó con la coordinación del canciller argentino, Santiago Cafiero, su par de Bolivia, Rogelio Mayta, subrayó que "el multilateralismo es el único camino para asegurar la paz", alertó sobre su “deterioro" a nivel mundial y criticó a los países desarrollados porque “eluden su responsabilidad en las políticas de reducción de emisión de dióxido de carbono".
Por su parte, la ministra de Relaciones Exteriores de Chile, Antonia Urrejola, puntualizó que temas como "la seguridad alimentaria y energética incrementan la incertidumbre” en la región y expresó el propósito de su país de "enfrentar estos retos de manera conjunta", en el convencimiento de "la importancia de la profundización de los lazos regionales".
En tanto, el canciller de Costa Rica, Arnoldo Tinoco, reclamó una "acción urgente" para abordar "los temas de financiamiento para el desarrollo" que "amerita la revisión de la arquitectura financiera internacional", posición que acompañó su homólogo de Cuba, Rodrigo Malmierca, al señalar la necesidad de "preservar el medio ambiente y enfrentar al cambio climático", en alusión a los frecuente huracanes que azotan el Caribe.
Posiciones similares expusieron el secretario de Relaciones Exteriores de Honduras, Eduardo Reina; y los cancilleres de Paraguay, Julio César Arriola; de Perú, César Landa; de Surinam, Albert Ramdin; de El Salvador, Alexandra Hill; y de Brasil, Fernando Pimentel, quien enfatizó que "es crucial que los países desarrollados cumplan con sus obligaciones para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible".
Por su parte, el canciller venezolano, Carlos Faría Tortosa, criticó lo que calificó como las "nefastas medidas coercitivas unilaterales" que dificultaron la provisión de vacunas contra la Covid, en una clara referencia a Estados Unidos, país que estuvo representado de manera virtual por Kate Skarsten, del Departamento de Estado estadounidense, quien dijo que su país aportó desde febrero de este año "US$ 10.500 millones en asistencia para el desarrollo y la seguridad alimentaria" en la región.
