La economía brasileña creció por tercer trimestre consecutivo entre julio y setiembre, 0,1% con respecto a los tres meses anteriores, una cifra que sorprendió al mercado que pronosticaba una contracción, informó este martes el Instituto Estadístico Brasileño (IBGE).
Respecto al mismo periodo del año anterior, la economía se expandió 2%, todas buenas noticias para el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva, que busca impulsar un crecimiento "distributivo" que acelere la creación de empleo para aliviar la pobreza.
Los pronósticos del mercado anticipaban una contracción del PIB de 0,2% en el tercer trimestre con respecto al anterior, según una encuesta del diario Valor entre más de 70 consultoras e instituciones financieras.
El dato del tercer trimestre del año es reflejo de un incremento en el consumo de las familias (1,1%) y de un mejor desempeño de sectores como servicios e industria (ambos con expansión de 0,6% en la comparación trimestre a trimestre).
La actividad agropecuaria, en cambio, cayó 3,3% debido "al final de la cosecha de este año", explicó el economista Nicolas Borsoi, de la gestora de inversiones Nova Futura.
A pesar de los datos positivos, la economía brasileña pierde fuelle: en el primer trimestre el comparativo con el último cuarto del año pasado arrojó una expansión de 1,4%; en el segundo trimestre el crecimiento fue de 1% y en el tercero de 0,1% publicado este martes.
Aún así, a lo largo del año y en un contexto de tasas de interés altas que tiende a enfriar la economía, el crecimiento brasileño ha sorprendido al mercado: en nueve meses, el PIB de la mayor economía latinoamericana ha crecido 3,2% en comparación con igual período de 2022.
Optimismo del gobierno
En base a estas cifras, el gobierno mantiene su optimismo. "Vamos a crecer 3% este año. El Banco Central comenzó a reducir la tasa de interés. (...) Los brasileños pueden esperar una economía cada vez más fuerte", dijo el ministro de Hacienda, Fernando Haddad.
La expectativa de crecimiento del gobierno es cercana al 2,84% previsto por el mercado en la encuesta Focus, divulgada el lunes pasado por el Banco Central de Brasil.
Incluso, tras los últimos datos, algunas instituciones y consultoras ya revisaron sus proyecciones al alza.
Variables como el desempleo acompañan los buenos augurios: el índice oficial arrojó 7,6% en el trimestre móvil agosto-octubre, su nivel más bajo desde febrero de 2015. La salud del mercado laboral también ha ayudado a sostener el consumo.
Pero mantener la actividad económica ha representado un desafío con la tasa de interés de referencia todavía en altos niveles.
El Banco Central de Brasil (BCB) elevó desde marzo de 2020 la tasa Selic hasta 13,75%, donde la mantuvo durante un año para combatir la inflación.
En agosto pasado inició un ciclo de recortes, y redujo la tasa en tres oportunidades hasta el 12,25% actual.
La baja ha sido cautelosa ante cifras de inflación más moderadas, pese a las presiones de Lula, quien ha calificado de "absurdo" el nivel del tipo de interés de referencia, que encarece el crédito y desestimula la inversión y el consumo.
Los precios al consumidor acumulan un aumento de 4,82% en 12 meses a octubre, y la expectativa de inflación para el año es de 4,54%, según la encuesta Focus del BCB, cerca del techo del rango meta del Central, de 4,75%.
Ante la consolidación del "proceso de desinflación", según el BCB, el mercado espera un nuevo descenso de 0,5 puntos porcentuales en la Selic, hasta 11,75% para fines de este año.
La última reunión de política monetaria del 2023 tendrá lugar entre el 12 y 13 de diciembre próximos.
(Con información de AFP)