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La entrega de aviones F-16 a Ucrania no proveería la eficacia necesaria para su defensa aérea

Por razones del tiempo necesario para el entrenamiento de los pilotos, la preparación del mantenimiento y las limitaciones operacionales específicas de los aviones, la presencia de los aviones no constituiría una ventaja decisiva en las operaciones aéreas ucranianas.
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27 de mayo de 2023 a las 05:04

Después de muchas idas y venidas, finalmente, la administración Biden dio luz verde para que los aliados de la OTAN puedan transferir a Ucrania aviones de combate F-16 Fighting Falcon tomados de sus existencias. Por su parte, los Estados Unidos se compromete a entrenar a los pilotos ucranianos en el uso de esas avanzadas máquinas de guerra.

El presidente ucraniano Volodímir Zelensky elogió de inmediato la “decisión histórica” de proporcionar el F-16 Fighting Falcon a Ucrania y agregó que “mejoraría enormemente nuestro ejército en el cielo”. Sin embargo, una evaluación sensata de las capacidades y limitaciones de esta transferencia debería moderar las expectativas, según afirma en una nota para Responsible Spacefraft el excoronel del ejército norteamericano, miembro del sitio Defense Priorities, Daniel L. Davis.

Zelensky pide aviones de combate avanzados desde que Rusia invadió su país en febrero de 2022, pero los Estados Unidos se había resistido a su entrega y no está claro por qué Biden eligió ahora, después de 15 meses de guerra, aprobar la transferencia que en febrero supuestamente Ucrania no necesitaba.

Los Estados Unidos había afirmado durante todo este tiempo que no enviaría los cazas porque podría irritar demasiado a Rusia y que, de todos modos, los aviones no eran tan necesarios para el esfuerzo bélico de defensa.

Sin embargo, los Estados Unidos tenía preocupaciones similares sobre los temores de una escalada rusa cuando concretó la entrega de otras categorías de armas, como el obús M777, los lanzacohetes HIMARS, los sistemas Patriot Air Defense y los tanques M1A1.

Rusia protestó después de la entrega de cada uno, pero no tomó medidas adicionales. Como era de esperar, Rusia advirtió ahora sobre los “riesgos colosales” para los Estados Unidos si enviaba los F-16, pero no especificó cuáles eran esos riesgos. Con toda probabilidad, los rusos no intensificarán la guerra simplemente por la presencia de F-16 en manos ucranianas.

Pero el cambio radical de la Administración Biden sobre este tema plantea muchas preguntas, entre las cuales la clave es cuánto de efectivo puede ser el F-16 para ayudar a Ucrania a ganar su guerra. Según Davis, la respuesta no es alentadora para Ucrania.

Para empezar, toma mucho tiempo entrenar adecuadamente a los pilotos y equipos de mantenimiento ucranianos para que puedan volar los aviones y mantenerlos en condiciones de volar.

En febrero, el subsecretario de Defensa, Colin Kahl, dijo que tomaría entre 18 y 24 meses capacitar a los pilotos y las cuadrillas de mantenimiento, adquirir los fuselajes y entregarlos en el sitio para su uso.

Sin embargo, una evaluación de la Fuerza Aérea filtrada la semana pasada sugiere que el tiempo de entrenamiento podría ser de tan sólo cuatro meses. Incluso si eso fuera cierto, y con toda la probabilidad de que eso haría que los pilotos tuvieran una capacidad mínima para volar los aviones, estarían lejos de ser competentes en el combate aire-aire.

Por otra parte, el proceso para identificar los F-16 de los países socios, ponerlos en condiciones de volar y luego entregarlos con el contingente completo de suministros de mantenimiento, repuestos y municiones podría prolongarse hasta 2024.

Hay pocas probabilidades, por lo tanto, de que los pilotos ucranianos defiendan con los F-16 los cielos de Ucrania.

En segundo lugar, si bien el F-16 es claramente uno de los mejores aviones de combate de cuarta generación del mundo, su eficacia principal se basa en ser un componente de un sistema integrado de gestión de batalla de comando y control de sensores.

Si bien el caza es capaz de operar por sí solo, es mucho menos capaz sin activos adicionales como el avión de comando y comunicación E-3 Sentry AWACS. Hasta la fecha, no se discutió la posibilidad de proporcionar esta aeronave a Ucrania.

Y, en tercer lugar, el F-16 no es un avión furtivo. Se entregó por primera vez a la Fuerza Aérea norteamericana en 1979 y es vulnerable a las defensas aéreas rusas, como el misil S-300 y los sistemas de defensa aérea S-400 más avanzados.

Una de las razones por las que la Fuerza Aérea de Ucrania jugó un papel tan mínimo en esta guerra fue su incapacidad para neutralizar las redes de defensa aérea rusas. Si bien el F-16 es más capaz que los MiG-29 que estuvieron usando los ucranianos, sigue siendo vulnerable a los ataques de las defensas aéreas de Rusia.

Por último, está la cuestión de quién proporcionará la aeronave y en qué cantidades. Más allá de cualquier duda, los Estados Unidos proporcionó la mayor parte del apoyo a Ucrania, tanto en términos monetarios como en armas y municiones y se supone que otras naciones miembros de la OTAN deberían proporcionar también aeronaves, no sólo los Estados Unidos.

Para Davis, la conclusión táctica es que tanto Occidente como Ucrania deberían moderar sus expectativas sobre lo que la adquisición de estas plataformas hará por el esfuerzo bélico de defensa.

Sin duda, el F-16 es un arma excelente y marcará una mejora con respecto a los aviones ucranianos existentes. Pero no hay razón para esperar un cambio dramático en la suerte de Kiev en la guerra a causa de ellos. Incluso los 40 o 50 jets que se informa que Ucrania está solicitando no alterarán fundamentalmente el curso de la guerra.

Pero las preguntas más importantes que los estadounidenses deberían hacerle a Biden es ¿con qué fin?, ¿qué espera la Administración que logre la entrega de los F-16?, ¿qué se espera lograr en concreto?, ¿qué estado final prevé el presidente para la guerra y cómo mejoraría la presencia de los F-16 las posibilidades de éxito?

De acuerdo con el análisis de Davis, estas preguntas ni siquiera fueron formuladas, y mucho menos respondidas por funcionarios de la administración o del Pentágono.

Para el autor, los tres objetivos centrales de los Estados Unidos deberían ser evitar cualquier escalada de la guerra más allá de las fronteras de Ucrania, buscar un compromiso de un mayor apoyo físico de los socios europeos y bajo ninguna circunstancia comprometerse en un acuerdo de paz que implique una garantía de seguridad de los Estados Unidos a la OTAN con respecto a Ucrania.

Es difícil ver cómo el envío de una cierta cantidad de F-16 a Ucrania, que no podrían estar disponibles totalmente para su uso hasta el comienzo del tercer año de guerra, cambiará materialmente el resultado de la guerra o facilitará la mejora de los intereses norteamericanos en la región.

Davis afirma, finalmente, que Washington debería comenzar a centrarse mucho más en medios concretos para salvaguardar los intereses estadounidenses y poner fin a la guerra, y menos en entregas de armas intrascendentes que no parecen ser parte de ninguna estrategia coherente.

 

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