La cara del ser humano cambió de manera considerable durante millones de años de evolución y sigue en proceso de transformación para responder mejor a nuevas necesidades. Los investigadores han logrado crear la imagen del rostro humano del futuro.
Según los especialistas, algunos rasgos seguirán iguales mientras que otros se modificarán de acuerdo con nuevas realidades.
"Por supuesto que seguimos evolucionando y cambiando. La dieta está modificándose todo el tiempo y esto también cambia la forma de la cara", comentó David Perrett, investigador de la Universidad de Saint Andrews, al ser consultado por la revista Viva, revista dominical del diario argentino Clarín.
Los expertos entienden que la forma básica del rostro humano surgió hace unos 2 millones de años y los cambios, desde entonces, acentuaron que se acorten las facciones gradualmente.
Los expertos observan que cada vez aumenta más la cantidad de personas que ya no forman la muela de juicio debido a la falta de espacio causada por la reducción de la mandíbula.
Asimismo, los científicos opinan que ciertos cambios se deberán al proceso que se conoce como neotenia, caracterizado por la conservación del estado juvenil en el organismo adulto.
“Uno de los grandes cambios de la cara está asociado al tamaño del cerebro y relacionado con la evolución del propio cerebro, que permitió que tengamos más posibilidades expresivas, básicamente porque somos seres sociales y cooperativos y necesitamos esas características”, escribió el genetista dam Wilkins, autor de Making Faces.The Evolutionary Origins of the Human Face.
"Se transformó de un rostro más intimidante, que era una ventaja para competir, a otro que era conveniente para llevarse bien con los semejantes”, afirmó Penny Spikins, arqueóloga paleolítica de la Universidad de York.
En términos faciales, el ser humano es el animal más expresivo de la Tierra. Es capaz de recrear alrededor de 50 gestos. Esto ocurre por el conjunto de músculos miméticos.
"Si nuestro cráneo continúa evolucionando, lo previsible sería que continuase con esa 'juvenilización' en las proporciones craneales, lo que llevaría a una cara más reducida, con órbitas oculares proporcionalmente mayores, un mentón de menores dimensiones y una bóveda craneal más globular y desarrollada", explicó a la revista Paul Palmqvist, catedrático de Paleontología del Departamento de Ecología y Geología, de la Universidad de Málaga.
El genetista Wilkins asegura: “Parece que realmente hay una selección para que tengamos caras diferentes, de modo que podamos reconocernos rápidamente. Y esto solo tiene sentido en términos de diferencias faciales, promoviendo interacciones que, en última instancia, son útiles”.
Basado en Sputnik
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