Aunque Palito Ortega le dedicó una canción de hondo contenido reflexivo, la cual en su momento hizo que la gente de esta parte del mundo anduviera por la calle cantando "la felicidad, ja, ja, ja, ja", como si realmente estuviera feliz, la palabra 'felicidad' ha perdido prestigio en el vocabulario literario. Hoy en día es de mal gusto incluirla en un poema o en una canción. Un artista puede poner en riesgo su credibilidad si recurre a la palabra que tanto les gustaba a los hippies, quienes haciendo con sus dedos la V de victoria decían a sus semejantes "amor y felicidad" cuando los veían pasar por la calle.
Hay varias maneras de definir la felicidad, por la sencilla razón de que cada uno experimenta ese estado de ánimo de manera diferente. Además, la felicidad no es una vivencia permanente. Alguien puede estar feliz el sábado, y el lunes sentirse deprimido. Por lo tanto, ¿cómo se puede hablar de que hay países más felices que otros y hacer una lista al respecto? ¿Cómo se puede medir si un país es de veras feliz cuando no todos sus habitantes tienen la misma percepción de la felicidad ni la sienten de igual manera?
La empresa Gallup acaba de publicar su 41ª Encuesta Anual Global sobre los países más felices y más infelices del mundo, y como siempre vuelve a ser irrisoria. Es un homenaje al absurdo. Es, además, incompleta. En el mundo hay 195 países, pero solo 55 fueron evaluados. Si medir la felicidad de una persona es ya tarea difícil, evaluar la de un país entero es imposible, y aún más realizar mediciones aleatorias parecidas a los rankings musicales que compila cada semana la revista Billboard, en el que las canciones suben y bajan en popularidad, como si se tratara de los movimientos de la bolsa de valores.
Por otra parte, ¿se necesita recurrir a la inexacta ciencia de las encuestas para llegar a conclusiones con aspiraciones de objetividad? A ojo nomás, sin necesitar entrevistas de por medio, se podría concluir lo mismo que la tradicional Encuesta Anual Global. Con solo ver imágenes de las bellísimas y aisladas Islas Fiji (número uno entre los países más felices) se puede afirmar que en un sitio así sería muy difícil conocer la infelicidad, aunque también esta evade las definiciones lógicas.