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2 de mayo 2023 - 18:38hs

En la previa de lo que se descuenta será una nueva suba de las tasas de interés en Europa y los Estados Unidos, la inflación en la Eurozona marcó el 7% anual en abril, nivel que se ubica una décima por encima de la medición del mes anterior, según los datos preliminares informados por la oficina de estadísticas Eurostat.

La medición se conoce cuando la Reserva Federal (FED) se apresta a anunciar mañana la suba de sus tasas de referencia, que se ubican en un rango de entre el 4,75% y el 5%; decisión que sería seguida por el Banco Central Europeo (BCE), cuyas tasas quedaron tras el último incremento entre el 3% y 3,5%.

Tras haber alcanzado un récord histórico de 10,6% en octubre pasado debido al aumento de los costos de la energía por la guerra entre Rusia y Ucrania y el alza de los alimentos, la inflación en la Eurozona comenzó a bajar de forma sostenida. No obstante, luego de cinco meses consecutivos en baja, el índice marcó un avance interanual del 7%, frente al 6,9% de marzo y muy por encima de la meta del BCE del 2%.

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El informe de Eurostat señala que, entre los diversos componentes, los alimentos siguen liderando las alzas con una suba del 13,6%, aunque con un fuerte descenso respecto del 15,5% de marzo, y mayor si se tienen en cuenta sólo a los no procesados, que cayeron de 14,7% a 10%.

La medición agrega que también aumentaron los bienes industriales (6,2% frente al 6,6% de marzo) y los servicios (5,2% contra 5,1%); mientras que la energía, uno de los grandes pilares iniciales del proceso inflacionario, marcó un ascenso del 2,5%.

Sin embargo, la mirada del mercado y de los analistas se centra en la inflación subyacente, que no incluye los valores volátiles de la energía y los alimentos. Este dato se reveló más persistente de lo que se esperaba en meses anteriores, al pasar del 5,7% al 5,6% entre marzo y abril, y es el tenido en cuenta por el BCE a la hora de decidir si continúa con las subas de las tasas.

Además de la baja de la inflación subyacente, otra buena noticia para el BCE es que los bancos endurecieron las condiciones de otorgamiento del crédito en el primer trimestre, enfriando así la economía y reduciendo al mismo tiempo la necesidad de que el BCE tenga que persistir en el endurecimiento de su política.

Según el BCE, los bancos endurecieron de forma “sustancial” sus condiciones de préstamos, sobrepasando las expectativas, como consecuencia de una mayor percepción de riesgo en un contexto de subas de tasas y de turbulencias en el sector bancario.

“El endurecimiento de los préstamos fue más fuerte de lo que esperaban los bancos en el trimestre anterior y apunta a un debilitamiento persistente de la dinámica crediticia”, señaló el BCE en su encuesta de préstamos bancarios, informe que prevé un endurecimiento adicional durante el segundo trimestre, aunque más moderado.

Según los analistas, el BCE aumentará las tasas el jueves, algo confirmado por su economista en jefe Philip Lane, que esta semana en una entrevista señaló que “no es el momento de parar” con los incrementos. Si bien la mayoría espera una suba del 0,25%, Andrew Cunningham, de la consultora Capital Economics, señaló que el BCE podría dar un golpe de efecto y anunciar una “agresiva” suba del 0,5%.

Por su parte, la FED inició su reunión de política monetaria en medio de las turbulencias del sector bancario y con la voluntad de seguir combatiendo una inflación que va en descenso, pero que todavía se ubica muy por encima del rango meta del 2%.

Los funcionarios de la FED no ocultaron en las últimas semanas la intención de seguir subiendo las tasas. Sin embargo, según el índice de precios PCE, que mide los gastos de los hogares y que tiene en cuenta el organismo en su política de tasas, la inflación de marzo, aunque a la baja, seguía en el 4,2%. Por otra parte, la inflación subyacente se situó en el 4,7%.

En este contexto, los mercados anticipan abrumadoramente un aumento del 0,25%, decisión que recién se sabrá mañana y será seguida por una conferencia de prensa del presidente de la FED, Jerome Powell, en un contexto cada vez más sombrío, con una desaceleración del crecimiento del primer trimestre a sólo un 0,3% con respecto al trimestre anterior y un 1,1% interanual.

Además, la posibilidad de una leve recesión en los próximos dos trimestres está cada vez menos en duda para la mayoría de los analistas, que esperan una recuperación recién para el último trimestre de este año. Todo esto tiene lugar en un contexto financiero marcado por la quiebra de otra entidad, el First Republic Bank, comprado el fin de semana por el número uno del sector, JP Morgan Chase, luego de ser embargado por las autoridades federales.

Esta es la tercera quiebra bancaria desde mediados de marzo, después del Silicon Valley Bank y del Signature Bank, pero también una de las más grandes en términos de activos controlados en la historia de los Estados Unidos.

La situación está ligada a una mala gestión del riesgo por parte de las entidades quebradas, pero también por los errores en su supervisión, según concluyeron dos informes publicados el viernes pasado por los reguladores bancarios. Caídas a las que también contribuyó la rápida suba de las tasas de interés iniciada el año pasado por la FED, que rebajó mecánicamente el valor de los activos a tasa fija.

(Con información de la agencia de noticias AFP)

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