Agro > TRIBUNA

La lechería en problemas

Columna de opinión publicada en El Observador Agropecuario
Tiempo de lectura: -'
11 de agosto de 2017 a las 05:00

Por Luis Romero Álvarez, especial para El Observador

Hace pocos días me llegó un video que muestra un tambo en Holanda, manejado por su propio dueño desde su celular.

Un robot ordeña las vacas luego de cepillarles prolijamente la ubre y acto seguido analiza la leche midiendo sus características y hasta su conductividad eléctrica, con lo que detecta enfermedades como mastitis unos cuatro días antes de que produzcan sus efectos visibles.

Otro robot entrega la alimentación ajustada a las necesidades de cada animal, individualizado con un chip que los robots pueden leer. Un robot ordeñador, el Astronaut A 4 cuesta 120 mil euros y puede ordeñar cientos de vacas por día porque trabaja sin parar las 24 horas. Contra eso tiene que competir el Uruguay; veamos con qué contamos.

Aquí se puede producir pasto abundante pero los costos ya no son baratos como antes; aquel paradigma del Dr. Mac Meekan de su legendario libro De pasto a leche, que nos formó a todos, está tambaleando.

Producir el pasto está carísimo porque hay que hacerlo con máquinas que gastan gasoil, que aquí tiene el precio de cuando el petróleo valía 100 dólares el barril, mientras la leche tiene el precio de cuando el petróleo cayó a 30 dólares.

A su vez, hay que emplear mano de obra que sucesivos gobiernos de izquierda encarecieron con aumentos salariales por decreto e incluso retroactivos (colmo de lo antinegocio), mientras consistentemente se deterioraban los valores de responsabilidad, esfuerzo personal, respeto por el trabajo propio y ajeno, falta de mínimos niveles educativos, etcétera, todo lo cual converge hacia una caída alarmante de la productividad del trabajo.

Producir el pasto está carísimo porque hay que hacerlo con máquinas que gastan gasoil

Sueldos subiendo y productividad laboral bajando es un cóctel letal para una actividad que no sabe lo que es domingos, feriados o tormentas. Subir sueldos porque si, a golpes de decretos del Poder Ejecutivo sólo le puede parecer bien a quien nunca pagó una quincena, nunca firmó un vale y en definitiva nunca produjo nada con su propio esfuerzo y riesgo. La realidad no se puede cambiar así de forma duradera, sólo se la puede maquillar para que después aparezca un deterioro desesperante en cuanto un afloje de precios desnude las debilidades.

Para avanzar hacia una vida mejor para todos de verdad y no de decreto por un rato, hay que formar a la gente para que sea mucho más productiva en base a su capacidad mejorada y a las inversiones que los empresarios estén decididos a hacer; ser más productivo implica tener mejor educación, pero también querer trabajar mejor.

Trabajadores que sólo están pensando en hacer la suya, faltar al trabajo a la menor oportunidad y haraganear mientras no los miran (que es la tónica que viene creciendo en la fuerza laboral, sumada a la impresentable ocupación de plantas, huelgas y paros), no pueden recibir mejores salarios por la sencilla razón de que no los generan. Y lo que no se crea no se puede repartir, por más decreto de fijación de salarios mínimos, consejos de salarios y toda la gimnasia sindical que se quiera hacer. Esto es así y ya se demostró hasta el cansancio en todos los países que quisieron enriquecer a los pobres por decreto.

Frente a esta lamentable realidad, la respuesta empresarial es avanzar siguiendo a Holanda, cambiando personas por robots. Un empresario amigo me comentó que presentó un proyecto de tambo robotizado a la Declaratoria de Interés Nacional y al final lo canceló luego de esperar dos años a que el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) se expidiera; ¿así avanzaremos hacia el Uruguay agro inteligente?

Estos problemas que tiene la lechería hoy, que obviamente se traducen en un endeudamiento grave y creciente, son en el fondo los mismos que afectan a otros sectores productivos del país del agro y fuera de él; sólo quienes no deben competir a mercado abierto con el mundo, como quienes contratan con el Estado, están protegidos y ganan calladamente sus buenas rentas. Hoy quienes están más castigados son los tamberos y a ellos va mi solidaridad.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...