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La pandemia trazó una línea difusa entre trabajo y vida privada

El teletrabajo perdurará en el tiempo, por lo que los trabajadores deben comenzar a conocer sobre sus derechos y los riesgos de esta nueva forma de vida
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17 de enero de 2021 a las 05:00

¿Dónde finaliza el trabajo y comienza la vida privada? La pandemia y sus legiones de trabajadores a domicilio han diluido todavía más la línea que los divide y esto merece más atención, advirtió la Organización de Naciones Unidas (ONU).

El trabajo desde el hogar es algo que va a perdurar, por lo cual los empleados necesitarán una mayor protección y mejor conocimiento de derechos y riesgos asociados a esta nueva forma de vida, subraya en un informe la Organización Internacional del Trabajo (OIT). 

“En tanto el mundo ha sido brutalmente afectado por la pandemia de covid-19, legiones de trabajadores se reconvirtieron de la noche a la mañana para poder trabajar desde sus hogares, para proteger sus empleos y sus vidas”, señaló esta agencia de la ONU, para la cual hay dudas en cuanto a que trabajar desde casa “cobrará una gran importancia en los próximos años”.

Aumento acelerado

La organización calcula que en 2019, o sea, antes de la pandemia que comenzó en China y se extendió por todo el mundo, unos 260 millones de personas trabajaban desde sus casas, lo que equivale al 7,9% del número total de trabajadores. 

Covid-19 hizo aumentar esta tasa hasta alrededor del 20% en los primeros meses de la pandemia, estima la agencia.

La OIT distingue tres categorías de trabajadores a domicilio: los que teletrabajan de manera permanente, así como un gran número de asalariados que producen bienes cuya fabricación no puede ser automatizada, como el bordado, la producción artesanal o el montaje electrónico, y una tercera categoría que concierne a empleados de plataformas digitales (tratamiento de declaraciones de siniestros, trabajos de revisión de documentos e inclusive la compilación de datos destinados a alimentar los sistemas de inteligencia artificial, por ejemplo).

En los países con bajos y medianos ingresos, la mayoría de los trabajadores a domicilio son considerados autónomos, en tanto que en los países ricos son mayoritariamente empleados. La mayor parte son mujeres (147 millones, contra 113 millones de hombres en 2019). 

“La reglamentación en materia de trabajo a domicilio se revela a menudo insuficiente y el respeto de la actual normativa en vigor continúa siendo un verdadero desafío”, indica la OIT, sobre todo por ese estatuto de independientes que “los excluye del entorno de aplicación del derecho laboral”. 

Así, por ejemplo, en los países con ingresos bajos y medianos, prácticamente “todos los trabajadores a domicilio (90%) ejercen su actividad de manera informal”. 

“Para los teletrabajadores el gran peligro es que sea borrada la diferencia entre tiempo de trabajo y tiempo para uno mismo y la familia”, subraya el informe, que insiste sobre la necesidad de tomar en cuenta los riesgos psicológicos vinculados al hecho de trabajar de manera aislada. 

También es muy importante “introducir un ‘derecho a desconectarse’ que garantice el respeto a las fronteras entre la vida profesional y privada”.

Situación menos favorable 

La OIT destaca que una de las ventajas más importantes de trabajar desde casa es una mayor flexibilidad de horarios y, por lo general, constata que los trabajadores a domicilio cumplen jornadas más cortas.  Para estos trabajadores, la oferta de infraestructuras de servicios de cuidado infantil es muy importante “para aumentar la productividad y ayudar al equilibrio entre trabajo y vida privada, y para los trabajadores a domicilio en el sector manufacturero, esto ayuda, potencialmente, a romper el ciclo de la pobreza”,  subraya la OIT. 

Pero, de una manera general, estos trabajadores están “en situación menos favorable”. Ganan una media del 13% menos en el Reino Unido, un 22% menos en Estados Unidos, el 25% menos en Sudáfrica y alrededor del 50% menos en Argentina, India y México”. 

“Los gobiernos, en colaboración con las organizaciones de trabajadores y las patronales, deben actuar juntos para garantizar que el conjunto de los trabajadores a domicilio -ya sean tejedores de mimbre en Indonesia, o que fabrican mantequilla de karité (árbol que produce un tipo de almendras) en Ghana, encuadran fotos en Egipto, fabrican mascarillas en Uruguay o teletrabajan en Francia-, puedan pasar de la casi invisibilidad al trabajo decente”, insiste la OIT. (AFP) l

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