Este martes se iniciará el segundo gobierno de Ignacio Ruglio en Peñarol, al que llega con el lastre de su primera y deficitaria gestión, pero con el apoyo que le dio un 40% de los socios a quienes cautivó con su discurso y su estilo, independientemente de que en su gestión 2020-2023 empequeñeció a Peñarol en el lugar histórico del club en la AUF, en el terreno político y en la gestión del primer equipo, en donde los milagros de Diego Aguirre hacen el intento de sacarlo de los pelos (y de apuro) de la crisis en la que había caído desde el año pasado.
Se inicia una nueva etapa en la que se aseguró gobernabilidad con la mayoría que le brinda Edgardo Novick, quien logró un cargo en las elecciones.
Los cinco dirigentes elegidos por el oficialismo y Novick le dan al presidente los votos para tener mayoría en todas las decisiones.
El nuevo consejo directivo presidido por Ruglio lo integran Eduardo Zaidensztat como vicepresidente, Álvaro Queijo, Jorge Nirenberg y Alejandro González, como parte del oficialismo, Evaristo González, Guillermo Varela, Rodolfo Catino, Santiago Sánchez y Nicolás Ghizzo, como integrantes de la fórmula de Evaristo presidente, Novick, quien ocupará la secretaría general.
En este contexto, Peñarol inicia un ciclo que concluirá en 2026 y para el que el presidente tiene grandes desafíos.
Por lo pronto, el de empezar a zurcir (en la interna y hacia afuera) con más silencios, con menos estados de Whatsapp llenos de mensajes provocadores, menos campañas de victimización y tomar mejores decisiones políticas en el mundo del fútbol uruguayo.
También debe encontrar mejores aliados fuera de Peñarol, tiene la necesidad de recomponer con las Sociedades Anónimas Deportivas, con los árbitros y tender puentes luego que los destruyó todos en su vínculo con la AUF.
Desde ese lugar podrá comenzar a construir un Peñarol mejor, con una ventaja, la experiencia que recogió en su primer mandato.
Además del preciado tesoro de la confianza de los socios, también tiene en este proceso que inicia un gran aliado, Diego Aguirre.
Quien de alguna forma terminó siendo un rival electoral en 2020, hoy es su mejor socio en este proyecto de hacer más fuerte a Peñarol.
Y es su mejor socio no solo por lo que implica Aguirre en la historia del club, como jugador y como entrenador, sino por el momento en el que la Fiera regresa a Uruguay.
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