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Lacalle Pou durmió poco, almorzó con amigos y recibió señales auspiciosas del FA

El presidente electo espera ansioso la proclamación de la Corte Electoral
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26 de noviembre de 2019 a las 05:01

A Luis Lacalle Pou le gustan las tradiciones. Lo demuestra con sus cierres de campaña en Las Piedras, sus recorridas por sus ciudades de Canelones el día electoral y con sus almuerzos luego de votar en lo de la familia García de San Bautista. Este año incorporó un nuevo hito: el día después de las elecciones internas que lo consagró candidato de todo el partido fue a almorzar al restorán Fellini en Pocitos. Repitió la misma rutina el día después de las elecciones nacionales del 27 de octubre, con las que se cumplió su objetivo de que todos los partidos de la oposición juntos lograran la mayoría parlamentaria que el Frente Amplio perdió. Y este lunes, el día después de que fuera electo presidente de la República, pese a no tener el reconocimiento de su rival, repitió el almuerzo rodeado de amigos uruguayos, argentinos y paraguayos.

Las menos de cinco horas de sueño del presidente electo le fueron suficientes para descansar luego de una agotadora jornada. La noche de este domingo fue más larga para todos por el estrecho margen que la fórmula de Lacalle Pou y Beatriz Argimón tuvieron con Daniel Martínez y Graciela Villar. A eso se le sumó que el candidato frenteamplista no reconoció su derrota, algo que en el comando blanco se esperaba con ansias para poder dar el discurso.

Mientras las encuestas mostraban que la diferencia se acortaba, los blancos definían los pasos a seguir. El presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, llamó a Argimón –que tiene la doble condición de vicepresidenta electa y presidenta del Directorio del Partido Nacional- y le dijo que no iban a reconocer la derrota hasta la Corte Electoral no oficializara los resultados. Para eso había que esperar hasta este jueves o viernes. Argimón le dijo que si ellos esperaban a la Corte, entonces el Partido Nacional también y no se proclamarían ganadores.

El comando resolvió que ella bajara a hablar con la prensa para transmitir un mensaje de cautela. Mientras tanto seguían delineando el discurso que un rato después daría Lacalle Pou, quien antes compartió los principales conceptos con los socios de la coalición para saber si estaban de acuerdo. “Sabíamos que eran elecciones que respondían a una cercanía. Y, bueno… El pueblo habla y siempre hay que esperar el resultado”, dijo la vicepresidenta electa en rueda de prensa.

Lacalle Pou, en tanto, recibió el llamado del presidente de la República, Tabaré Vázquez, y el diálogo con el mandatario le reafirmó que en su discurso debía, sin darse explícitamente por ganador, marcar que el resultado era irreversible y que la Corte Electoral solamente iba a confirmar lo que sobre la medianoche ya se sabía.

El presidente, en un gesto republicano que Lacalle Pou aquilató en su discurso, le transmitió a quien será su sucesor que sin la aceptación de Martínez de que perdió la elección no podía comenzar la transición, pese a que tiene intención de hacerla cuanto antes. De hecho, ya designó a sus dos hombres de confianza que estarán a cargo: el prosecretario de la Presidencia, Juan Andrés Roballo y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Álvaro García.  

“Recibí el llamado del presidente, con quien hemos tenido un sinnúmero de diferencias pero siempre le he reconocido el republicanismo; pero como el candidato del gobierno no reconoció la derrota, tanto el presidente como nosotros nos vamos a atener a lo que diga la Corte en los próximo días”, dijo en su discurso. 

Este lunes, algunas personas del círculo de confianza de Lacalle Pou recibieron llamadas de dirigentes frenteamplistas de primer línea que lo saludaron y aceptaron su victoria, indicaron a El Observador fuentes nacionalistas.

La intención del presidente electo era ingresara a la Torre Ejecutiva para iniciar la transición este lunes a las 15 horas. Pero ahora esperarán hasta que esté la proclamación oficial de la Corte Electoral. De hecho, sobre las 15 horas se encontraba en una distendida sobre mesa con sus amigos en Fellini.

Según constató El Observador, el nacionalista compartió el almuerzo, entre otros, con su mano derecha y jefe de campaña , Nicolás Martínez- al que considera un hermano que le dio la política-. También almorzaban con ellos el embajador de Uruguay en España, Francisco Bustillo, Sebastián y Justo Velesquen (padre e hijo, respectivamente), Emiliano Cisneros, Juan Brunetti y José Reyes. 

Sebastián Velesquen es argentino y trabajó para la campaña de Sergio Massa. Fue su asesor en Relaciones Internacionales durante la campaña de Massa como candidato a la Presidencia en 2015. El paraguayo Brunetti, en tanto, es aspirante a intendente de Asunción. 

Ese almuerzo terminó como un día más en la campaña: selfis con votantes, gritos de "presidente" desde un edificio, aplausos, besos y abrazos. 

Lacalle ya había anunciado antes del balotaje que el lunes 25 de noviembre daría el día libre a su equipo, para que aprovecharan a descansar. Por eso, la reunión que realiza su comando todos los lunes en la sede de bulevar Artigas no tuvo lugar y las actividades comenzarán a retomarse mañana con el objetivo de hilvanar el gobierno.

Los blancos, con Lacalle Pou como protagonista, quieren que la Corte Electoral se expida lo antes posible porque consideran que no es una buena señal dejar pasar muchos días sin una definición, especialmente al ser la primera vez que los uruguayos se van a dormir sin que un candidato reconozca su derrota desde la vuelta de la democracia.

Una campaña que no quisieron endurecer

Remarcar optimismo, “mirar hacia arriba”, “levantar los brazos”, evolucionar. En resumen, al igual que en 2014, el comando de Lacalle Pou se planteó hacer una campaña “por la positiva”, pese a que ese eslogan fue el usado en las elecciones pasadas.

En sus discursos, Lacalle remarcó que en ningún caso insultó o agravió. “Se puede triunfar sin agredir, sin insultar”, dijo este lunes de madrugada en su primer discurso como presidente electo, en el que no pudo proclamarse como tal.

Sin embargo, hace algunos días en el comando se discutió si era o no pertinente darle un tono un poco más duro a la campaña, porque se sentían atacados y víctimas de "mentiras" por parte del oficialismo. De hecho, según supo El Observador se llegó a realizar un spot que iba en ese sentido pero fue desestimado por parte del equipo porque se prefirió mantener la línea del “no al agravio”.

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