Samsung calcula que el impacto será de unos US$ 2.200 millones para el cuarto trimestre de 2016 (octubre-diciembre) y de en torno a US$880 millones para el trimestre de enero a marzo de 2017, anunció hoy en un comunicado.
El miércoles la compañía ya anunció una drástica revisión a la baja de su previsión de beneficio operativo para el trimestre de julio a septiembre -cuyos resultados se presentarán a final de mes- desde una expectativa de crecimiento del 5,5% interanual a una caída del 29,63% con respecto al mismo mes de 2015.
El gigante surcoreano de la electrónica planea normalizar su negocio de
telefonía móvil mediante la expansión de las ventas de modelos como el Galaxy S7 y el Galaxy S7 Edge, y aseguró que introducirá "cambios significativos" en sus procesos de calidad para "mejorar la
seguridad de los productos para los consumidores".
Samsung anunció el martes su decisión de congelar las ventas de su "phablet" de alta gama y de cesar definitivamente la producción del dispositivo ante el peligro de igniciones espontáneas provocadas por baterías defectuosas.
El conglomerado surcoreano comenzó a vender el teléfono el pasado 19 de agosto, pero a principios de septiembre anunció una retirada sin precedentes tras informarse de más de una treintena de casos de combustiones en algunos terminales en diversos países.
A la llamada a revisión que afectó a unos 2,5 millones de teléfonos, le siguió a mediados de septiembre la entrega de reemplazos que, no obstante, siguieron sufriendo sobrecalentamiento de las baterías, lo que llevó a la compañía a retirar el producto.