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Las vidas de la reina Isabel II, pilar del Reino Unido durante más de siete décadas
Contra vientos, guerras, mareas, escándalos internos y tras una vida particularmente larga, la reina Elizabeth II murió este jueves a los 96 años, en una fecha que quedará marcada en la retina del mundo y especialmente de los cientos de ingleses que, al cierre de esta nota, se congregaban en los alrededores del Palacio de Buckingham. Jefa de Estado del Reino Unido y 14 países de la Commonwealth, Elizabeth reinó siete décadas al frente de una monarquía que ahora espera por un nuevo capítulo de la mano de Charles.
Era "una soberana querida y una madre amada", y su muerte es "un momento de gran tristeza para mí y para todos los miembros de mi familia": esas fueron las primeras palabras de Charles, de 73 años, que ocupará el trono bajo el nombre Charles III.
Según informó el Palacio de Buckingham, él y Camilla, la nueva reina consorte, pasaron la noche en Escocia y regresaron a Londres este viernes para seguir los pasos que lo llevarán, finalmente, a su coronación.
En los últimos tiempos, la salud de la reina se agravó en los últimos días. El martes había recibido al primer ministro dimisionario, Boris Johnson, y a su sucesora, Liz Truss, en su castillo escocés de Balmoral, renunciando por primera vez en su largo mandato a celebrar este acto protocolario en Londres. Dos días después, la casa real anunciaba que sus médicos estaban "preocupados por la salud de su majestad y recomendaron que permanezca bajo vigilancia médica" en Balmoral.
Tras la noticia, viajaron inmediatamente sus hijos y nietos, incluido el príncipe Harry.
Mala salud y escándalos
La salud de la reina empezó a preocupar al país cuando el 20 de octubre pasado, luego de cancelar un viaje oficial a Irlanda del Norte y guardar reposo, pasó una noche hospitalizada para someterse a unas pruebas médicas. Desde ese momento comenzó a declinar a más eventos, entre ellos la conferencia de la ONU sobre el clima en noviembre de 2021 en Glasgow o el tradicional discurso del trono, que quedó en manos de Charles.
Además de estos problemas de salud de los que nunca se especificó su naturaleza, Elizabeth debió enfrentar varias crisis y escándalos recientes en sus últimos años de reinados, entre ellas el golpe de perder a su marido, Felipe, con quien había estado por más de setenta años. Además, debió navegar a través del "Megxit", el exilio de Harry y Meghan a Estados Unidos, y el escándalo protagonizado por su hijo Andrew, que tuvo que abandonar la vida pública debido a su amistad con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein, acusado de explotar sexualmente a menores.
La decana
Elizabeth II era la monarca más longeva del mundo y la que más tiempo ocupó el trono británico, al que ascendió el 6 de febrero de 1952.
Lilibeth, como era conocida por su familia, nació en Londres el 21 de abril de 1926 y no estaba inicialmente destinada a ser reina. Sin embargo, todo cambió cuando su tío Edward VIII abdicó en 1936 para casarse con Wallis Simpson y su padre, Jorge VI, asumió como rey.
Elizabeth tenía 25 años cuando accedió al trono y tomó el nombre de otra monarca legendaria de la historia inglesa para gobernar. Sin embargo, tuvo que esperar a junio del año siguiente para ser coronada como cuadragésima soberana de Inglaterra desde Guillermo I el Conquistador en 1066, en la primera y única ceremonia de coronación británica televisada hasta ahora.
A partir de ese momento, dedicó su vida de manera incansable a sus obligaciones y visitas oficiales, esencialmente ceremoniales, de jefa de Estado, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, cabeza de la Mancomunidad Británica y jefa de la Iglesia de Inglaterra.
En ese momento crucial ya estaba acompañada por quien sería el hombre de su vida: Philip Mountbatten, hijo del príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca, con quien se casó a los 21 y tuvo cuatro hijos: Charles, Anne, Andrew y Edward. Juntos tuvieron ocho nietos y doce bisnietos.
Horas más bajas: la muerte de Diana
A lo largo de su reinado, Elizabeth se esforzó por mantener el prestigio de la monarquía. Cuando en 1997 murió trágicamente la princesa Diana, divorciada desde hacía unos años del príncipe Charles, los británicos, conmocionados, criticaron su frialdad. Ese episodio fue una prueba difícil para la institución, que vivió sus horas más bajas.
Pero los Windsor aprendieron de sus errores y recobraron la credibilidad, demostrando su capacidad para la renovación dentro de la continuidad con la suntuosa boda del príncipe William, primogénito de Charles y Diana, con la plebeya Kate Middleton y posteriormente la de su hermano Harry con la actriz estadounidense Meghan Markle.
Elizabeth recuperó su alta popularidad al momento de celebrar el jubileo de Diamante. Este año celebró su último jubileo, el de Platino, donde mostró su sentido del humor con un video en que apareció tomando el té con el célebre osito de animación Paddington y golpeando con sus cucharas de plata las tazas de porcelana al ritmo de We Will Rock You de Queen. Antes había tenido una aparición en una publicidad de los Juegos Olímpicos con el propio espía a su servicio: el James Bond de Daniel Craig.
Durante sus más de 70 años de reinado, la monarca trató con quince primeros ministros británicos, aunque la última, Truss, solo se vio con ella una vez. Los historiadores consideran que quien tuvo mayor influencia sobre ella fue Winston Churchill, quien fue de alguna forma su mentor.
Pocas veces se metió en el terreno político, pero en los referéndums de independencia de Escocia en 2014 y sobre el Brexit en 2016 trascendieron declaraciones suyas hechas en privado, y nunca desmentidas, que apuntaban a su preferencia por mantener a los escoceses en el país y abandonar el bloque europeo. Sin embargo, en alguna ocasión dio señales que hicieron sospechar un apoyo a la Unión Europea y llamó a "respetar los diferentes puntos de vista" y "buscar un terreno de entendimiento", en lo que se interpretó como un llamado a superar la división creada en el país por el Brexit.
(Con información de AFP)
