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Leandro Núñez: un parodista dramático

El actor de la Comedia Nacional y doble premio Florencio, sale en Los Muchachos
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15 de febrero de 2018 a las 05:00
A Leandro Núñez el teatro lo fue a buscar a su barrio. Vio La Boda de Brecht en versión de Héctor Manuel Vidal en una carpa municipal itinerante cuando tenía ocho años y, en paralelo, también lo llamó el parodismo.

Su madre trabajaba en la comisión de fomento del tablado del barrio Lavalleja y de niño ese era su segundo hogar cada febrero.

Ya salía en el grupo de parodistas de estilo alternativo Espantapájaros de Medianoche cuando se moría de sueño mientras esperaba para dar la prueba de ingreso a la EMAD (Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático). Finalmente entró y construyó una fructífera carrera en la Comedia Nacional, donde este año cumple una década.

Fue Zíngaro durante tres carnavales y ahora es uno de Los Muchachos. Salió en 2016 cuando la agrupación ganó el primer premio y retomó este carnaval. Uno de sus roles es el del malo en la parodia de Luna de Avellaneda, y de gaucho en un sketch dentro de la parodia de la carrera de Cacho de la Cruz.

Núñez levantó el Premio Florencio 2017 a mejor actor de reparto por su papel en el musical La sospechosa puntualidad de la casualidad. Ahora ensaya Rinocerontes para estrenar el 3 de marzo, también con la Comedia Nacional, mientras en las noches disfruta actuar con Los Muchachos en el Teatro de verano y los tablados de toda la ciudad.

¿Cuáles son sus primeros recuerdos del tablado del barrio Lavalleja?

Iba siempre, todos los días. El primer año en el que comenzó el tablado fue en febrero del 91. Y hasta el 99, fui siempre. A veces vendía el bingo. Viste que los tablados municipales tienen la obligación de llevar a todos los conjuntos por lo menos una vez. Los comerciales no. Al ver siempre todos los conjuntos en algún momento me picó más el bichito. Dije: el año que viene quiero salir.

¿Cómo eran los Espantapájaros de la medianoche?

Era totalmente diferente a los parodistas que hay ahora. De repente se parecía un poco más a Aristophanes en algún punto. Lo veía como un grupo de parodistas con cabeza de murga. Con temáticas más comprometidas, más fuertes. Ahora los grupos de parodistas hacen desde hace pocos años esa parte de temáticas que tienen que ver con nuestra sociedad, con nosotros. Pero en realidad, quien comenzó eso fue Espantapájaros de Medianoche. Los parodistas en general hacían parodias más sobre libros o películas más fantasiosas, algo con más color, brillo y estruendo. Los Espantapájaros lo hacían de una forma muy comprometida políticamente. Un año hubo una parodia de Francescoli y la Cumparsita, otro de Martín Aquino y Lorca. Lo que pasa es que tenía cero producción. Recuerdo que en 2001 una de las parodias era Sara buscando a Simón. Y estaba muy bien. Estábamos muy comprometidos con la temática, políticamente. Siempre encontrando los temas con humor.

¿Por qué se metió en el parodismo si uno de sus flancos débiles, según su opinión, es la danza?

Porque más grave todavía es el tema del canto (risas). Mi problema básicamente es la música. Tengo mal oído musical. Me cuesta cantar. Hay una parte de danza que tiene que ver con la música y otra parte con el movimiento, con el cuerpo, la coordinación. Zafo más ahí. Pero además los parodistas tienen más actuación. Si bien una murga tiene, por supuesto, tienen dos cupleteros, a lo sumo tres. Y en general, a mi entender, si los cupleteros cantan y hacen la actuación cantando es mejor, son más completos. Pero en las parodias de repente son como si fueran dos grandes sketch. La participación actuada es más grande en cantidad y calidad. Con calidad me refiero a la posibilidad de explotar un personaje en el recorrido de una parodia.

¿Por ser de la Comedia Nacional le guardan algún tipo de rol especial?

Quizás sí. Porque por ejemplo en 2016 y ahora en 2018, los roles que me han tocado tienen que ver con personajes que generan cierto clima o cierta presencia o potencia en escena. Pero no desde el lado del humor, no desde el lado más jocoso que aparece en el carnaval. Eso no me toca. Entonces de alguna manera sí, me ubican en un estilo o en un rol dentro de la actuación.
¿Qué se permite en los parodistas que no puede hacer en teatro?

Justo a mí me han tocado escenas muy estructuradas y que el personaje específicamente no puede salirse mucho. Pero en sí, en carnaval en general, uno tiene más libertad a la hora de actuar y de mover al personaje en relación a los demás compañeros que están en escena y jugar con el público. Están las réplicas que pueden existir del lado de la platea. Justo a mí se me dio que no en los personajes, pero esa es una diferencia grande. Te lo podes permitir pero a mí me cuesta también. No solamente por el personaje sino que a mí me gusta, creo que soy un actor que necesita cierta estructura para poder actuar bien.

Ahora se nota una mayor sinergia entre teatro y carnaval pero ¿en algún momento sintió que ambos ámbitos estaban divorciados o que había prejuicios del teatro hacia el carnaval?

Totalmente, yo creo que existió y existe. El carnaval también, y es cierto, se hizo mala fama. Te estoy hablando de mucho tiempo atrás. Fijate que existían hasta peleas fuertes entre grupos. Justo este año hubo algunas discusiones y cosas así. Pero eso le generaba mucha mala fama al carnaval. El teatro es una disciplina artística que justamente necesita mucha disciplina y orden para llevarla a cabo. Entonces gente de teatro ve al carnaval en base al estilo de actuación vinculada a la parodia, a la burla, a la exageración, a la farsa, y se aleja de la actuación en un sentido más realista. Además, la gente de teatro sentía que acceder al carnaval era falta de garantías en todo sentido: a nivel de si te van a pagar o no, o si te vas a meter en problemas, o si mi perfil artístico se va a ver un poco estropeado. A mí lo que más me gusta es actuar entonces me formé en teatro pero al mismo tiempo curtiendo carnaval. Carnaval es una herramienta más, es un espacio más donde puedo actuar y además es super contundente.

¿Nota que esa distancia se acortó?

Sí, porque lentamente pero paulatinamente la gente de teatro ha incursionado mucho más en el carnaval, entonces eso ha generado confianza. También los espectáculos son más integrales hoy en día. Son más profesionales desde la puesta en escena y eso es por la incursión de la gente de teatro en general, no solo actor. Los que escriben, la puesta en escena, mismo en el jurado, hay muchos que han sido formados en teatro.

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