“Hoy nos ha nacido un salvador y esta noticia diluye la tristeza que invade el mundo en esta Navidad tan especial”, afirma el cardenal Sturla en su saludo navideño. A su vez, el arzobispo de Montevideo invita a descubrir al Niño Dios que “hace dos mil años, en una noche fría, una mujer tuvo en sus brazos” y “fue el abrazo entre el Creador y la criatura; entre la humanidad, necesitada de salvación, y el Salvador”. “Ese niño no traía una vacuna, sino que era él mismo el que sanaba, el que salvaba, el que rescataba, el que redimía, el que liberaba. Era el Salvador”, agrega y concluye: “Hoy más que nunca: ¡¡¡Feliz Navidad!!!”, concluye su mensaje el cardenal.
El mensaje puede verse en la serie de videos publicados en el sitio web de la Iglesia Católica, donde se incluyen los mensajes de los obispos de Uruguay para esta Navidad.
Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) y obispo de Salto, Arturo Fajardo, destacó: "Celebramos una nueva Navidad, un tiempo de encuentro con el Señor. Celebramos la Navidad donde nace Jesús que quiere nacer en el corazón de cada uno y hacer de nuestro corazón un pesebre. Tiempo de preocupaciones, tiempo de esperanza, tiempo de Dios. El Señor está con nosotros siempre a lo largo de la vida. Él cuida de nosotros. Se ha insistido tanto en el cuidar y el cuidarnos, el Señor es el buen pastor que cuida de nosotros. Este es un tiempo en el que se nos hecho la invitación a “volver a casa”. La Navidad la celebramos en casa con la familia, con los amigos, con lo más propio de nosotros mismos".
El obispo de Mercedes, Carlos Collazzi, incentiva a que en la Navidad “surjan los gestos concretos, creativos y distintos de cercanía para con todos los hermanos”, y destaca la necesidad de ser “siempre solidarios con los que menos tienen y sensibles para con las familias afectadas por la pandemia”.
Recibir, cuidar y contemplar son las tres actitudes clave con las que el obispo de Maldonado, Milton Tróccoli, invita a celebrar la Navidad. En tanto, Alberto Sanguinetti, obispo de Canelones, anima a “que nadie se sienta ajeno a Jesús” y que se “sepa querido, llamado, abrazado, perdonado”. “Que ese amor lo mueva a la esperanza, a mayor fortaleza, a desplegar también su atención al prójimo que Dios pone a su lado, a ser mejor”, agrega.
Para , el obispo de Tacuarembó, Pedro Wolcan, “en este año en que un sin fin de situaciones nos ha puesto ante el límite de la salud y la vida como humanidad, no ha faltado esa luz que nos invita a caminar y nos ilumina el camino”. Por eso, su invitación es a renovar la fe, que "nos acompaña y nos ayuda a discernir los signos de los tiempos y las realidades temporales en las que estamos inmersos”.
"¡Hacele lugar a Jesús en tu vida!”, dice el obispo de Florida, Martín Pérez Scremini y motiva: “No te preocupes, no estás fuera de la realidad, sino que todo esto forma parte de la realidad que lamentablemente dejamos escapar”.
En una “Navidad muy especial marcada por este tiempo de pandemia que nos ha afectado en lo social, lo laboral, en lo familiar y también en lo religioso”, el obispo de Salto destaca en otro mensaje: "Que bueno que en casa celebremos lo más propio de la Navidad, quizás fuera de tanto ruido que normalmente afecta, también, la celebración religiosa. Que nos quedemos con lo fundamental, más en Jesús que viene a alimentar nuestra vida, viene a llenarnos de esperanza y de luz. Que podamos compartir esta luz con todos nuestros hermanos, sobre todo con los enfermos, con los que sufren y están solos".
En su saludo a las comunidades de San José y Flores, el administrador Diocesano de la Diócesis de San José de Mayo, Gabriel Rainusso, invita “a hacer algo difícil, pero posible: ofrecer de corazón, este momento tan especial que estamos viviendo en este tiempo de pandemia. Ofrecer este sacrificio, es ofrecer nuestros deseos, sueños, anhelos y también nuestros dolores al Señor para que Él los transforme”.
El obispo emérito de Canelones, Orlando Romero, sentencia: "Nos encontramos ante un escollo aparentemente insuperable: el coronavirus que provoca en nuestra vida insatisfacciones y desesperanzas. Decepciones que se agolpan, problemas económicos que se suman, aislamientos, distanciamientos que eviten aglomeraciones, tapabocas defendiéndonos del contagio". Entonces, Romero cuestiona: "Pero, ¿hacia dónde vamos? Necesitamos reencontrarnos con el Dios de la esperanza. El Adviento es una llamada a despertarla en nosotros mismos. Con frecuencia pensamos que conocemos a Dios desde hace mucho tiempo, oramos dirigiéndonos a él desde hace mucho. Hemos oído hablar de él y podemos figurarnos cómo es. Pero ¿corresponde al verdadero Dios lo que sabemos de Dios? ¿O proyectamos en Dios solamente nuestros deseos y nuestras nostalgias? ¿Nace la imagen que tenemos de Dios solamente de nuestra formación o de las fantasías de nuestro corazón?".
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