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Los motores de la economía buscan recuperar velocidad

Tras el frenazo impuesto por la pandemia, en junio comenzaron a observarse señales que, aunque todavía tímidas, sugieren una mejora gradual de la actividad
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11 de julio de 2020 a las 05:04

La crisis por la pandemia del coronavirus sumó dificultades a una economía ya en recesión. El golpe se hizo sentir al cierre del último trimestre y también durante el segundo cuarto del año cuando las medidas de confinamiento y distanciamiento social que encomendó el gobierno para contener el avance del covid-19 alteraron por completo el día a día del país.

Hoy se debate cómo será  la salida de esta crisis. El gobierno y algunos analistas hablan de una recuperación relativamente rápida que tendría forma de V. Otras posiciones más pesimistas hablan de una U. En cualquier caso, implica volver a los niveles de actividad de 2019 con el desafío todavía mayor de cómo hacer para seguir de largo.

Aunque todavía muy tímidamente, en el mes de junio empezaron a asomar algunas señales positivas. Desde el Poder Ejecutivo destacan especialmente la evolución de la demanda de combustibles y el consumo de energía eléctrica, con mejores números respecto a abril y mayo.

“Los principales indicadores sugieren que la tendencia bajista de la economía puede haber tocado fondo y una recuperación gradual está en marcha”, dice un pasaje de la presentación para inversores realizada por la Unidad de Gestión de Deuda del Ministerio de Economía y Finanzas hace dos semanas.  ¿Qué pasó en junio y cómo viene el arranque del segundo semestre en algunos motores claves? Hay varias pistas que sirven para ir tomando el pulso de la actividad.

Exportaciones moderan caída

A nivel de comercio exterior las exportaciones de bienes tuvieron el mes pasado una baja interanual  de 7%, bastante inferior a las cifras que habían mostrado los meses de abril (-23%) y mayo (-26,4%), cuando la actividad económica acusó de forma más aguda el impacto de la pandemia, lo que podría ser indicio de una recuperación para este rubro.

En particular, el sector de los agronegocios siguió trabajando con normalidad aún cuando los impactos adversos se siguen dando por una menor demanda de productos desde los mercados externos. En las últimas semanas hubo noticias positivas en materia de precios para commodities relevantes para el país (carne, soja y lácteos).

Por el lado de los servicios, el turismo ha sido por lejos el más afectado por la pandemia. El cierre de fronteras interrumpió por completo la llegada de visitantes al país. Con un panorama todavía lleno de interrogantes, dada la situación de Argentina y Brasil (principales clientes), rubros como la hotelería y gastronomía buscan ponerse en marcha otra vez, con baterías  que apuntan al turismo interno como el primer paso. Aunque está claro que del desenlace que tenga la pandemia en el vecindario, dependerá la viabilidad futura de muchos emprendimientos que ya vienen muy castigados, y que tienen en la temporada de verano su principal fuente de ingresos.

En el caso de la industria manufacturera, una actividad que también venía golpeada desde la aparición del virus hay distintas realidades. Mientras rubros enfocados a abastecer el comercio interno intentan lentamente recomponer la marcha, hay otros como el de los alimentos que no han sentido mayormente el impacto. Y en otro extremo está, por ejemplo,  la industria automotriz, con un negocio enfocado enteramente a la región donde la recuperación todavía no se vislumbra. 

La vuelta a la normalidad  trae también un punto de preocupación extra para los industriales locales y es el ingreso de productos importados, principalmente desde Argentina.  Según han alertado autoridades de la gremial, una vez que esa economía se reactive y el mercado interno no sea el mismo que el que había en marzo, las empresas intentarán colocar producción en Uruguay.

Comercio a media máquina

La actividad del comercio minorista también busca levantar cabeza con una reapertura gradual de las empresas luego de un parate casi completo. Al cabo de la tercera semana de junio la mitad de los establecimientos permanecía desarrollando su actividad de forma parcial, es decir, con horarios reducidos o con alguna de sus sucursales cerradas.  Los datos corresponden a un relevamiento realizado por la Cámara de Comercio que incluyó a 181 empresas de todo el país.

En la primera quincena del mes pasado el 75% reportó una caída de ventas en comparación a 2019. Además, 6 de cada 10 tenía parte de su personal en seguro de paro (predomina alojamiento y servicios de comida), y el 50% de esos casos expresó intención de mantener la totalidad de los trabajadores vencidos los plazos del subsidio por desempleo. Para los próximos meses las empresas esperan un entorno relativamente más optimista. Si bien una gran cantidad de empresarios (45%) proyectan que las ventas se mantengan incambiadas, un 37% estima posible alcanzar un aumento en los meses siguientes.

Aunque a bajo ritmo, la industria de la construcción siguió andando durante todos estos meses. Los primeros pasos en la nueva planta de celulosa de UPM en Durazno y otras obras de infraestructura portuaria, sumado al ferrocarril central, son de los proyectos sobresalientes que a corto plazo irán sumando mayor cantidad de puestos de trabajo. También hay expectativas en una posible reactivación de la inversión asociada a vivienda, de la mano con distintos incentivos dados por el gobierno. Aunque en este caso no es algo inmediato y habrá que esperar todavía un tiempo para ver qué ocurre en la práctica.

¿Una señal en la venta de 0 km?

En un escenario cargado de incertidumbre la confianza de los consumidores está en niveles bajos y eso se refleja en decisiones de compra mucho más cautelosas e incluso en una menor predisposición a endeudarse.  En ese contexto la venta de 0 km volvió a caer en junio, aunque con indicios de que lo peor de la pandemia se dejó atrás.

Durante el sexto mes del año se comercializaron 2.495 unidades, lo que significó una baja del 27% en la comparación interanual, pero fue sensiblemente inferior al desplome del 53% que había mostrado mayo y al 57% de abril. Además, si se lo compara con abril (1.308 unidades 0 km vendidas) –el peor mes de la pandemia en Uruguay hasta ahora–, se colocaron casi 1.200 vehículos más en junio.

Combustibles se recuperan

En junio la venta de gasoil 50 S creció 4% respecto a igual mes del año pasado. Esa foto marcó un claro contraste respecto a las caídas interanuales de marzo (7%), abril (18%) y mayo (11%), según datos de Ancap.  Y la venta de gasolina Súper –la de mayor demanda en Uruguay– prácticamente cerró estable en junio con 55.400 m3. No obstante, en este caso se dio una notoria diferencia con los desplomes de 19%, 38% y 23% que registraron marzo, abril y mayo, respectivamente, en la comparación interanual.

En el caso de la energía eléctrica, si bien el consumo también está atado a variables como la temperatura, la demanda diaria tuvo una recuperación significativa en junio. Los dos indicadores parecen reflejar  la paulatina normalización de actividades empresariales y sociales.

Seguros de paro

En junio la cantidad de beneficiarios del subsidio por desempleo descendió por primera vez desde la llegada del coronavirus. En total fueron 172.237 las personas que cobraron el seguro, unas 20 mil personas menos que en mayo.

Y las solicitudes también disminuyeron en junio, pero aumentó la incidencia de la causal despido que llegó a 18%. En marzo y abril ese causal era de 8% y en mayo el 13%. Incluso en números absolutos hubo más solicitudes de despido en junio que en mayo.

Por segundo mes consecutivo, la industria manufacturera se ubicó como el sector con más solicitudes de subsidio por desempleo tras desbancar al comercio mayorista y minorista que había encabezado el ranking durante los primeros meses.

En las últimas semanas el gobierno otorgó nuevas prórrogas en el seguro de paro parcial para intentar evitar despidos, y dispuso una partida fija por tres meses por cada trabajador que se reincorpore del seguro de paro total, o por cada nuevo que se contrate.

¿Y los consumidores?

El Índice de Condiciones Económicas de Corto Plazo (ICE-CP) que busca medir la percepción de las familias por el impacto del coronavirus en la actividad económica mostró una leve caída en la segunda quincena de junio, después de haberse mantenido estable entre la segunda de mayo y la primera del mes pasado.

La proporción de encuestados que evaluó su situación personal como “mala” o “muy mala” pasó de 25,5% en la segunda quincena de mayo a 33,4% en la segunda de junio. Adicionalmente, hubo un aumento en la proporción de personas que piensan que la economía está en recesión, que pasó del 57% en la segunda quincena de mayo al 65% en la segunda quincena de junio, según la medición de Equipos Consultores divulgada esta semana.

 

 

 

 

 

 

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