Hace aproximadamente un mes, más precisamente el 18 de marzo, el Editorial Board de The New York Times publicó un largo editorial en defensa de la libertad de expresión. Nada sorprendente proviniendo de The Gray Lady. Lo sorprendente era el título: “America has a free speech problem”. Y en ese editorial, llamativo por lo largo y por el recurso a cuadros estadísticos y encuestas comparativas, no se defendía la libertad de expresión de los avances del Estado, como suele ser habitual, sino de problemas generados en la sociedad civil. En concreto, a la dificultad y temor que sienten muchos estadounidenses para defender sus opiniones en público cuando no coinciden con lo que piensa la mayoría o cuando se apartan de lo políticamente correcto.
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