Los objetos más peligrosos que puede ver en un museo

Desde plantas hasta bombas, desde polvo radioactivo hasta papel tapiz
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20 de marzo de 2018 a las 05:00
Hay muchos tipos de peligro. Algunas amenazas son fuertes y obvias, otras son sutiles. El sitio Atlas Obscura contactó a varis museos dedicados a armas, espionaje, historia natural y enfermedades y les preguntó a sus curadores: ¿qué es lo más peligroso de su colección? Las respuestas incluyen de todo: desde bayas hasta bombas, desde películas de nitrato inflamables hasta polvo radioactivo.

Museo Field: colección de plantas venenosas (siglo XX)

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Cuando las personas piensan en especímenes peligrosos en las colecciones de historia natural, pueden imaginar serpientes de cascabel o escorpiones, "pero hay muchas plantas que pueden hacerte daño", dijo Christine Niezgoda, gerente del Field Museum de Chicago.

Allí hay un herbario de cicuta, la planta que derribó a Sócrates, aunque no es totalmente letal porque no tiene los tallos de las raíces que son la parte más venenosa. Otras plantas venenosas en la colección son guisantes de rosario, belladona, wolfsbane y ricino.

Niezgoda mantiene todas las plantas venenosas en un gabinete cerrado con llave en una parte del museo que solo es accesible para los investigadores y el personal. "No quiero ser responsable de que alguien intente comer una", comentó.

Museo Mütter: aparato piezoeléctrico (1889)

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En 1921, Marie Curie presentó al Colegio de Médicos de Filadelfia un dispositivo piezoeléctrico construido por su esposo y colaborador, Pierre. Fue el primer instrumento diseñado para medir la radioactividad. El problema era que el artilugio también era radiactivo. "Todo en el laboratorio de Curie -los lápices, el papel, el escritorio- era radioactivo", recordó la curadora del museo Mütter, Anna Dhody.

La máquina piezoeléctrica se almacenó en un estuche grande durante décadas, hasta 1980, cuando un médico visitante preguntó si alguien había sacado un contador Geiger para asegurarse de que fuera seguro.

Un visitante anual al Mütter no tendría efectos negativos y tampoco lo haría un curador haciendo rondas semanales, probablemente. Aun así, para estar seguro, el aparato recibió una limpieza profunda para eliminar cualquier partícula radiactiva.

Imperial War Museum: V-2 rocket (década de 1940)

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Los cohetes V-2 eran impulsados ​​por alcohol y oxígeno líquido y contenían una tonelada de explosivos. Unos 1.054 de ellos llegaron a Reino Unido entre setiembre de 1944 y marzo de 1945. Decenas de miles de trabajadores perdieron la vida construyendo explosivos de alto octanaje, informó la BBC, incluso antes de que mataran a miles de personas durante los bombardeos.

El Imperial War Museum exhibe un cohete traído de Alemania en 1946. Fue revisado por última vez en 2012 para confirmar que ahora es seguro.

Museo del Diseño Smithsonian: papel pintado con arsénico (alrededor de 1840)

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En 1775, Carl Wilhelm Scheele ideó un pigmento verde para que durara el color en el papel tapiz. La sustancia química que representa ese poder de permanencia es peligrosa: arsénico.

El riesgo de envenenamiento no se limita a lamer o mordisquear el papel, apuntó Gregory Herringshaw, curador del museo. "Las toxinas se liberan principalmente cuando se manipulan, enrollan o desenrollan", informó.

Esa humedad provoca reacciones que liberan la toxina en el aire. Para eliminar los riesgos, este tipo de papel decorativo es almacenado a una humedad constante y raramente es sujeto a manipulación.

Museo de la enfermedad humana: cerebro de una víctima de accidente cerebrovascular (siglo XX)

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El Museo de Enfermedades Humanas, ubicado dentro de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sydney, Australia, tiene 2.000 muestras de tejido de hasta un siglo de antigüedad. Algunas de estas muestras presentan riesgos potenciales, incluso hoy en día.

"Tenemos enfermedades como la de las vacas locas que aún pueden ser virulentas", dijo Dean Lovett, funcionario de educación del museo. En la colección se incluye una porción de tejido cerebral que muestra la hemorragia que sufrió una mujer de 57 años como consecuencia de un derrame cerebral. El objeto recuerda a los espectadores que hay patologías letales en todas partes, pero casi nunca tan visibles.

Museo Internacional del Espía: Gafas de cianuro (alrededor de 1975)

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El International Spy Museum, una institución sin fines de lucro en Washington, DC, está lleno de curiosos ejemplos de subterfugios. Hay un lápiz labial que se transforma en una pistola de 4,5 mm, por ejemplo. Y luego están unos lentes con un secreto letal.

Si se muerde la patilla, se libra una pequeña píldora de cianuro que asegura una muerte rápida. "Los artefactos de espionaje o herramientas de espionaje se crean intencionalmente para no rastrearse", contó Aliza Bran, coordinadora de marketing del museo.

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