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Los pasos de los asesinos de Luciana Bentancur y lo que sabe la fiscal: "Son seres violentos y especiales"

Lo que hicieron los asesinos de la odontóloga de pueblo Castellanos antes y después de las 49 puñaladas
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30 de agosto de 2020 a las 05:03

Estaban reunidos, como acostumbraban, en una casa ubicada a 300 metros de donde vivía la odontóloga Luciana Bentancur. Tres de ellos conversaban nerviosos, mientras el otro estaba en la cocina, apartado. No lo dejaban participar, y luego lo amenazaron con matarlo a él y a sus padres si contaba lo que estaban por hacer.

Era la noche del 4 de setiembre de 2019 y los hombres tenían un dato: el hijo pequeño de Bentancur no estaba en la casa con la madre. "Son personas muy especiales, de un contexto muy especial, tienen rasgos de oligofrenia y al menos tres de ellos sufren un pequeño retardo mental, según las pericias básicas que les hicimos", señaló a El Observador la fiscal de Canelones Alicia Schiapacasse, que este viernes logró la imputación de tres hombres de ese grupo por un homicidio muy especialmente agravado –uno en calidad de autor, otro de coautor y el tercero de cómplice–, y que la Justicia aceptara como medida cautelar 180 días de prisión preventiva.  

El otro hombre que estaba con ellos ya fue imputado por el caso en marzo de este año –y está en la cárcel esperando el juicio–. Además hay una quinta persona involucrada por haber aportado la información acerca de que Bentacur estaría sola aquella noche, pero todavía no fue encontrada por la policía.

"Ellos llevaban una vida compleja, con muchas situaciones de vulnerabilidad, que han vivido y siguen viviendo: tienen una mente diferente a la de una persona normal", agregó la fiscal.

No se sabe a ciencia cierta a qué hora cruzaron la calle del pueblo Castellanos los agresores para entrar en la casa y consultorio de la víctima, pero la perito forense calcula que fue entre las 21 horas y las 23. Sí se sabe que uno de ellos conocía a la odontóloga de toda la vida: habían ido a la misma escuela e incluso se había atendido con ella como paciente. Y el dato no es menor para Schiapacasse, porque si bien los investigadores no tienen dudas de que el móvil del crimen era robarse los $ 30.000 que encontraron en la casa, algo tiene que explicar el motivo por el cual fue apuñalada 49 veces.

Ninguno de ellos entró con la cara cubierta, y las luces de la casa estaban todas encendidas. Tampoco tuvieron por qué forzar la entrada porque en un pueblo tranquilo como Castellanos Bentancur solía dejar sin lleve una puerta lateral, la que en ocasiones incluso dejaba entornada.  

La mujer ofreció resistencia: las heridas en sus manos así lo demostraron. "Intentó zafarse", pero uno de ellos –para la fiscal, el hombre que la conocía de toda la vida– la atacó con una navaja. Aunque todavía no tiene pruebas concluyentes e irrefutables, Schiapacasse cree que es así, en parte, porque esta persona trabajaba en una empresa manufacturera dedicada a la venta de pollos, en donde empleaba una cuchilla idéntica a la que se utilizó para matar a la mujer. "Lo tuve siempre en la mira, por distintos elementos, como sus características físicas y psíquicas", señaló.

Tampoco hubo marcas de abuso sexual.

"Ellos dijeron que fueron a robarla... Nosotros creemos que si la mataron fue porque no solamente se resistió, sino porque reconoció al que la atacó. A lo largo de estos meses, pude comprobar que se trata de seres violentos", afirmó la investigadora.

La confesión y el destino de la plata

Cuando los hombres retornaron del ataque estaban tranquilos. Se sentaron, cenaron, fumaron marihuana. Esos detalles los aportó el hombre que fue excluido de la agresión y que calló lo que sabía del caso porque –según dijo– estuvo siempre amenazado de muerte. Él y los otros involucrados –uno de los cuales fue reconocido por el imputado en marzo– fueron detenidos esta semana. Y en el transcurso de los interrogatorios antes de la audiencia del viernes, el hombre que se quedó en la casa cercana y que asegura no haber denunciado por miedo a que lo maten "se quebró" y contó todos los detalles que alcanzó a ver y oír, salvo el momento del homicidio, dado que no participó.

Esta persona convivió con otro de los partícipes en esa casa próxima a la de Bentancur hasta ser detenidos. Otro de ellos vivió hasta esta semana en la localidad de San Antonio –a 21 kilómetros de Castellanos– en una casa alquilada con la plata robada, junto con su pareja. De hecho, de acuerdo al relato del confesor, robaron la plata para pagar ese alquiler. También, según esa versión, el amenazado se encargó de lavar la ropa ensangrentada de sus compañeros, y el que apuñaló a la mujer se llevó las prendas al otro día en un bolso. Todavía no se sabe en dónde está la ropa. Tampoco se encontró hasta el momento el arma homicida.

El presunto autor material no acepta la imputación de la Fiscalía, y declaró en su defensa que la noche del crimen estaba trabajando, pero Schiapacasse probó que eso era mentira.

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