El fuego baja rápidamente por la montaña y devora las primeras casas. Una sirena policial resuena junto a la orden de abandonar el pueblo de Gouves, en la isla griega de Eubea. "No quiero, no quiero", repite entre sollozos una mujer derrumbada sobre las escaleras de entrada.
De repente, el cielo adquiere un color naranja. Las llamas crepitan y devoran las viviendas de techos rojos. Debe irse, debe huir de Gouves. El fuego lame el terreno de su casa, pero esta habitante no tiene fuerzas para levantarse.
Durante días y noches, los aldeanos han estado combatiendo el violento incendio que quema su isla desde el 3 de agosto. Cavan, cortan y arrancan las ramas para frenar las llamas.
"Si la gente se va, los pueblos arderán", dice enfurecido Yannis Selimis, un joven residente, "estamos abandonados a las manos de Dios", dijo a la AFP unas horas antes de la evacuación el domingo por la tarde.
Por su cuenta, los residentes lanzan todas sus fuerzas a una batalla desigual contra las llamas. "¿Qué autoridades? ¿Qué bomberos? ¿Ve a alguien aquí?", Arremetió uno de ellos.
"Nos quemaron nuestro paraíso", exclama también furioso a las autoridades Tryantafilos Konstandinos, de 46 años. "Estamos acabados", suspira.
Las llamas bailan sobre los olivos, se ondulan entre las ramas y avanzan inexorablemente.
Los últimos combatientes que habían resistido, deben partir ahora, dejar el infierno de las llamas, llegar a la playa y ponerse a salvo.
"Es dramático. Terminaremos todos en el mar", lamenta Nikos Papaioannou, que tendrá que huir en barco, como cientos de isleños de Eubea. El fuego forma un cinturón que rápidamente se cierra sobre las costas del norte de la isla.
Al sonar la sirena, los vehículos se abren paso entre el humo para llevar a los últimos habitantes de Gouves hacia la playa de Pefki.
A varios cientos de metros de distancia, un barco militar espera paciente frente a la costa, para embarcar a estos habitantes que se han convertido en refugiados en su propio país.
En la arena, grupos de supervivientes esperan sin certeza. ¿Podrán llegar al continente esta tarde? ¿Tendrán alojamiento, ya que las autoridades locales luchan por encontrar refugios para los evacuados de Eubea?
"Intentamos quedarnos en casa hasta el último momento, pero la mitad de nuestro terreno se quemó", lamenta Eli Kouveli. Esta mujer de unos cincuenta años tuvo que ceder y resignarse a abandonar su casa ante el peligro.
Sentada en una reposera, rodeada de unos bultos, espera al domingo para abordar el barco que la traerá de regreso al continente. "Me despedí de mi aldea, pero ¿adónde voy a ir?"
"Eubea, se acabó", asegura Cleopatra Plapouta. "La gente está luchando sola. Ni un solo bombero en los pueblos", insiste, con el pañuelo y la máscara en el rostro.
"Hemos estado en llamas durante una semana", agrega su esposo. "El fuego se inició a 60 kilómetros de aquí. ¡A 60 kilómetros!".
"Nos abandonaron, nos mintieron. Este es el primer día que llegan aviones", dijo también enojada María Mousxogianni.
Su hotel está frente al mar pero actualmente no alberga turistas, sólo dos familias que tuvieron que abandonar sus hogares.
AFP
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