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Los uruguayos en el Everest y la historia detrás de la foto que dio la vuelta el mundo

El famoso monte nevado vive una de las temporadas más trágicas de su historia. En lo que va de año, 11 personas murieron en su intento de conquistar la cima más alta del mundo
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22 de junio de 2019 a las 05:00

Primero llegó la foto y luego el video. Más de 100 alpinistas en forma de serpiente multicolor haciendo fila con un único objetivo: alcanzar la cima. El Everest es el trofeo de todo montañista y una de las rutas más mortales y peligrosas. Pero ahora que más de 6.000 personas han llegado a conquistarlo –y algunos en más de una ocasión–, la hazaña ha perdido categoría y el monte se ha convertido en un gran vertedero de basura. Además, se han disparado las opiniones y críticas por la masificación.

Las expediciones de agencias comerciales están saturando la cima del planeta que se ha convertido en un negocio para quien puede pagar una ascensión sin necesidad de prepararse.

La historia detrás de la foto

La postal se viralizó en mayo de este año y el nepalí Nirmal Purja contó a El País de Madrid cómo la capturó.

“Yo estaba bajando. De repente, me quedé parado, sin poder moverme. Había más de 200 personas intentando subir. Miré alrededor y tomé la fotografía. Me quité los guantes. Tenía las manos heladas y los dedos entumecidos, pero quería hacer la foto como prueba de lo que pasaba. Claro que estaba preocupado cuando vi esa gigantesca cola. El viento era de unos 35 km/h. Si hubiera sido cinco kilómetros más, habría habido más muertos ese día”, dijo Purja a EL País. “Me encontré allí como si fuera un policía de tráfico. Estuve tratando de dirigir ese atasco humano durante hora y media. Todo el mundo quería subir y todo el mundo quería bajar. Lo que hice fue pararme y controlar el tráfico. Iba mandando gente arriba y abajo continuamente”, agregó el alpinista.

El deportista se encontraba descendiendo la montaña cuando se topó con la marabunta. No podía avanzar. El “embotellamiento” amenazaba con convertirse en una trampa mortal y, de hecho, lo fue. En una semana murieron 10 personas. Purja se sacó los guantes, prendió su cámara y capturó una imagen espectacular.

¿Es real lo que muestra la foto? Sí. El Departamento de Turismo de Nepal emitió este año 378 permisos de escaladas, un récord histórico desde la primera ascensión. 

La temporada de escalada se abre en mayo y en octubre cuando la temperatura es más cálida y no hay vientos fuertes. Gran parte de quienes obtuvieron la autorización y participaron del atasco vienen de agencias comerciales que, aprovechando los últimos días que quedaban de buen tiempo, apuraron su ascenso. Muchos de ellos con guías que desconocen las técnicas en alta montaña.

Sin embargo, las pérdidas no están todas relacionada con el amontonamiento. Las muertes en el Everest  se deben en su gran mayoría a enfermedades como el edema pulmonar a gran altitud (HAPE, por su sigla en inglés, en el que los pulmones se llenan de agua debido a la falta de oxígeno en el torrente sanguíneo) o edema cerebral a gran altitud (HACE, una acumulación de líquido en el cerebro). También están los accidentes: caídas, avalanchas, una grieta o el desprendimiento de hielo o de alguna roca.

“El problema particular de esta temporada no fue necesariamente la cantidad de gente sino que la ventana de buen clima fue muy corta en comparación con años anteriores”, explicó a El Observador la montañista uruguaya Vanessa Estol. “Eso provocó que de repente hubiera 200 personas intentando hacer cumbre el mismo día”, añadió.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

#summit #condoriri

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La deportista explicó que “la dificultad principal es que hay agencias que aceptan como cliente a cualquier persona, sin pedir un CV deportivo, ni requisitos mínimos de experiencia”. “Hay personas que aprenden a ponerse el equipo en el campo base, esto genera que en partes un poquito más técnicas, como la cascada de hielo o el escalón Hillary, se hagan atascos de gente lenta que no sabe moverse. Es súper peligroso porque el día que pase algo van a haber muchas más muertes que las de este año”, enfatizó.

“Depende mucho de con que agencia vayas y cómo planifiques el día de cumbre para evitar las multitudes y cruzarte con las agencias que masifican la montaña”, destacó.

Hace casi cien años, el pico más alto del mundo era igual de mortífero pero no estaba tan abarrotado de gente.

En la última cresta desde el lado sur, por el camino nepalí, solo hay una cuerda fija. "Cuando hay mucha gente, todos se agarran de la misma cuerda", explicó a El Observador el guía de montaña Enrique Clausen, de 39 años. "La cantidad de gente es la misma casi todos los años, pero muchos se apuran a subir cuando llega el primer día de buen clima", añadió. 

El Everest ya ha aparecido en los titulares antes. En 2012, se difundió una imagen capturada por el escalador alemán Ralf Dujmovits que mostraba lo que él llamó una "línea de conga" de montañeros en el Everest.

Este año el gobierno de Nepal creó una comisión para investigar las últimas muertes ocurridas en la montaña, después de los llamamientos para que se limite la cantidad e personas que pueden escalar al mismo tiempo.

 

 

 

 

El Everest está ubicado en la cordillera del Himalaya y marca la frontera entre la República popular China y Nepal. Con una altitud de 8.848 metros, es el punto en que la superficie de la Tierra alcanza la mayor distancia sobre el nivel del mar. Existen dos rutas de ascenso principales: desde el sureste en Nepal (conocida como la ruta estándar) y la otra por el norte en el Tíbet. Para llegar al campamento base, a cinco mil metros de altura, quien va por primera vez podría tardar 14 días; para atacar la cumbre se necesitan aproximadamente 2 meses.

El 29 de mayo de 1953, el alpinista, explorador y filántropo neocelandés Edmund Hillary y el sherpa (poblador de la región montañosa de Nepal que oficia como guía o ayudante en las expediciones en el Himalaya) Tenzing Norgay se convirtieron en los primeros que lograron alcanzar con éxito la cima.   

Desde la década de 1960 hasta el presente, al menos 300 montañistas murieron tratando de subir la gran montaña.

Lo que hay que saber
  • El 16 de mayo de 1975 subió la primera mujer, la japonesa Junko Tabei, a través de la ruta normal de la vertiente nepalí.
  • El primer acenso sin oxígeno embotellado lo protagonizaron el italiano Reinhold Messner y el austriaco Peter Habeler el 8 de mayo de 1978, algo que se creía imposible.
  • El récord de ascensiones lo tiene el sherpa nepalí Kami Rita. Escaló la montaña por 24ª vez este 21 de mayo.
  • ¿Cuánta basura hay acumulada en el Everest? Se calcula que hay 50 toneladas, repartidas a lo largo de las rutas de ambas vertientes, Tíbet y Nepal.
  • La primera boda en la cumbre del Everest fue en 2005. El sherpa Pem Dorjee y la sherpani Moli Mulepati se casaron en la cima de la montaña.
  • Hay internet en la ruta hacia el Everest.

 

Subir al Everest, además de ser caro, es un riesgo asegurado. Las avalanchas de nieve y las grietas son frecuentes, y el mal de montaña (enfermedad que se produce cuando el organismo no logra adaptarse a la falta de oxígeno debido a la altitud) está a la orden del día. Las temperaturas también son extremas y se hacen sentir. Antes de atacar la cumbre, los deportistas deben efectuar varias subidas y bajadas rápidas entre los distintos campos de altura para aclimatarse. Pero nada es más gratificante que conseguirlo porque cuando el desafío es más grande que uno mismo la adrenalina corre por las venas y se disfruta el doble. 

“Existe un mito de que cualquiera con dinero puede subir al Everest y esto no es así. Se necesita mucha preparación, física y mental, compromiso y experiencia, así como ser capaz de tomar tus propias decisiones vayas o no acompañado de un sherpa”, explicó Estol. 

¿Cuánto cuesta subir? Depende. “El costo de una expedición va de acuerdo a las agencias y servicios que uses. Puede andar entre 30 y 150 mil dólares. Normalmente una agencia buena y responsable te pide como requisito que hayas estado mínimo en una montaña de 7.000 metros antes (Aconcagua, por ejemplo), pero en lo posible e idealmente en otra montaña de más de 8.000 metros”, contó la montañista uruguaya radicada en México.

El permiso para el ascenso se tramita en Nepal y no hay ningún requisito específico, reveló a El Observador el guía de montaña Enrique Clausen. El uruguayo que vive en Córdoba se convirtió hace unos días en el primer compatriota en tocar la cima. "En el lado Chino sí existe un cupo máximo de ascenso por temporada", contó. 

El entrenador se crió en Argentina y dejó su carrera de ingeniería industrial tras un viaje a Bariloche donde descubrió su pasión por escalar. Se preparó por muchos años como guía en El Aconcagua, en Mendoza, y actualmente trabaja en la empresa de los hermanos Benegas, dos escaladores reconocidos mundialmente que venden expediciones a diferentes lugares del mundo. 

Clausen se encontraba subiendo al Everest en los días que fue tomada la foto, pero no sufrió el atasco porque con su grupo prefirieron "sacrificar los primeros días y esperar que pase la mayor cantidad de expediciones para no subir con mucha gente”. "Es una cuestión de logística y organización. La imagen fue tomada el 22 de mayo y nosotros subimos el 23", relató. 

El cementerio más alto del mundo

Un 64% de las ascensiones se dan desde Nepal y el 36% desde China, y la estadística es idéntica en cuanto al numero de muertes, según el Himalayan database. 

En mayo de 1996 se vivió la temporada más trágica de la historia del Everest. Murieron 12 personas, ocho de ellas en un mismo día, tras adelantarse una tormenta de nieve. La película Everest (2015) narra la tragedia ocurrida ese día.

"Encontrar huesos se ha convertido en la nueva normalidad para nosotros", explicó al New York Times el guía Kami Rita Sherpa. Según relató, en el camino hacia la cumbre se ven todos los días cráneos, dedos, piernas. La nieve se está derritiendo y cada vez más cuerpos están saliendo a la superficie", dijo. 

Desplazar un cadáver de la cima es un proceso complejo y costoso que además pone en riesgo la vida de los rescatistas. Un cuerpo congelado puede pesar 150 kilos y bajarlo puede tardar días. 

El otro dilema es cómo gestionar la basura que dejan los deportistas en el camino. “Los gobiernos de Nepal y China hicieron una campaña de limpieza en la montaña, pero la cantidad de basura que se bajó es muy poca en comparación con la que queda en la montaña después de cada temporada de ascensos”, reveló Estol.

La Asociación de escaladores del Everest estima que cada temporada se generan 18 toneladas de basura, debido a la presencia masiva de escaladores: carpas, equipos rotos, latas, botellas de oxígeno vacías, excremento. Desde 2014 una norma obliga a los excursionistas a regresar al campamento base con 8 kilos de basura. 

"Si bien es un parque nacional no hay ninguna revisión. En el Everest no existe la figura del guardaparque ni hay alguien del gobierno que controle la basura", explicó Clausen. "El campamento base es más limpio y organizado, pero más arriba es complicado el tema de la basura y los desechos fecales. Queda a criterio de cada empresa", añadió. 

La primera mujer uruguaya a más de 8000 metros en el Himalaya

En octubre de 2018 Estol hizo historia tras colocar la bandera uruguaya a 8.000 metros en Himalaya. Venciendo el miedo, la nieve y los prejuicios, la deportista llegó a la cima del Manaslu, la octava montaña más alta del mundo.

Ahora quiere conquistar el Everest en 2020. Su objetivo es subir las catorce montañas que hay en el mundo que superan los ocho mil metros.

Mientras termina de estudiar un doctorado en psicología en México, se entrena para ir en octubre al campo base de la montaña con un grupo de uruguayos y mexicanos. “A eso voy como guía. Y en abril del año que viene la expedición a la cumbre del Everest. Me encantaría llevar la bandera de nuestro país al punto más alto de la tierra y por fin hacer cima en Everst”, relató. 

“El 10 de octubre salimos para el campo base del Everest, un grupo de uruguayos y méxicanos. Todavía se está apuntando gente y quedan algunos lugares”, informó. La idea es ir hasta el campo base y aprovechar y hacer una campaña de limpieza y concientización por allá”.

“La campaña se llama Leave no trace y el plan es que comience en Himalaya pero continuar en otros lugares. Se trata de fomentar el 'no dejar rastro' y un turismo responsable, tratar de contagiar un poco a los demás el amor por la naturaleza y la iniciativa de cuidarla y de poner nuestro granito de arena”, puntualizó.

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