Mateo Urtiaga, el hiphopero y barbero asesinado en el Prado

"Peleaba por la vida", dice el capellán del colegio San Pablo, Christian Hoffmann (54), quien lo trató de cerca en su adolescencia hasta que el joven se fue de la institución hace al menos tres años. Es lo primero que dice cuando se le pregunta por él.

Urtiaga tenía 21 años cuando fue asesinado este sábado de un disparo que fue directo a su cuello. Regresaba de un cumpleaños al que había ido con su novia, y murió casi a las 2 de la mañana, en Lucas Obes y Buschental, pleno Prado, a pocos metros de la casa del presidente Tabaré Vázquez.

En un primer momento, las versiones apuntaban a definir el homicidio como producto de un asalto, pero las primeras pericias realizadas por el fiscal del caso, Juan Gómez, indicaron que el asesino no se llevó ninguna pertenencia.

Urtiaga fue atendido por un policía que custodiaba la casa de Vázquez, que escuchó el disparo y llamó al 911.

El joven tenía un antecedente penal por porte de arma de fuego, delito por el cual fue imputado tres meses atrás. Sin embargo, el fiscal Juan Gómez no descartó que puede haber sido un caso de robo que finalmente no se concretó ya que junto al cuerpo encontraron objetos de valor.

Las dificultades que atravesaba eran de índole familiar y económica, cuenta Hoffmann, que ahora, luego de la muerte, retomó el contacto con su familia. "Estaba haciendo un curso de peluquería. Iba a cortarle el pelo a amigos y excompañeros del colegio, iba a sus casas, ganaba una platita".

En los últimos meses, luego de que le robaran su bicicleta, andaba en otra prestada. Vivía con su hermana, de 24 años. "Estaban en una situación bastante difícil: la madre está internada en una clínica de salud, y el padre vive en Costa Azul. Estaban solos", agrega el capellán.

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La peluquería era una de las "ideas" que tenía para llenar la bolsa de monedas. Pero también era músico. Tenía un conjunto de hip-hop llamado Maco & Glizzy, y un canal en YouTube con canciones y videoclips. El último video fue subido en marzo de este año y se llama "Mi Momento". Sin pronunciar la "r", imitando el acento de Puerto Rico, la letra insiste en la idea de un tiempo, un momento que está por llegar –definitorio–, en la necesidad de remarcar la autonomía individual, y en el sacrificio que implica toda espera.

En mi tiempo yo decido quién voy a ser/ El camino es duro pero no voy a caer

Solo creo en mi destino que yo llegaré / Mi momento se acerca

Voy corriendo una carrera junto a mí

No lo dice con palabras en sus redes –sí con fotos–, pero Urtiaga también intentó la carrera de futbolista. Llegó a jugar en la sexta división de Bella Vista y, según lo describió Juan Carlos Sosa, uno de los manifestantes que se congregaron en la noche de este lunes en la Rural del Prado para protestar por la inseguridad, Urtiaga se destacaba "por su solidaridad y características de juego".

Sosa lo conoció en 2010 y todavía guarda su recuerdo como un joven "muy tenaz y muy buen jugador".

En el cielo

La letra del dibujo es infantil, aunque de trazos definidos, propia de un niño de 10 años con su caligrafía insegura. "Meli, ojalá que te diviertas con Dios". Eso escribió Urtiaga en un dibujo que hizo en 2007, luego de la muerte de una compañera de clase que hasta entonces se movilizaba en silla de ruedas.

El dibujo impresionó tanto a Hoffmann que escaneó la hoja y la guardó en su computadora hasta el día hoy. El mismo sábado en que se enteró de su muerte, publicó en su cuenta de Facebook un comentario para ilustrar ese "regalo especial" que recibió el 14 de setiembre de aquel año. "Mateo hizo este dibujo. Muy consolador, muy trascendente", escribió.

Meli, Melissa Vallejo, aparece retratada de brazos abiertos, con una sonrisa pronunciada, y diciéndole "gracias" a Dios, dibujado a su lado. Los dos están sobre una nube, pero lo que más le llamó la atención a Hoffmann –en ese entonces y todavía ahora– es ver a la niña parada, como nunca la había visto nadie. Una silla de ruedas, pintada de rosado, cae en picada hacia el suelo.

"Fue impresionante la cantidad de personas que replicó este mensaje", dice Hoffmann, sobre una columna en la que aprovechó para pedir "más control de la policía en las calles", entre otros reclamos. Esa publicación tuvo 2.189 "me gusta" y fue compartida 2.314 veces, y fue citada en varias notas.

Al entierro fue mucha gente, cuenta Hoffmann, y sus familiares continúan impactados. Esta mañana, Inés Cepulionis, su prima, dijo que no hablaría del tema. Aún lloraba.

En la cuenta de Facebook de su banda, Gonzalo –Glizzy, de nombre artístico–, su compañero musical, se despidió de su "hermano", tal como lo llama. "Nunca estuve más triste en mi vida", dice en un largo texto sin puntuación. "En estos momentos solo puedo estar sintiendo dolor sarpado, pero seguirás conmigo ayudándome y cuidándome".

Más adelante, escribió: "Vivimos bien y no sabíamos que teníamos todo en su momento". Diez fotos de ambos acompañan la publicación. En algunas se los ve muy niños, en otras están en discotecas o en la noche. En una están rapeando.

Mi visión está ahí arriba

Acá estoy / Siempre listo / Esencia

*Aclaración: Esta nota fue modificada porque en su versión anterior mencionaba que Mateo Urtiaga había compuesto los temas que cantaban en el dúo de hiphop que integraba, Maco & Glizzy, pero la información no era correcta.