Esteban Meneses se enfrentó al desafío profesional más importante de su vida cuando a fines de 2016 Sebastián Piñeyrúa, por entonces presidente de la Unión de Rugby del Uruguay, le propuso ser el entrenador de Los Teros. Se instaló en Uruguay, lejos de su familia que se quedó en La Plata, y arrancó un cambio de era desafiante: tras el Mundial 2015, Uruguay apostaba a subir un escalón y buscar un juego más integral que le permitiera afianzarse entre los 20 mejores.
El DT se propuso un cambio cultural: la defensa y el sacrificio no podían ser el único sustento. Había que empezar a atacar, arriesgar. Había que mejorar las destrezas de juego, y jugar a lo que jugaba el mundo, sin perder las banderas tradicionales. Lo hecho hasta 2015 era lo que se podía; de acá en más había que lograr lo que hacía el mundo. Y con eso tenían que venir otros cambios visibles: clasificar al Mundial de manera anticipada, en lugar del repechaje como en 2015, y lograr que los jugadores pudieran dedicarse profesionalmente.
Casi cuatro años después, Meneses vuelve de Japón con los objetivos cumplidos. Y de eso habló en entrevista con El Observador, mientras se apresta a reencontrarse con su familia y analizar qué hacer en los próximos cuatro años.
¿Qué es lo que más feliz te deja de esta participación en el Mundial?
Son varias cosas que me dejan feliz, pero lo que resume todo es que los jugadores y staff creyeron en sí mismos, tuvieron confianza, respaldados en el trabajo planificado que nos permitió cumplir los sueños. Se disfrutó del mundial, con mayúsculas, siendo protagonistas y cumpliendo mucho de los objetivos propuestos en el juego. Insisto, todo apoyado, respaldado en una planificación fina en lo físico, técnico y mental para que el jugador llegara con mentalidad ganadora, de confianza y pudiera de esta manera disfrutar los cuatro partidos del mundial, jugando de igual a igual con los mejores. Independientemente del resultado. Ese es el estado que todo jugador debe llegar al momento de competir y todo el staff tiene que estar atrás de esa preparación para que el jugador pueda llegar a ese rendimiento en el momento exacto.
También me deja muy feliz la unión que existe entre jugadores, staff y dirigentes, todos partes del mismo equipo, teniendo bien claro los roles y funciones de cada uno dentro del equipo. Eso se tradujo en lo que Uruguay demostró en el mundial.
Con Gales no salió el juego, tuvieron que defender mucho, estuvieron mucho tiempo en campo propio... y así y todo en base a tremenda defensa estuvieron en partido hasta los 73 minutos. ¿Qué te deja eso?
Poder estar hablando de que hasta el minuto 73 estábamos en partido contra Gales habla mucho de la evolución en el juego que se tuvo y que nos debe impulsar para seguir creciendo.
Gales nos puso mucha presión en los puntos de encuentro en ataque, lo sabíamos, ellos se dedican a no dejarte jugar, nos costó mucho poder agarrar inercia. Terminamos jugando más un rugby defensivo que de ataque. Se jugó mucho en campo nuestro.
Tenemos que seguir trabajando en los detalles del jugador. En este nivel lo que hace la diferencia es el detalle, desde la preparación física, mental y técnica del jugador. Hoy necesitamos tener más partidos de este nivel para seguir aprendiendo a jugarlos.
Uruguay tiene que seguir creciendo. La competencia y la preparación debe ser acorde al nivel en el que se está compitiendo.
En estos días pidieron más partidos como estos. Si se da eso, más la liga profesional sudamericana, más los que se vayan a jugar profesionalmente al exterior: ¿hasta dónde puede crecer Uruguay en los próximos cuatro años?
El techo de todo en la vida se lo pone uno mismo. En este país tenemos la suerte de tener una unión ambiciosa que siempre va por más. Así que el techo de Uruguay va a depender de Uruguay mismo de hasta dónde quiera llegar.
En mi opinión, dentro de estos cuatro años Uruguay tiene que llegar a competir de igual a igual con los equipos del puesto 10 al 15 del ranking. Para eso la competencia y la preparación física, técnica y mental debe ser acorde a ese nivel.
Gaminara dijo que fuiste clave en que creciera mucho como líder. ¿Que te deja su liderazgo y la unión del grupo?
Garrafa es un gran líder, tuvo el espacio adecuado para crecer como jugador, como líder y como persona dentro y fuera de la cancha, transmitiendo con el ejemplo. Uruguay tuvo un gran liderazgo, con Garrafa a la cabeza, apoyado en un grupo de líderes de jugadores que fueron creciendo y creyendo apoyados en la preparación de un trabajo planificado realizado durante este proceso. Estaban convencidos y eso transmitieron para abajo.
Ahora viene un tiempo de análisis con tu familia sobre el futuro. ¿Cumpliste los sueños que te planteaste al llegar?
El equipo logró algo increíble y es lo que hay que mantener. Es la autoexigencia de cada miembro del equipo para estar a la altura del equipo y poder lograr la confianza del que está al lado. Aprendí muchísimo al lado de este grupo.
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