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Menos ejecuciones en EEUU

Por cuatro años consecutivos, la pena capital registra un descenso en consonancia con la mayor cantidad de estados que han decidido su abolición
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03 de marzo de 2019 a las 05:00

Estados Unidos, la principal potencia del mundo y uno de los países más poblados del mundo donde la ley federal autoriza  la pena de muerte, empieza a registrar una tendencia al descenso en el número de ejecuciones. En 2018, informó The Wall Street Journal, solo fueron ejecutadas 25 personas, cuarto año consecutivo por debajo de 30 personas; en cambio, fueron sentenciadas a la pena capital 42, tres más que en 2017. Muy lejos de las 315 condenas de 1996, o las 98 ejecuciones de 1999, el número más alto desde que el Tribunal Supremo avaló la constitucionalidad de la pena de muerte en 1976.

Desde entonces, 23 estados han abolido la pena de muerte o el gobernador ha establecido una moratoria sobre su aplicación. 
Washington es el último estado que se encamina a terminar con la pena de muerte. El 15 de febrero, el  Senado dio media sanción a la revocación de la pena de muerte, meses después de que la Corte Suprema estatal anulara la ejecución en una decisión unánime. La medida  propone que en casos de sentencias a la pena capital se adopte la cadena perpetua sin consideración de libertad condicional.

“Es un reconocimiento creciente por parte del público de que la pena de muerte no es una administración de justicia efectiva y es ciertamente desigual”, dijo  el gobernador de Washington, Jay Inslee.

En el lento camino en contra de la pena capital, resulta especialmente significativo que legisladores republicanos protagonicen proyectos abolicionistas, en contra de una de las tendencias clásicas del partido.

Como recuerda el diario estadounidense, destacados demócratas –como Barack Obama o Hillary Clinton– apoyaron las ejecuciones en algunos casos, pero solo el 35% de los demócratas está a favor de la pena capital, frente al 77% de los republicanos, según una encuesta del Pew Research Center de 2018. Desde 1996, el apoyo a la pena de muerte ha disminuido 36 puntos porcentuales entre los demócratas, y 10, entre los republicanos.

En Kansas, Kentucky, Misuri, Montana y Wyoming, los republicanos han promovido en 2018 proyectos de ley para abolir la pena capital. Actualmente, apoyan una propuesta semejante en Nuevo Hampshire, donde los demócratas dominan la Cámara de Representantes. En total, los republicanos han promovido 27 proyectos de ley contra la pena de muerte en 2018, frente a solo cuatro en 2000, según el grupo Conservatives Concerned About the Death Penalty. Su máxima responsable, Hannah Cox, reafirma su convicción en la santidad de la vida, más allá de la clásica preocupación por el riesgo de quitar la vida a un inocente. 

En la tendencia abolicionista influyen también decisiones parciales del Tribunal Supremo contra ciertos tipos de ejecución considerados crueles, desproporcionados o excesivamente dolorosos. En esa línea se sitúan también los fallos en la aplicación de la inyección letal, así como la negativa de algunas empresas farmacéuticas a facilitarla a las penitenciarías. Por lo demás, muchos consideran que los estados gastan demasiado dinero en una política penal que dista de producir el efecto disuasorio tantas veces invocado por los partidarios de la máxima sanción.

Por otra parte, como reconoce Chad McCoy, presidente de la mayoría de la Cámara de Representantes de Kentucky, ser provida significa proteger todas las vidas. McCoy presentó un proyecto de abolición en la última sesión legislativa: fracasó, pero lo ha revivido este año y espera conseguir más apoyo.

De todos modos, una tradición política estadounidense habla de que el político que se opone a la pena de muerte causa su propia muerte política. Quizá por esto, gobernadores republicanos han vetado leyes abolicionistas aprobadas por iniciativa de su partido: así, Chris Sununu, en Nuevo Hampshire, o Pete 
Ricketts, en Nebraska. 

La excepción sigue siendo Texas, el estado con mayor número de ejecuciones desde 1977. No se ha producido ninguna propuesta por parte de representantes republicanos, que controlan las cámaras legislativas estatales.

 

Una medida para pensar
El presidente estadounidense, Donald Trump, alabó que se aplique la pena de muerte a los narcotraficantes en China, sugiriendo que su país debería hacer lo mismo para luchar contra ese problema. 
En China, los narcotraficantes son castigados con “algo que se llama la pena de muerte”, dijo Trump en los jardines de la Casa Blanca, la semana pasada. 
“Nuestros criminales narcotraficantes afrontan algo así como un ‘¿qué tal una multa?’”, añadió ante la prensa.  
“Así que si queremos ser inteligentes, podemos serlo. Podemos detener el problema de la droga. Podemos acabar con él más pronto de lo que pensamos”, aseguró. 
No es la primera vez que Trump defiende la pena capital para delitos relacionados con la venta de drogas. En marzo del año pasado, había mencionado la posibilidad de que Estados Unidos impusiera ese castigo a los narcotraficantes. 
Dijo entonces  que ejecutar a los narcotraficantes es “un tema en el que tenemos que empezar a pensar” y elogió a Singapur y China por sus políticas de tolerancia cero con respecto a la venta de drogas.
“Eso significa que si atrapamos a un narcotraficante, la pena de muerte”, dijo.
En diciembre pasado, alarmado por las muertes por consumo de drogas. Trump escribió el siguiente tuit: “Considerada la peor y más peligrosa, adictiva y mortal sustancia de todas ellas. El año pasado más de 77.000 personas murieron de fentanilo. Si China toma medidas enérgicas contra esta ‘droga del horror’, usando la pena de muerte para distribuidores y agresores, ¡los resultados serán increíbles!”.
La tasa de muertes por sobredosis de drogas se ha triplicado desde 1999 hasta 2016, a medida que la nación se enfrenta a una persistente epidemia de opioides, según los últimos datos completos. 
Funcionarios estadounidenses indicaron que no habría ningún intento de cambiar la ley para castigar el narcotráfico con la pena de muerte, una medida que podría chocar con fallos de la Corte Suprema sobre la proporcionalidad de las penas judiciales. 
Según esos fallos, el alto tribunal sugiere que solamente el asesinato puede ser considerado como un delito castigado con la pena capital. (Agencias) 

 

(Aceprensa y agencias internacionales) 

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