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Mides cerró parador nocturno en Lezica; quienes lo atendían señalan conflictos entre usuarios
El parador nocturno del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) instalado en el colegio salesiano Pío IX de Lezica estuvo menos de un mes en funcionamiento. La inauguración, anunciada por el ministro Martín Lema, fue celebrada por el jerarca el pasado 5 de julio, pero comenzado agosto las autoridades del ministerio resolvieron ponerle fin al centro ubicado en Lezica.
Mientras las autoridades del gobierno remarcan que era una experiencia piloto transitoria, los jóvenes voluntarios que tenían a cargo el lugar señalan una serie de conflictos internos entre los asistentes y falta de apoyo especializado en atender esas situaciones.
La explicación, según argumentaron fuentes del Mides a El Observador, se basa en que el parador formaba parte de un "plan piloto" flexible, que si bien tuvo algunos casos de "buenas evaluaciones" y en un principio acordó abrir tres veces por semana, finalmente resolvió abrir sus puertas "todos los días por julio" y no así en agosto.
"A los participantes de ese parador se les hicieron gestiones para ir a refugios de la zona. En un caso (un asistente) fue revinculado con su familia; en otro fue reingresado a un centro de adicciones y otros en refugios de la zona", señalaron en la cartera. En el Mides remarcaron que habrá otros centros disponibles y que eso no generará un déficit en la cantidad de cupos totales. El plazo máximo previsto para el funcionamiento de estos paradores era el mes de agosto, ya que el objetivo era afrontar el invierno.
Sin embargo, desde la otra parte, fuentes allegadas al colegio Pío citaron una serie de hechos violentos, que no fue posible atenuar y según su versión aceleraron el cierre. En una de las situaciones de violencia señaladas, una persona alcoholizada en un bar cercano se trenzó con una de las personas que iba a dormir por las noches al lugar y eso desató molestias en los jóvenes organizadores. En otro de los episodios, los asistentes llegaban con droga o alcoholizados, por lo que los gestores solicitaron ayuda al Mides argumentando que algunos casos los superaban. Según los informantes, faltó una "ayuda más idónea" de los especialistas para atender esas situaciones.
El cura salesiano Jorge Pérez, de Lezica, relató que el parador fue asumido por un grupo de jóvenes que "los viernes cocinan y salen a repartir comida a la gente en la calle", y que antes habían compartido distintas experiencias con estas personas.
Su versión coincide con la de una de las fuentes consultadas, y precisó que los organizadores –exalumnos del colegio Pío que desde 2017 asisten a indigentes con la olla de Villa Colón del colegio– miraron partidos de la selección uruguaya de fútbol junto a los usuarios del parador sin que hubiera habido problemas.
En 2020, testificó Pérez, los jóvenes habían tenido encuentros con algunos de los indigentes, a quienes llevaron "a merendar, bañarse, jugar a las cartas, y había salido muy bien". Pero, agregó, "a lo largo del mes (de julio de 2021) se fueron dando varias situaciones, cada vez más complejas, hasta llegar a un punto que la situación los sobrepasaba", sobre todo por la violencia y el deterioro del vínculo causado.
"Es un grupo de jóvenes que le metió muchas ganas, muchas energías. No queremos que sientan que es un fracaso, sino que dieron lo mejor de sí y hasta donde pudieron. Tampoco queremos darle palo a la gente de la calle, sabemos que sufren mucho, que tienen situaciones que ellos no pueden dominar, pero se necesita para esto un nivel de adultez más o de especialización", dijo a El Observador.
El Mides, por su lado, argumentó que continuará evaluando "si es pertinente abrir nuevos paradores" durante este mes. "Ya tenemos nuevas propuestas de otros paradores que nos llegaron por parte de organizaciones", justificaron fuentes de la cartera.
