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Muertes, éxitos y una carrera XL: el rescate del actor uruguayo más uruguayo de todos

Oficio de alto riesgo tiene el valor de dejar por escrito a la vida y la obra de César Troncoso, uno de los actores más prolíficos y mejor valorados del país y la región
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28 de agosto de 2020 a las 05:03

Hace algunos años, filmando la película Otra historia del mundo (2017) de Guillermo Casanova, César Troncoso se tropezó. Estaba atravesando una tapera en medio de un campo en Canelones para acortar el camino al lugar en donde cenaba junto al equipo de rodaje, llevaba mate y termo abajo del brazo y no vio la varilla de metal que se le cruzó entre las piernas. Cuando cayó al piso, el termo se le incrustó en el abdomen y le rompió el bazo en cuatro pedazos. Con la tez grisácea, sin entender demasiado, con un dolor insoportable y desangrándose por dentro, Troncoso fue llevado de urgencia a Montevideo, en donde lo operaron enseguida y le salvaron la vida. Por un pelo.

El episodio anterior tiene dos particularidades. O, más bien, dos razones por las que abre esta nota: primero, porque resulta paradójico que el actor que quizá represente la imagen más pura y predeterminada de ese “ser uruguayo” –bajo perfil, trabajador, un poco gris, querido por todos– haya estado al borde de la muerte por culpa de un termo; por otro lado, esta anécdota está allí porque aparece sobre el final de su recientemente publicada biografía y termina por reafirmar su título: Oficio de alto riesgo. Un recorrido por la vida y obra de César Troncoso.

Editado hace pocas semanas por Estuario y escrito por el periodista y crítico de cine Diego Faraone, Oficio de alto riesgo llega para confirmar en Troncoso un estatus que hace tiempo está legitimado, pero que con este volumen gana una nueva dimensión: el del intérprete oriental por antonomasia. Con este trabajo, el actor finalmente queda plasmado en el papel como uno de los rostros más representativos de la cultura nacional de los últimos años y su derrotero, que comenzó en los teatros y siguió por el cine y la televisión, encuentra una suerte de registro material que servirá para darle cuerpo fuera de las pantallas a una de las carreras más prolíficas del medio.

Cuenta Faraone en el epílogo, sin embargo, que no fue fácil convencer al actor de 57 años para concretar la biografía, ya que en varias ocasiones le manifestó que no creía que a nadie le fuera a interesar demasiado su vida ni su trayectoria. Esta actitud, de bajo perfil y humildad a veces extrema, es una de las características que resaltan enseguida en cualquiera de los reportajes que se han publicado sobre él, pero resulta más evidente en Oficio de alto riesgo, donde Troncoso relata varias veces lo irónico que resulta que un hombre tan tímido haya terminado siendo parte de una industria que explota el costado más extrovertido de los actores. 

En ese sentido, cuando Faraone le da paso a la voz de Troncoso y a sus numerosas anécdotas –hay desde enojos en el set y lujosos festivales en Dubái hasta olvidos y extravagancias en el escenario– es cuando el libro alcanza su faceta más atractiva. Porque allí es cuando aparece él: auténtico, apasionado y en ocasiones incrédulo sobre lo que le ha tocado vivir hasta ahora.

“No es fácil andar desnudo frente a tanta gente”, dice, por ejemplo, cuando relata una de las pocas escenas de sexo que le tocó interpretar. “Es horrible: te dan un calzoncillo de la empresa, te ponés la bata, vas charlando con la actriz que está igual que vos, aunque a ella le dan una protección para ponerse en la entrepierna. Los dos recostados en una cama en la posición que el director pide. Después de la prueba de cámara te piden que te saques la bata, el calzoncillo, y entonces te dicen: ‘Ahora, ¡gemí!’”.

En ese sentido, Oficio de alto riesgo es valioso porque recopila la vasta obra de un actor que alcanzó un nuevo nivel de exposición con El baño del papa y que luego de esa irrupción nunca más paró, pero también lo es porque recupera una etapa fermental de la escena teatral montevideana que, de otra manera, quedaría archivada casi en exclusiva en los relatos orales. Allí están, por ejemplo, sus inicios junto a Alberto Restuccia y Berto Fontana, sus obras en conjunto con Mariana Percovich y ese exitoso delirio del under montevideano que fue el dúo Suárez-Troncoso, que integró junto a su amigo y colega Roberto Suárez y que lo ocupó desde 1992 a 1997.

“Es probable –dice Faraone– que al día de hoy la trayectoria de Troncoso no haya llegado ni siquiera a la mitad de su recorrido, y como el promedio de producciones anuales en las que participa es abultado seguramente las mejores anécdotas estén por venir”. Eso está claro: entre registros que lo llevan de ser un militar represor a un padre bondadoso en pocas semanas, y con seis producciones a la espera de su estreno, la carrera del intérprete no ha hecho más que despuntar. Queda planteada, y así la esperamos, la eventual segunda parte de esta biografía. César se lo merece.

Oficio de alto riesgo. Un recorrido por la vida y obra de César Troncoso
De: Diego Faraone
Editorial: Estuario
143 páginas
Precio: $ 420

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