Fútbol > EL ANÁLISIS
La goleada del período de pases, el librito de Repetto y la jerarquía de Suárez: Nacional campeón
El éxito de un grande en el fútbol uruguayo enciende las alarmas en el otro y lo obliga a levantarse rápidamente de la derrota. Es una historia pendular donde escapar del fracaso y llegar por la vía rápida al triunfo hace que ambos se retroalimenten intentando no descuidar lo más sagrado de sus esencias. Con Peñarol campeón en 2021 tras apostar y sostener en el cargo a un entrenador trabajador y con un modelo de juego definido, lo primero por lo que apostó el Nacional 2022 fue por Pablo Repetto, un DT con chapa sudamericana, más allá de los gratos recuerdos que dejaron sus pasajes por Fénix, Cerro y Defensor Sporting.
Después, la dirigencia trabajó por el armado de un plantel competitivo y por aplicar esa máxima de que los campeonatos se ganan en los periodos de pases. Y ahí se explican los 22 puntos que Nacional le sacó a Peñarol en la Tabla Anual.
El trabajo y las ideas del entrenador fue respaldado por un coherente criterio dirigencial.
Nacional perdió un clásico de verano y empató el otro sin anotar goles y cuando llegó a la sexta fecha del Apertura ya tenía hipotecado el torneo con un solo triunfo (4-0 a Rentistas) y otra derrota contra Peñarol.
Sin embargo, Repetto nunca tambaleó en el cargo. Ni siquiera cuando quedó eliminado del grupo de la Copa Libertadores perdiendo de local contra un Vélez Sarsfield en horas de crisis.
El trabajo y sus ideas se fueron después transformando en resultados.
Las llegadas de José Luis Rodríguez, Leo Coelho, Emmanuel Gigliotti, Leandro Lozano, Yonathan Rodríguez, Leandro Otormín y Juan Ignacio Ramírez le permitieron a Repetto armar un plantel largo y competitivo. Otras no rindieron tanto como Alex Castro o Juan Izquierdo.
Pero en comparación con lo que contrató Peñarol (Hernán Menosse, Matías Aguirregaray, Ramón Arias, Bryan Olivera, Lucas Viatri y Facundo Bonifazi), el tricolor sacó una ventaja importante.
Cuando el clásico rival quiso emparejar cartas ya era demasiado tarde. Yonatthan Rak, Nicolás Milesi, Sebastián Cristóforo, Kevin Méndez, Brian Lozano, Pedro Milans, Billy Arce y Hernán Rivero fueron el manotazo de ahogado de Peñarol. Nacional le trajo a Luis Suárez (además de Francisco Ginella) y le demostró que menos es más. Mucho más, así como 22 puntos de diferencia en una Anual.
Peñarol nunca fue rival para Nacional en este año. Lo demostró el clásico del Clausura que fue un paseo. Rival, lo que se dice rival, fue Liverpool.
Y así llegaron a la definición del Uruguayo este domingo.
Durante 45 minutos, el negriazul fue superior. Dominó el mediocampo, presionó adecuadamente para cercar a Felipe Carballo entre el retroceso de los extremos (Gastón Rodríguez-Alan Medina) y el adelantamiento de los interiores (Santiago Romero-Fabricio Díaz) y con un gran trabajo de equilibrio de Lucas Lemos (volante tapón que permitió que los laterales se soltaran porque también juega de zaguero) se empezó a soltar en ataque.
Ahí apareció el crack de Alan Medina, jugador de potrero, encarador, guapo, de notable pegada. Y Nacional se vio sometido en los últimos 15'. Sergio Rochet salvó el arco con notable atajada tras remate de Medina.
Durante esos 45' iniciales, Gonzalo Pérez y Federico Pereira dominaron a Suárez. El segundo incluso se animó en un par de conducciones largas para aportar al ataque.
Pero bastó con que el Pistolero recibiera un balón en el área en el amanecer del segundo tiempo para que el trámite cambiara rotundamente.
Suárez le tiró un caño a Pérez y la acomodó al segundo palo como si eso se tratara de algo fácil, como la labor de oficina de quien se limita a poner un sello sobre una hoja.
El sorbo a la copa se atragantó con un error de Mathías Laborda que permitió a Vecino empatar de penal.
Liverpool pidió la expulsión de Sergio Rochet, pero Christian Ferreyra ni siquiera sacó amarilla. Y acertó. Porque según el cambio de regla aprobado por IFAB en junio de 2016 y que comenzó a aplicarse en 2017, ya no existe la regla del triple castigo para el infractor que corta en el área una situación manifiesta de gol. Siempre que haya intención de jugar la pelota (y Rochet la tuvo) en vez de expulsión habrá amarilla si se corta una situación manifiesta de gol o no habrá sanción si lo que se corta es un ataque prometedor. Y Medina se abrió mucho para eludir a Rochet. Venían dos jugadores de Nacional para cerrar y el ángulo de tiro era muy complicado para anotar. Era ataque prometedor. Por eso ni siquiera hubo amarilla. El que sí la vio, por protestar, fue Fabricio Díaz.
La expulsión de Pereira puso a Liverpool contra las cuerdas. Jorge Bava no tuvo más remedio que mandar a la cancha a dos zagueros para el alargue y armar una línea de cinco defensores.
El aguante se derrumbó con un genial amague de Francisco Ginella y otro gol determinante de Suárez, esta vez anticipando a Agustín Cayetano.
En el segundo chico del alargue, Ginella filtró un pase geométrico para que Emmanuel Gigliotti metiera otro golazo de emboquillada. Hubo tiempo para uno más con apoyo de Camilo Cándido a Alex Castro y otro gol de Gigliotti entrando sobre el primer palo.
La goleada expresa la diferencia que Nacional tuvo contra sus rivales en esta temporada, incluido Liverpool que fue el segundo mejor y que tiene una línea de juego definida.
