Ni en el agua evitaron ser picados por abejas en el Salto del Penitente

Emilio Tortarolo estaba dándose un baño en la cañada del Salto del Penitente (Lavalleja) cuando se encontró a su amiga Celina Bondoni y se acercó a saludarla. Justo en ese momento una abeja se incrustó en la frente del novio de Celina, que estaba a su lado. Y luego otra, y segundos después una tercera. No alcanzaron a reaccionar cuando un enjambre de estos insectos cubrió el parque y atacó a los cerca de 150 visitantes que estaba de visita este domingo al mediodía.

Tortarolo corrió desesperado aguas abajo y, junto a tres de sus amigos, se zambulló para evitar los aguijones. Pero no alcanzó; igual eran picados en sus cabezas cada vez que emergían para respirar. "Estábamos solo con los ojos para afuera, pero nos atacaban en la frente". Así estuvieron durante dos horas, hasta que un guardabosque del parque se apareció y los ayudó a salir por el monte.

"Cuando vimos que venía la ayuda sentimos un alivio inmenso; ya estábamos con mucho frío y no sabíamos qué hacer", contó. El guardabosque los guió entre las rocas y la maleza para salir del agua por donde no revoloteaban las abejas.

Bondoni no tuvo la misma suerte. La primera reacción también fue zambullirse en la cañada, pero en donde estaba el agua tiene muy poca profundidad y eso no dio resultado. Entonces comenzaron a correr hacia las escaleras para volver al auto, pero las abejas no daban tregua y las picaduras en sus brazos, piernas y cabeza aumentaban con el paso de los segundos.

"En un momento sentí que mis piernas ya no me respondían y me desmayé", contó ella. Su novio debió cargarla hasta el auto para trasladarla a un centro asistencial en Minas, donde recibió antialérgicos vía intravenosa.

Otro grupo de turistas se refugió en las oficinas de la administración, hasta que luego de 15 minutos el ataque bajó la intensidad y pudieron retirarse del lugar. Alberto Vignale, concesionario del parque desde hace 15 años, dijo a El Observador que resolvió el cierre inmediato del predio. "En todo este tiempo nunca nos pasó algo así", aseguró.

Una vez que la Policía fue alertada de esta emergencia se decidió llamar al apicultor Miguel Pimienta, conocido en la zona por su experiencia con estos insectos, para que indicara qué se podía hacer mientras transcurrían los minutos críticos, y para que acudiera al sitio cuanto antes. "Yo les dije que ya estaban malas y que si yo iba también me iban a picar. Lo único que había para hacer era esperar", dijo a El Observador.

A 48 horas del episodio la noticia no había llegado a la Intendencia de Lavalleja. El secretario general de la comuna, Juan Estévez, se dio por enterado de lo sucedido ante la consulta de El Observador. "Son cosas inevitables que suelen pasar en la campaña, pero corresponde que hagamos una visita al lugar", aseguró.

Vignale, por su parte, dijo que el parque cuenta con un "protocolo de respuesta" ante accidentes o ataques de animales, que incluyen una fluida comunicación con la Policía o los servicios de emergencia, pero que "es imposible" prever un evento de estas características.

Sin embargo, las puertas fueron abiertas este martes, pese a que las colmenas de donde provinieron las agresivas abejas no fueron halladas. Tampoco se supo qué provocó el ataque.

Según dijo Vignale, se cree que las abejas fueron espantadas por la presencia humana o animal, sumado a "la altísima temperatura que hubo, la cantidad de gente que había y el ruido generado".

Por tal motivo, y al margen de que no haya antecedentes, no se descarta que la invasión pueda volver a ocurrir, y por eso continúan buscando los panales.

"En las zonas agrestes –dijo Pimienta–, las colmenas pueden formarse en huecos entre las piedras o troncos de árboles", por lo que dar con su paradero no es una empresa fácil. "Hay que tener mucha paciencia, y recorrer toda la zona, palmo a palmo", añadió.