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Nicolás Maduro apuesta por elecciones presidenciales en 2024 “con altura, gane quien gane”
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pidió este jueves a propios y ajenos que las propuestas de campaña para las elecciones presidenciales previstas para 2024 se hagan "con altura". Pidió “respeto” para los resultados de estos comicios.
"Dentro de muy poco habrá elecciones presidenciales y habrá propuestas diversas de los candidatos, lo importante es que se hagan con altura, con respeto, con nivel, y que al final respetemos los resultados, gane quien gane", dijo Maduro en un acto televisado en el que estaba junto a gobernadores y alcaldes bolivarianos.
El sucesor de Hugo Chávez advirtió que, en democracia, "todo es posible" y que es necesario dejar atrás "esos tiempos de odio, de la intolerancia", para darle paso a la inclusión, el diálogo y el "respeto en la diferencia". Esa frase tiene singular importancia porque aún es un misterio la conformación que tendrá la oposición tras el fin de Juan Guaidó como “presidente designado” reconocido por los Estados Unidos y la Unión Europea hasta fin de 2022.
Guaidó no sólo perdió el respaldo internacional, empujado por los ex presidentes Donald Trump, de los Estados Unidos, e Iván Duque, de Colombia, sino que los propios partidos opositores le restaron el apoyo.
El nombre de Juan Capriles, encarcelado por un tiempo por el gobierno de Maduro, vuelve a cobrar bríos entre los sectores opositores que mantuvieron una segunda ronda de diálogo con el gobierno en Ciudad de México en noviembre pasado y acordaron que las elecciones fueran en 2024 y reclamar a los Estados Unidos que ponga fin al bloqueo de miles de millones de dólares que permitirían crear un fondo de ayuda social en un país con altos niveles de inflación y pobreza.
A principios de diciembre, el líder del partido antichavista Alianza Lápiz, Antonio Ecarri, se reunión con Maduro en el palacio presidencial de Miraflores junto al Consejo Nacional Electoral (CNE) para generar certeza de la transparencia en los comicios y para crear "certidumbre institucional y fijar una fecha de elecciones bajo el cronograma que establece la Constitución", según consignó en su momento la agencia alemana DW.
A su vez, David Uzcátegui, del partido opositor Fuerza Vecinal, pidió que los migrantes venezolanos tengan la "oportunidad y el derecho constitucional" de votar.
No es un tema menor: la migración venezolana de los últimos años, especialmente desde la muerte de Hugo Chávez, ocurrida el 5 de marzo de 2013, fue la mayor de América latina empujada por la crisis económica, la baja en la producción petrolera y los bloqueos al gobierno de Maduro.
El ACNUR, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, cifra en 6,5 millones los venezolanos que salieron de su país. Venezuela tiene menos de 30 millones de habitantes. Es decir, más de uno de cada cinco venezolanos está en Colombia, Chile, Argentina, Estados Unidos y otros países. Representan un potencial electoral muy alto y poco propenso al oficialismo.
Maduro se hizo tiempo para fustigar a la oposición. Dijo que hay partidos políticos que chantajean con el odio, “Aquí lo llamaban guaidosismo (por Juan Guaidó) hasta que le quitaron la silla, por cierto, ahora dice que se gastó US$ 150 millones, entonces debemos aplaudirlo por su proeza. ¡Qué vergüenza!”, dijo.
“Vayamos a un proceso de repolarización positiva sin odio y sin intolerancia. Se lo decía a Manuel Rosales (gobernador del Zulia) cuando estuve en Maracaibo. Cuando nos vimos, nos dimos la mano, y ambos subimos el encuentro en las redes sociales”. Maduro dijo que de ese encuentro lo único que hubo fue un mensaje “de venezolanos que quieren paz y trabajo”.
Rosales pertenece a la fuerza opositora Acción Democrática y forma parte de la mesa negociadora de las elecciones de 2024.
Quien está activo en la arena opositora es Juan Capriles, cuya estrella se opacó durante los cuatro años en que Guaidó fue la figura central de la oposición. En una reciente entrevista al diario español El País, Capriles dijo que “Maduro no gana nada con el fin del gobierno de Guaidó porque sencillamente no existía”.
Capriles quiere que las dispersas fuerzas opositoras celebren unas elecciones primarias que permitan unificarse detrás de una fórmula competitiva. También se necesita, dijo Capriles, que los Estados Unidos agilice el desbloqueo de fondos acordados en la negociación en México el pasado noviembre. La cifra de activos estatales de Venezuela congelados por los Estados Unidos durante la era de Donald Trump se cifra entre US$ 3.000 y 5.000 millones y tendrían como destino principal crear un fondo controlado por el gobierno y la oposición para paliar la pobreza, promover el regreso de los migrantes y abrir un clima propicio para las elecciones.
El pasado 17 de enero, Maduro acusó a Washington de no hacer lo suficiente para garantizar el desbloqueo de esos fondos. La postergación de esa decisión llevó al gobierno chavista a hacer más lento el entendimiento para fijar la fecha de las elecciones así como el fin de las inhabilitaciones a algunos políticos antichavistas.
El diálogo, de momento, parece frenado pasados dos meses del acuerdo alcanzado en México para la creación del fondo con los activos venezolanos retenidos en el exterior. Para descongelar esos fondos depositados en distintos bancos se necesita la venia de la Casa Blanca. Un “OK” que debería llegar tras las varias reuniones de funcionarios estadounidenses con funcionarios venezolanos y por la crisis energética que abrió las puertas a la petrolera estadounidense Chevron y a varias energéticas europeas para operar yacimientos venezolanos.
