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Nin Novoa limitó el acceso a los archivos de la cancillería
El ministro Rodolfo Nin Novoa limitó la libertad con la que solía contar todo aquel que quisiera investigar en los archivos de la cancillería, con un nuevo sistema de acceso centralizado y restrictivo que depende directamente de él, bajo el argumento de que cualquier documento es “pasible de reserva”.
La decisión de la administración fue comunicada al personal competente de la cancillería a fines de octubre. La directora de la Secretaría General, Ana Teresa Ayala fue la que habló en nombre del ministro y les informó a los archivólogos que trabajan en el ministerio que toda solicitud de investigación “la tiene que ver el jerarca” ante la eventualidad de que se requiera de reserva. Esta situación implica un cambio fundamental respecto a la forma en que los investigadores accedían a los dos archivos de la cancillería (el diplomático-histórico y el administrativo), además de afectar seriamente la naturaleza de cualquier investigación.
Hasta octubre, tal como se especifica en el reglamento del archivo del año 2002, las personas que querían indagar en los archivos de la cancillería apenas necesitaban formular una solicitud de permiso para acceder, dirigida al director del Instituto Artigas del Servicio Exteriores o al director administrativo del ministerio, dependiendo del archivo en el cual pretendía trabajar. El postulante debía orientar sobre los temas y asuntos que le interesaba investigar.
Una vez que recibía la autorización, el investigador podía zambullirse en el archivo con libertad y flexibilidad, con la lógica excepción de los temas sobre los que ya había reserva pedida o establecida. Esta modalidad con la que siempre se manejaron los archivos de la cancillería ponderaba la naturaleza de cualquier pesquisa, que requiere de oxígeno y espacio para poder desarrollarse: hay puntos de inicio pero muchas veces el camino lo marca la propia investigación.
La burocratización introducida por Nin Novoa atenta directamente contra esa posibilidad, controlando los temas que se investigan y los tiempos, además de coartar la forma en que se hace. Desde fines de octubre, las personas que quieren investigar cualquier tema en el archivo público de la cancillería se les abre un expediente que es elevado a la cúpula del ministerio que toma la decisión, incluso cuando se trata de temas que tienen más de un siglo de historia y cuya dimensión pública es evidente. Sin embargo, no hay consulta que escape al control de la jerarquía, que es la que permite o deniega el acceso.
El cambio también incluye el uso de la herramienta de acceso a la información para tramitar algunas de estas consultas, aún cuando el investigador no hubiera optado por tomar ese camino. “Transformaron todo en acceso”, dijo una de las fuentes consultadas. En los hechos, la cancillería convirtió algunos intentos de acceso al archivo en pedidos de acceso a la información pública.
La decisión del ministro se contradice con la molestia que el propio Nin Novoa había expresado en agosto de 2018, cuando en una comisión parlamentaria hizo “catarsis” por la cantidad de pedidos de acceso a la información pública que recibía su cartera.
“Hemos recibido solicitudes de acceso a la información pública de gente que quiere hacer un doctorado. Bueno, ¡que lo vayan a buscar ellos! ¡No le vamos a hacer el doctorado nosotros! ¿No les parece?”, dijo el ministro en esa ocasión.
“Tenemos centenares de pedidos de acceso a la información pública que me parece que están distorsionando el objeto de aquella ley, que era transparentar toda la información en materia pública”, agregó.
