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Obreros de EEUU temen que los aranceles sean un clavo en el ataúd

Las medidas proteccionistas de Trump están generando sus primeros coletazos sobre las industrias estadounidenses y sus trabajadores
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02 de julio de 2018 a las 15:46
El ambiente es tenso en una fábrica de clavos de la zona rural de Missouri, cuyos empleados temen perder el trabajo debido a los aranceles al acero impuestos por el presidente Donald Trump.

Mientras enormes carretes de acero alimentan el proceso de fabricación, los hombres y mujeres que manejan chirriantes máquinas en la planta de Mid-Continent Nail Corporation se preguntan si el propio Trump irá en su rescate.


La empresa ha sido muy próspera y le da trabajo a unas 500 personas de la comunidad rural de Poplar Bluff. "Nosotros pensamos: es el mayor fabricante de clavos de Estados Unidos, nuestros trabajos deberían ser seguros, Obviamente, no lo son", dice el supervisor Sean Hughey.

Repetidamente, esa fábrica advirtió que las tarifas al acero importado le resultarían fatales. La compañía subió precios para pagar el acero más caro y no puede competir contra clavos importados más baratos.

"Es una política equivocada", dijo Chris Pratt, jefe financiero y de operaciones de Mid Continent. "Es una política que no ha sido debidamente pensada. Y debemos arreglarla", añadió.

Efecto inmediato

Muchos de los trabajadores de la planta votaron por Trump. Y en la región de Poplar Bluff, el magnate derrotó a su rival demócrata Hillary Clinton por un margen de 60%. Les gustaba su promesa de hacer resurgir a las fábricas de Estados Unidos.

"Yo solo quiero que Estados Unidos juegue en un campo parejo, sabes. Y parecía que (Trump) estaba interesado en hacer eso", dijo Hughey.

El apoyo a Trump no decayó pero le piden que otorgue exenciones arancelarias para que la empresa puede importar el acero barato de Deceacero, la compañía mexicana que posee Mid Continent.

Pero el pedido de Mid Continente es apenas uno de los 20 mil que ya ha recibido la administración y los ejecutivos dicen que no pueden esperar.

Los pedidos de compra cayeron 70% y la empresa ya clausuró tres de sus plantas del complejo fabril de Poplar Bluff. Ya 60 trabajadores fueron despedidos y cientos más podrían correr la misma suerte y, de no haber cambio, la propia empresa podría cerrar.

"Necesitamos ayuda inmediata", dijo George Skarich, vicepresidente de ventas de Mid Continent. "Cuanto más se demore, más seguiremos perdiendo dinero a diario".

"Estoy asustada"

Poplar Bluff es una comunidad de 17 mil habitantes con un puñado de plantas industriales rodeadas de granjas. Mid Continent produce el 50% de los clavos fabricados en Estados Unidos y es una potencia regional.

También es el sustento de Diane Brogdon, de 54 años. Su salario como operadora de maquinaria, es la única fuente de ingreso para mantenerse junto su hija. "Tengo miedo de perder todo lo que tengo. Creo que estoy demasiado vieja para recomenzar", dijo.

Brogdon trabaja allí desde hace ocho años y hace unos meses se sintió segura como para comprarse una casa. Ahora teme perderla.

Aún así apoya a Trump, pero quiere que reconsidere sus acciones. "Precisa detenerse y pensar en la gente que puede perder el empleo por varias de sus políticas", afirma.

Otros empleados piensan lo mismo. Esperan que Trump los escuche y los ayude. Los trabajadores se lanzaron a los medios y publicaron una carta abierta pidiéndole ayuda al presidente.

"Más que ningún otro presidente de nuestro tiempo, debe mostrar compasión por los trabajadores de las fábricas de Estados Unidos", dice la carta.

"Comprar estadounidense"

Para algunos, los aranceles, en cambio, han sido buenos. En marzo, US Steel contrató 500 personas para aumentar la capacidad de una de sus plantas ubicadas a una dos horas y media de Poplar Bluff y otras 300 ingresarán en el verano boreal.

Sam Anders puede dar fe del negocio. Este vendedor de 28 años viaja de ciudad en ciudad ofreciendo servicios de su empresa dedicada a la restauración de hornos siderúrgicos. Dice que no da abasto con la demanda.

"Estamos con tanto trabajo atrasado ahora que ni siquiera tenemos suficiente gente para enviar" a las plantas, dice Anders. Actualmente está en Poplar Bluff para reparar maquinaria de una empresa ubicada frente a la fábrica de clavos.

Anders se muestra indiferente ante las quejas de Mid Continent y se pregunta por qué depende tanto del acero importado.

"Nosotros solo compramos en nuestras tiendas materiales estadounidenses, acero estadounidense, para hacer nuestro equipamiento", dice.

Empleos ya perdidos

El problema de los aranceles es que pueden generar decenas de miles de empleos en siderurgia, pero al tiempo otros cientos de miles se pierden por las medidas de represalia contra Estados Unidos.

Laura Baughman, del centro de investigaciones comerciales Trade Partnership Worldwide dijo que los aranceles aplicados por Estados Unidos en 2002 hicieron perder 400 mil empleos. "Ahora ya lo estamos viendo", afirmó.

"Hay empleos que implican consumo de acero, lo cual es todo; desde clavos y autos a construcción...(pero) también se pierden trabajos en restaurantes, por ejemplo, porque la gente que queda sin empleo deja de ir", explicó.

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