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Pablo da Silveira: "Nos gustaría que ministro y subsecretario no sean del mismo partido"
Si algo le interesa al precandidato nacionalista Luis Lacalle Pou es mostrar su equipo, el político pero también el técnico, al que en los últimos meses le ha dado un rol protagónico. A quienes trabajan en sus propuestas para un posible gobierno les pidió que salieran a recorrer el país, los invita a actos de agrupaciones y les pide que estén junto a él cuando hace presentaciones públicas. El lunes 8 de abril, varios de los 400 técnicos que trabajan con el líder del sector Todos fueron el centro de un acto en Kibón en el que el precandidato presentó su programa. El encargado de coordinar ese trabajo fue Pablo da Silveira, a quien Lacalle Pou visualiza como su ministro de Educación y Cultura si es presidente. En entrevista con El Observador, Da Silveira sostuvo que quieren ser un gobierno “de acelerador a fondo”, que están convencidos de que “los problemas de Uruguay son reversibles” y que buscarán que los ministerios estén integrados por jerarcas de diferentes partidos.
Lacalle Pou dijo en la presentación del programa que “shock” refiere a urgencia y algo que se necesita en el momento. Pero hay propuestas en el documento que demandarán más tiempo ¿Por qué utilizan esa palabra?
Creo que estamos muy marcados por lo que vemos en el oficialismo. El primer gobierno del Frente Amplio hizo cosas. Pero los dos siguientes han sido gobiernos de bloqueo, de parálisis, de autocomplacencia, de negarse a ver las urgencias y los problemas que crecen alrededor como plantas. Nosotros hemos desarrollado un sentido de urgencia muy fuerte. El tiempo tiene consecuencias muy graves sobre los procesos que vive el país. Creemos que Uruguay está complicado pero si reaccionamos rápido y bien todos los problemas que tenemos son reversibles. En plazos razonables podemos encarrilar al país y volver a estar en una situación mucho más satisfactoria. Si dejamos pasar el tiempo y seguimos en la actitud que han tenido los últimos gobiernos, vamos a enfrentarnos a una situación que va a ser muy difícil de revertir.
Eso significa que si llegan al gobierno, en el momento en que Lacalle Pou se ponga la banda presidencial ya tienen que estar pasando cosas.
Queremos ser un gobierno de acelerador a fondo. Vamos a tratar de aprovechar el máximo el tiempo, tomar muchas decisiones en plazos muy cortos, reducir los tiempos de ejecución todo lo que sea posible. Nos parece que ahí se juega parte del partido.
¿No dependerán, si ganan las elecciones, de cómo será el Frente Amplio como gobierno de transición? Un rol que el oficialismo no conoce.
Ahí hay dos factores que van a influir: uno es cómo va a ser la transición y otro el contenido de los acuerdos que conforme la coalición de gobierno. Lo primero es un poco una incógnita. Nosotros preferiríamos tener una transición organizada en beneficio del país pero eso está fuera de nuestro alcance. Respecto de lo segundo somos optimistas porque hay confluencia de opiniones, conversaciones previas y creemos que va a ser posible construir una coalición con sentido de urgencia, con prioridades claras.
¿Qué herramientas quieren utilizar para esa urgencia a la que apelan?
Lo primero es la ley de urgente consideración, que va a ser una ley ómnibus donde vamos a meter un montón de temas y es una ley que tiene un trámite abreviado en el Parlamento. También es una ley que tiene ciertas limitaciones porque no cualquier cosa se puede meter ahí. Por eso lo segundo va a ser la ley de Presupuesto, pero no queremos esperarla porque implica que pase mucho tiempo antes de estar haciendo cosas. La ley de urgente consideración va a ser una parte sustancial de la negociación que dé lugar a la coalición. Luego hay un montón de medidas puntuales y específicas que se van a ir tomando en los plazos más breves posibles.
¿Qué tanto les sirvieron las recorridas de técnicos por el interior del país como insumos para el programa?
Nos ayudó a visualizar cosas que no teníamos tan claras. Por ejemplo, la gravedad del tema seguridad en buena parte del interior del país. Desde Montevideo da la impresión de que somos nosotros los que tenemos los problemas pero la realidad es muy distinta.
¿Creen que de no ir al territorio no se hubieran enterado?
Creo que fue muy movilizador el encontrar en todas partes uruguayos que están en dificultades y que al mismo tiempo se mueren de ganas de trabajar y de producir. Nos convenció de que el problema es el Estado. Está frenando al país.
¿De ahí salió esta idea de buscar oportunidades que repiten desde principio de año?
Sí, claro. Nosotros concebimos que si somos gobierno seremos liberadores de fuerzas. La sociedad está llena de fuerzas contenidas que en la medida en que sepamos liberarlas podremos mejorar mucho en plazos más breves.
Quiere decir que visualizan una situación comprometida pero que no es tan engorroso revertirla.
El camino es no perder más tiempo porque hemos perdido por lo menos 10 años. También crear las condiciones para que muchas potencialidades latentes en la sociedad puedan desplegarse y concentrar al Estado en las que solo él puede hacer bien: seguridad, políticas sociales, salud pública, educación. Por eso la insistencia en el programa en evaluar, medir impactos, corregir rumbos. Queremos que en todo eso el Estado sea eficaz y en el resto hay que darle alas a los uruguayos, que tiene todo para volar solos y lo están clamando.
Si son gobierno tendrán que negociar ministerios, por lo que no sabrán a ciencia cierta si el ministerio que cedan va a tener la flexibilidad suficiente para articular con otros.
Un camino que nos gustaría es que en la cúpula de los ministerios conviva gente de distintos partidos. Por ejemplo, que el ministro y el subsecretario no sean del mismo partido. Lo haremos en la medida en que sea posible pero es una idea que nos atrae. En segundo lugar, la conformación de la coalición no va a consistir en un reparto de ministerios. La conformación va a consistir en la elaboración de un documento conjunto donde se fijen líneas estratégicas, prioridades, metas y en un compromiso por llevar a los hechos ese plan de trabajo. La distribución de cargos va a ser un efecto de eso, lo cual es normal porque se gobierna desde cargos. Luego está el tema del liderazgo del presidente de la República. Nos hemos acostumbrado demasiado a presidentes que mandan poco.
¿O sea que si llega a presidente Lacalle Pou va a ser un presidente mandón?
Yo no lo formularía así pero sí va a ser un presidente que va a estar encima de cada ministro, de la gestión de cada uno.
Sea cual sea el partido del que será ese ministro.
Sin importar eso.
¿Esta elaboración de un documento conjunto tendrá como base el programa presentado el lunes 8?
El que tiene más votos atrás tiene más peso en la negociación, pero no es un tema que nos preocupe. Vemos una confluencia de opiniones muy grande entre aquellos a quien puede ver como integrante potencial de la coalición.
¿La idea es que el “shock” se mantenga durante los cinco años o está pensado para el principio?
Nos gustaría tener cinco años de un gobierno extremadamente dinámico. Personalmente me gustaría que de acá a dos o tres años los problemas que hoy nos parecen graves estén solucionados. Pero es difícil intentar hoy hacer hoy un cronograma de cómo va a ser el gobierno.
Se lo ve muy optimista, mucho más que hace cinco años.
Sí, claro. Pero en las elecciones pasadas nosotros siempre estuvimos convencidos de que íbamos a ganar la interna, nunca tuvimos duda.
¿Ahora están convencidos de que van a ser gobierno?
Ahora creemos que tenemos una muy buena oportunidad para ser gobierno. Los partidos se juegan en la cancha y cuando estás todavía bastante lejos de que se vote no podemos hacer esa clase de pronóstico. Pero somos optimistas.
