Eslovenia, Serbia y Hungría son algunos de los países europeos que ya han cerrado sus fronteras hacia los Balcanes, lugar por donde ingresa la mayor cantidad de inmigrantes ilegales al continente europeo.
Estas medidas se enmarcan en la situación crítica que vive el continente con relación a la crisis de los refugiados y demuestra que pese a los esfuerzos en conjunto que se pretende concretar, algunos países están buscando soluciones individuales.
El primero en implementar el cierre de las fronteras fue el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, luego de la cumbre europea el lunes pasado.
"Ha terminado una etapa; desde ahora hemos cerrado la ruta que cruza por los Balcanes occidentales", declaró el gobernante.
A su vez, el
gobierno de Eslovenia decidió también aplicar las reglas del espacio Schengen y suspender los transportes organizados para refugiados a través de su territorio. Esta medida comenzó a regir en la medianoche del martes.
Según un comunicado del ministro de Interior esloveno, Bostjan Stefic, sólo podrán entrar a territorio esloveno extranjeros que cumplan las condiciones para hacerlo, o sea, poseer pasaportes y visados correspondientes.
También podrán entrar personas que tienen la intención de pedir asilo y otras que en base a una investigación individual se les permita entrar por razones humanitarias.
Eslovenia es uno de los lugares con mayor tránsito de refugiados, ya que desde octubre pasaron por su territorio más de 477 mil personas. De ellos, sólo 460 pidieron asilo en el país.
Debido a la medida tomada por Eslovenia, Serbia consideró que debía proseguir en el mismo sentido y cerrar su
frontera con Macedonia y Bulgaria, sus vecinos balcánicos.
La decisión del gobierno de Serbia apunta a evitar que su territorio "se convierta en un campo colectivo de refugiados" .
Macedonia, Serbia, Croacia y Eslovenia son los principales países que abarca el camino de la denominada ruta de los Balcanes, que suelen utilizar los refugiados de Oriente Medio para poder llegar hasta Austria,
Alemania y otros países económicamente más prósperos de la Unión Europea.
Francia e Italia han rechazado estas "decisiones unilaterales" y los mandatarios de ambos países declararon que estas iniciativas "no contribuyen a una solución duradera" debido a que el asunto necesita de "una gestión coordinada, conforme a los valores europeos", expresaron.