En 14 departamento murió el año pasado más gente de la que nació.

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Parlamento “madre friendly”: de proyectos para dar horas libres a embarazadas hasta teletrabajo en primeros años de maternidad

Legisladores coinciden en que no es casual la confluencia de varias iniciativas que se centran en la maternidad y los cuidados: ¿cuándo pesa la caída de la natalidad?
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15 de julio de 2022 a las 05:00

Algo está pasando en el Parlamento. Algo para lo cual cada parlamentario involucrado da su propia explicación, pero que, en el fondo, todos coinciden que no es casualidad. En los últimos meses el Poder Legislativo recibió —y en algún caso aprobó— proyectos de ley que buscan favorecer las condiciones de los embarazos, de la crianza y las chances de ser papás.

La comisión de Legislación Laboral de Diputados tiene a estudio un proyecto que pretende dar hasta tres horas libres al mes, pagas porque son en horario laboral, para aquellas embarazadas que requieren acudir a consultas o estudios médicos. La iniciativa también se extiende a sus parejas. 

La trabajadora o el trabajador tienen que dar aviso a su empleador con una anticipación de dos días y, tras la consulta o el tratamiento, deberá acreditar que acudió al médico o a hacerse un examen, o bien que acompañó a su pareja para esos mismos fines.

Los cinco diputados colorados que presentaron este texto argumentaron sobre la necesidad de realizarse los controles gestacionales. Y en su exposición de motivos dejaron en claro que “Uruguay presenta una tendencia descendente de la natalidad” y que “este proyecto puede ser un aporte e incentivo para la planificación familiar”.

Unas semanas antes, otro diputado, el cabildante Jamil Murad, promovió un proyecto para que se avale el teletrabajo en el embarazo y durante los primeros 1.000 días del bebé, siempre y cuando lo permita el tipo de tarea. En su justificación, más allá de la explicación de por qué los primeros dos años de vida son clave para el neurodesarrollo de los seres humanos, dejó en claro: “La posibilidad de realizar teletrabajo (…) favorece la natalidad”.

Esta semana, a su vez, el Parlamento aprobó una ley que modificó la norma de Reproducción Asistida para permitirles a las pacientes oncológicas acceder a las técnicas de conservación de gametos y posteriores tratamientos reproductivos. Parte de la motivación de los legisladores que promovieron la norma era equiparar derechos (dado que los varones ya tenían esa posibilidad) y alentar a que las mujeres con cáncer que lo quisieran puedan ser mamás.

En esa misma línea, la senadora nacionalista Carmen Asiaín esta redactando un proyecto para que se concrete la adopción de embriones. Es parte de una propuesta más amplia para acelerar la adopción —siempre bajo la supervisión del INAU— y que, entre sus opciones, incluye esta chance para aquellas parejas con dificultades de generación de gametos propios.

La llamada ley Federica, esa que rige desde fines del año pasado, amplió las licencias maternales y paternales para quienes dan a luz a niños con bajo peso, a recién nacidos con complicaciones, a mellizos u otros embarazos múltiples y a prematuros. Recuérdese que el 9% de los nacimientos en Uruguay en 2021 no alcanzaron las 37 semanas de gestación (pretérmino). 

Una de las representantes que sembró esa ley, la colorada María Eugenia Roselló, también promovió que en el trabajo de parto las mujeres puedan estar con dos acompañantes de su confianza.

El legislador Daniel Peña, del Partido de la Gente, busca que se flexibilice la subrogación de vientre, permitiendo que no solo pueda ser gestante quienes tienen un lazo de segundo grado sanguíneo (hermanas o cuñadas). Eso ampliaría la oferta.

Los funcionarios del Senado presentaron su propio proyecto para la extensión de las licencias paternales. El anteproyecto de prisión domiciliaria de los blancos comprende a embarazadas y a las madres de niños pequeños. Está vigente desde este año una ley sobre el diagnóstico del síndrome de Down prenatal o del recién nacido, entre otros tantos textos recientes que versan sobre la maternidad.

¿Casualidad?

El presidente de la Cámara de Representantes, Ope Pasquet, entiende que este boom de proyectos madre friendly “no es casual, sino que responde a un poderoso factor cultural: la mujer y los temas de la mujer reclaman espacio en la agenda pública, y desde esa perspectiva lo atinente a la maternidad no puede estar ausente”.

Rodrigo Goñi (Partido Nacional) entiende que “hay una demanda real de abordar (estos temas), en parte, por el impresionante desarrollo de las ciencias médicas, que nos van permitiendo posibilidades insospechadas”.

Asiaín coincide y dice que “es probable que la presencia de mujeres en el Parlamento hacen que haya más sensibilidad para estos temas”, aunque también reconoce que “la baja natalidad integra para de las iniciativas”.

La diputada frenteamplista Cristina Lustemberg va en esa misma línea: este cúmulo de proyecto “responde a una búsqueda de generar condiciones más favorables para que las parejas decidan tener hijos”. Y, aunque la legisladora dice que “esta estrategia presenta varios problemas”, admite que la marcha de la natalidad es parte explicativa del fenómeno parlamentario.

Un país con pocos niños

Por primera vez desde que hay registros, en Uruguay nació el año pasado menos gente de la que murió. Este fenómeno tiene como una de las explicaciones el exceso de fallecimientos que significó covid-19. Pero, a la vez, incluyó la constante caída de la natalidad.

En el último cuarto de siglo los nacimientos cayeron en Uruguay en más del 39%. Eso hace que la cantidad de nacidos vivos que Uruguay registró en el 2020 o en el 2021 sea inferior incluyo a la que los demógrafos estimaban para después de 2050.

Si se mira la película ampliada, la baja de los nacimientos es un fenómeno de las sociedades modernas y lleva décadas (incluso más de un siglo). Si se mira ese mismo largometraje pero de manera más acotada, Uruguay tuvo desde 2016 un desplome de la natalidad que, por su intensidad, sorprendió a los técnicos que estudian la fecundidad. Porque ya era un país con baja natalidad desde principios de este milenio, pero desde el año pasado reviste el título de “muy muy (así, por duplicado) baja fecundidad: menos de 1,4 hijos por mujer en edad de ser madre.

Esta caída de los nacimientos no necesariamente es una mala noticia. Es fruto de que las mujeres salieron al mercado laboral, accedieron a los estudios universitarios, las parejas controlan la cantidad de hijos que pueden o quieren tener, y, sobre todo, bajaron los embarazos en adolescentes.

Había barrios de Montevideo en que la tasa de fecundidad adolescente era similar a la de países del África Subsahariana. Ahora eso cambió y más de la mitad de la reducción de los nacimientos del último lustra se explica por esa notable disminución del embarazo juvenil.

Pero la falta de niños, que en breve serán la mano productiva en una sociedad cada vez más envejecida, genera debate sobre qué pasos debe dar Uruguay respecto a la natalidad.

La demógrafa Wanda Cabella había dicho a El Observador: “Bienvenidas todas las medidas, los programas, las intervenciones que permiten mejorar la calidad de vida de las familias en términos económicos y en términos de involucramiento de los padres en la crianza de los niños. Aumentar los días de licencia paternal y el tiempo en que los padres pasan en los primeros años de vida. Todas esas medidas me parecen buenísimas para mejorar la calidad de vida y mejorar los lazos familiares. Que eso vaya a tener resultados en la natalidad es muy poco probable. Si los tiene, no son muy duraderos. En la mayoría de los países del mundo –con políticas muy sostenidas– lo que ha pasado es que no hay gran impacto”.

Su opinión fue en respuesta a las iniciativas de Cabildo Abierto de incentivar los embarazos.

¿Hay que promover la natalidad?

Guillermo Domenech (Cabildo Abierto)

Una de las razas en extinción en Uruguay, es la de los uruguayos. Esto está en la base de muchos problemas que sufrimos. El primero de ellos la seguridad social. Hay que crear condiciones económicas, sociales y culturales que estimulen a las familias a tener hijos.

Ope Pasquet (Partido Colorado)

No conozco casos de éxito en la promoción de la natalidad desde el Estado (salvo, quizás, el caso de Francia). Pero toda iniciativa bien fundada que busque ese objetivo merece ser estudiada, porque la caída de la natalidad en Uruguay es real y es importante.

Cristina Lustemberg (Frente Amplio)

No, en absoluto. Todas las personas expertas en demografía en Uruguay lo han señalado hasta el cansancio, personas que se dedican a investigar las políticas de población y sus impactos. Los Estados deben garantizar que las personas tengan la cantidad de hijos/as que desean tener en el momento del curso de vida en que desean tenerlos. El aumento de la natalidad como meta cuantitativa es un objetivo obsoleto y que no contempla el paradigma de los derechos sexuales y reproductivos. Lo importante es generar condiciones para que cada niño o niña que nace sea parte de una decisión lo más autónoma posible y que tenga garantizado su bienestar, y esto no se resuelve con más o menos días de licencias, o con días flexibles en el trabajo de los padres, se resuelve con este tipo de medidas diseñadas en forma integral y articuladas con otras que refieran a los servicios de cuidado públicos de calidad y universales, por ejemplo desde la culminación de las licencias, con ingresos suficientes para satisfacer las necesidades básicas, con involucramiento del cuidado paterno desde el embarazo, con políticas de salud sexual y reproductiva integrales que incluyan educación sexual, entre otras múltiples acciones que deben formar parte de una política robusta de cuidados.

Rodrigo Goñi (Partido Nacional)

La necesidad de tener más niños tiene suficientes fundamentos, pero entendemos que no se puede hablar de incentivar la natalidad sin vincularla con la protección a la maternidad y a la primera infancia. En tal sentido es necesario facilitar la inserción de la mujer en el mercado laboral y formas para que se mantenga en el sistema educativo. Yo pondría el foco en proteger la maternidad y la primera infancia como forma de generar las condiciones para más nacimientos.

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