La energía eólica es una apuesta de cientos de pequeños ahorristas que han invertido en los parques que UTE construyó mediante la salida a Bolsa (Pampa, Valentines y Arias). Estas granjas venden al ente la energía eléctrica que generan, en idénticas condiciones que lo hacen los generadores privados, y tienen contrato con la empresa estatal por 20 años. Aunque siguen siendo una opción de inversión con buenas expectativas de retorno, luego de casi tres años de funcionamiento hay un elemento en común que prende algunas luces amarillas: el viento sopla menos de lo esperado y la facturación real es inferior a lo planificado.
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