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Planes para Bella Unión: la tierra de los peludos en tiempos de coalición

El presidente Luis Lacalle Pou participó del inicio de la zafra y anunció que el gobierno apuesta a un puente con Argentina y a la industria del cáñamo
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20 de junio de 2021 a las 05:00

En una punta de esta historia corre el año 1962. Los blancos están en su primer gobierno tras 93 años y desde el extremo norte del país, liderados por Raúl Sendic Antonaccio, unos 200 cañeros llegan a Montevideo en reclamo de derechos laborales. 

En la otra punta, una camioneta negra se abre camino a través de la vegetación que acompaña la salida del aerodromo Placeres. “¡Pare! ¡Pare!”, grita un hombre de chaleco y una barba que asoma por el borde del tapabocas. Es junio de 2021 y en el vehículo viaja un presidente blanco que, acompañado de un intendente también blanco, se adentra en la ciudad en la que dio su primer discurso político, más de veinte años atrás. 

Luis Lacalle Pou se baja del auto y un peludo lo recibe con un abrazo. “Yo trabajé con su esposa en Maldonado. Siempre le dije que iba a llegar a ser primera dama”, dice el hombre de apellido Aranda. El encuentro, dirá todavía agitado el trabajador, le genera una enorme alegría.

–Estoy emocionado, sí. Soy un peludo, ¿viste?

“Desde el Cerro a Bella Unión”

A 600 kilómetros de la Torre Ejecutiva, y en el vértice boreal del mapa uruguayo, la ciudad de Bella Unión se ha erigido como un símbolo de los postergados. 

Y la izquierda, desde Sendic en el comienzo de la década de 1960 hasta el Frente Amplio en los años posteriores a la crisis de 2002, hizo de la localidad artiguense un emblema de las carencias sociales y los déficits de un modelo productivo que, a su juicio, dejaba por el camino a la gente de a pie.

El 1° de marzo, cuando recibió la banda presidencial y cortó la hegemonía de los partidos tradicionales, Tabaré Vázquez mencionó entre sus compromisos de gobierno la reactivación y ampliación de la producción de caña de azúcar en Bella Unión.

Quince meses después, Vázquez inauguró la primera zafra azucarera –las siguientes ya serían, destilería mediante, zafras sucroalcoholeras– de la flamante ALUR, una sociedad anónima con Ancap como accionaria principal, que asumió la deuda de la vieja CALNU, y procuraba ubicarse en el centro del modelo de desarrollo de esa zona del país.

Si bien el entonces presidente dijo que el proyecto suponía “concretar un sueño”, y la inversión estatal dinamizó el mercado de empleo en la zona, los siguientes 15 años de gobiernos frenteamplistas mostrarían la cruel distancia entre las expectativas depositadas en el proyecto desarrollista y la siempre compleja realidad

En setiembre de 2019, el candidato oficialista Daniel Martínez –exministro de Industria y expresidente de Ancap– visitó la ciudad durante la campaña electoral y le pidió “memoria” a sus habitantes. 

“Los que dicen que todo está mal nunca tuvieron problemas, nunca sufrieron lo que sufrió la gente de Bella Unión y tantos lugares de la patria”, afirmó en ese entonces.

Tres meses después, Lacalle Pou sería electo presidente, junto a una coalición que, entre sus compromisos, incluía cambios profundos en el mercado de combustibles y las subsidiarias de Ancap.

Un año después de la visita de Martínez, el bastión frenteamplista se inclinó por un alcalde del Partido Nacional

De la caña al cáñamo

“Bella Unión y esta zona del país tienen puesto gran parte de nuestro tiempo, intelecto y corazón”, dice Lacalle Pou. Es viernes 11 de junio y el presidente participa del inicio de la zafra de cosecha de caña de azúcar. Lo acompañan varias figuras de la primera plana del gobierno. La jornada parece tener su peso simbólico. Son nuevos tiempos políticos y el Ejecutivo echa a andar su propio proyecto para ese rincón del país. 

En un breve discurso en el establecimiento La Arrocera, el presidente dijo que concurría con la “enorme tranquilidad” de “cumplir con la palabra”; eso, afirmó, es “decir lo que vamos a hacer y llevarlo a cabo”.

Y lo que va a llevar a cabo el gobierno, o lo que planea llevar a cabo, es una diversificación de las industrias de la zona. Para ello el gobierno trabaja en concretar un puente con la localidad argentina de Monte Caseros y un llamado para productores de cáñamo, con la intención de promover esa industria en la zona. 

Alejandro Stipanicic, actual presidente de Ancap, lo explica así: “El proyecto de ALUR es avanzar en conceptos de eficiencia a medida que los puestos de trabajo se vayan transformando para otras cosas: suponete que está pronto el puente con Monte Caseros, lo que va a ocurrir es que habrá relación diferente con la estructura económica en Bella Unión, porque va a haber más comercio y circulación; lo mismo con la industria del cáñamo o la cría de cordero”. 

Según Stipanicic, del sector colorado Ciudadanos, “el proyecto social de ALUR no ha sido del todo exitoso”. “Ese proyecto no sacó a los peludos de la situación en la que vivían y no mejoró las condiciones de vida de Bella Unión”, afirmó a El Observador.

Alejandro Stipanicic, presidente de Ancap

“Lo que nosotros queremos es que el proyecto productivo eleve la calidad de vida de todos en Bella Unión y no solamente de algunos: hablamos de trabajadores de la caña, trabajadores industriales, pequeños productores, productores familiares, productores agropecuarios, y grandes productores”, agregó.

Para ello, según el jerarca, la idea “no es ir avanzando en automatización e ir dejando las fuentes de trabajo”. Por el contrario, Stipanicic señaló que se aseguraron contratos por cinco años y que el foco estará en encaminarse hacia una mayor eficiencia. 

"ALUR no está presionando a los productores a una masiva mecanización de la cosecha, que es habitual en otras partes del mundo. En Uruguay no es tan sencillo, porque entre otras cosas, en invierno –cuando se cosecha la caña– un tractor se te empantana. Queremos seguir produciendo caña de azúcar y vamos a seguir consumiendo para producir azúcar y etanol, a pesar de que no sea lo mejor económicamente. Con eso aseguras la superficie sembrada y con ello las fuentes de trabajo hasta ahora ocupadas. A medida que los trabajadores se vayan yendo a otras industrias –como la cría de cordero, el cannabis, el citrus, el comercio– vos podés o bien aumentar la tecnificación o reducir la mezcla de etanol en un futuro", explica el presidente de Ancap. 

En esa línea, Stipanicic afirmó que la actual administración entiende que "la fórmula del precio del azúcar debe ser más justa", ya que "la forma en la que se ha construido el precio en el pasado tenía un gran componente asistencialista y eso generó negocios para unos y una dependencia asistencialista para otros”.

El problema de la fórmula actual, según Stipanicic, es que se trata de "una mecánica basada en costo de ineficiencia". "Nosotros queremos pasar a mecánica de costo de eficiencia", señaló.

En la última zafra, ALUR invirtió 27 millones de dólares en caña de azúcar. El primer objetivo del gobierno es que ese monto “se reparta de una manera más justa respecto a la producción”. 

Resistencias

En la visita del presidente no todo fueron sonrisas.

Unos 40 trabajadores de colonias de productores lo recibieron con el reclamo de que serán “desalojados” y que ALUR ya no los financiará. Luis López, peludo y exalcalde del Frente Amplio, está entre los que encabezan los reclamos y es muy crítico con los planes del gobierno. “Por más diversificación que haya, Bella Unión no vive sin la caña de azúcar”, afirma a El Observador.

“La idea es que no se pierdan fuentes de trabajo. Que sea para mejor de todos”, contestó Lacalle Pou el viernes pasado. Según el presidente, ALUR conversó con una de las familias para integrarse al trabajo con otro productor. Otros casos, como los de la colonia Raúl Sendic y la Campo Placeres, son “más complejos”, porque acumulaban deudas, el Instituto Nacional de Colonización los bajó de su programa, y se quedaron sin financiación. 

“Saben que se les ha ofrecido participar en otros grupos de cortadores. Me llevo el reclamo. Es un tema más complejo”, dijo el presidente. 

El presidente Luis Lacalle Pou, en su visita a Bella Unión para inaugurar la zafra de la caña de azúcar

López, que destaca el apoyo económico de los gobiernos del Frente Amplio, admite sin embargo que ese modelo no priorizó lo suficiente a los pequeños productores.

Sobre ese y otros aspectos, Stipanicic se muestra optimista: “Esta zafra será recordada en el futuro como cuando empezamos a cambiar el paso”, afirmó en Bella Unión. 

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