Los acontecimientos del día a día podrían, por supuesto, cambiar la perspectiva en cualquier momento

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Podría haber una nueva perspectiva en Occidente sobre la marcha de la guerra en Ucrania

El 21 de enero, el presidente del Estado Mayor Conjunto norteamericano, el general Mark Milley, dijo que, durante este año, sería muy difícil expulsar militarmente a las fuerzas rusas de Ucrania
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07 de febrero de 2023 a las 05:00

Pese a que los medios de comunicación no tratan ampliamente el tema, es posible que estén surgiendo algunos indicios de nuevas perspectivas y consensos sobre el futuro de la guerra en Ucrania y eventuales condiciones para su finalización, según una nota en Responsible Statecraft del columnista Ted Snyder, un especialista en política exterior norteamericana.

El 21 de enero, el presidente del Estado Mayor Conjunto norteamericano, el general Mark Milley, dijo que “durante este año, sería muy, muy difícil expulsar militarmente a las fuerzas rusas de cada centímetro de Ucrania ocupada por Rusia”.

La evaluación pública de Milley de que era poco probable que Ucrania recuperara todo su territorio, incluida Crimea, fue repetida más silenciosamente por funcionarios estadounidenses anónimos. Hacia el final de un extenso artículo del New York Times sobre la creciente apertura de la administración de Biden para proporcionar a Ucrania “el poder de atacar” Crimea, el periódico admitió que “la administración de Biden no cree que Ucrania pueda tomar Crimea militarmente”.

Por otra parte, el 24 de enero, el escritor y periodista David Ignatius escribió en The Washington Post que “existe una opinión generalizada en Washington y Kiev de que recuperar Crimea por la fuerza militar puede ser imposible”.

Esa evaluación también se refleja en un artículo escrito para la corporación RAND por los cientistas políticos Samuel Charap y Miranda Priebe. El documento se titula “Evitar una guerra larga: la política de los Estados Unidos y la trayectoria del conflicto entre Rusia y Ucrania”.

En el texto, los analistas critican a quienes sugieren que Rusia podría ser “forzada a salir de Ucrania” y que “dejaría a su vecino en paz”. Tal "escenario optimista", sugiere el artículo de RAND, "es improbable". Según los autores, “el fin de la guerra que deja a Ucrania en pleno control de todo su territorio reconocido internacionalmente sigue siendo un resultado muy poco probable”.

Más adelante, repiten que “el conflicto actual también deja abierta la posibilidad de que Rusia revierta las ganancias en el campo de batalla de Ucrania logradas en el otoño de 2022”.

Con respecto a una eventual recuperación de Crimea, los autores señalan que no sólo es innecesario, sino que también puede ser perjudicial por tres razones. Primero, dado que “Kiev recuperó más territorio desde septiembre, Rusia impuso costos económicos mayores al país en su conjunto a través de sus ataques a infraestructuras críticas”. En segundo lugar, Rusia “percibe que esta guerra es un tema casi existencial” y además “Ucrania estuvo durante mucho tiempo como una categoría específica en las prioridades de la política exterior rusa”.

Debe agregarse que, si bien Rusia prioriza a Ucrania, Crimea, que la mayoría de los rusos y los habitantes de Crimea ven como parte de Rusia, es la máxima prioridad en Ucrania. Si Ucrania intenta retomar la región, “los riesgos de una escalada, ya sea el uso nuclear” o la guerra que se expande a la OTAN, “se dispararían”.

Finalmente, “dado el lento ritmo de las contraofensivas de Ucrania”, combinado con las “sustanciales fortificaciones defensivas a lo largo de la línea de control y la movilización militar” de Rusia, restaurar la línea de control anterior a febrero de 2022, y mucho menos el statu quo territorial anterior a 2014, llevará meses y quizás años para lograrlo”.

Para Charap y Priebe, intentar retomar Crimea prolongaría la guerra, y una guerra más larga conduciría a una mayor pérdida de vidas ucranianas, la posibilidad de mayores ganancias territoriales rusas, una mayor devastación de la infraestructura ucraniana y una mayor interrupción de la economía global. También impediría que los Estados Unidos se aboque a “otras prioridades globales”.

Intentar retomar Crimea aumentaría la duración de la guerra y “la duración es la dimensión más importante” que debe considerar los Estados Unidos después de los riesgos del uso de armas nucleares y un conflicto entre Rusia y la OTAN.

El 19 de enero, The Washington Post informó que el director de la CIA, William Burns, se reunió en secreto con el presidente ucraniano Volodímir Zelensky en Kiev. Aunque el titular del Post enmarca la reunión como una oportunidad para que Burns comparta inteligencia, "lo más importante para Zelensky y sus altos funcionarios de inteligencia durante la reunión fue cuánto tiempo podría esperar Ucrania que continuara la asistencia de los Estados Unidos y Occidente".

Según informó el diario, Burns insinuó que había un límite. “Personas familiarizadas con la reunión” le dijeron al Post que “Burns reconoció que en algún momento sería más difícil conseguir asistencia”.

Zelensky habría salido de la reunión “con la impresión de que el apoyo de la administración Biden a Kiev seguía siendo fuerte y que los US$ 45.000 millones en fondos de emergencia para Ucrania aprobados por el Congreso en diciembre durarían al menos hasta julio o agosto”. Pero a su vez “está menos seguro de las perspectivas de que el Congreso apruebe otro paquete de asistencia suplementaria multimillonario como lo hizo la primavera pasada”.

A pesar de que tanto Washington como Kiev desmintieron que se hubieran tratado temas relacionados con un eventual fin del conflicto, tanto la presencia de Burns como la difusión de esas versiones por la prensa occidental sugiere que “el río suena” con respecto a la existencia de nuevas visiones sobre el desarrollo del conflicto.

El informe RAND ofrece sugerencias similares. A medida que avanza la guerra, “la intensidad del esfuerzo de asistencia militar podría volverse insostenible”, señala. Y agrega que “algunas existencias de armas europeas y estadounidenses se están agotando".

El documento incluso sugiere que la “creencia de Ucrania de que la ayuda occidental continuará indefinidamente” puede estar desanimando las negociaciones y prolongando la guerra. También expresa la idea de “condicionar la futura ayuda militar al compromiso de Ucrania con las negociaciones”.

Ignatius, en su columna en el Post escribió que la administración Biden “comenzó a planificar un eventual equilibrio militar de posguerra que ayudará a Kiev a disuadir cualquier repetición de la brutal invasión de Rusia”.

Pero agregó que la administración Biden se aleja de la idea anterior de “garantías de seguridad similares al Artículo 5 de la OTAN”. Y, en cambio, “los funcionarios creen cada vez más que la clave es darle a Ucrania las herramientas que necesita para defenderse. La seguridad estaría garantizada por potentes sistemas de armas”. Ignatius afirmó que una fórmula interesante sería que Ucrania, bien equipada, lograra “un estatus desmilitarizado”.

El informe RAND insinúa el mismo cambio. Sugiere que los Estados Unidos podría “prometer más ayuda para el período de posguerra para abordar los temores de Ucrania sobre la durabilidad de la paz”. También recuerda que el plan "acordado tentativamente" y negociado en Estambul en abril de 2022 equilibraba las garantías de seguridad con el compromiso de no buscar la membresía en la OTAN, un punto también señalado por Ignatius.

En todos estos temas parecieran emerger atisbos de un consenso acerca de que Crimea no puede ser recuperada militarmente, que puede haber un límite de tiempo para que Occidente suministre armas a Ucrania y que se puede mantener la paz después de un final negociado a la guerra sin que Ucrania entre en la OTAN.

Los acontecimientos del día a día podrían, por supuesto, cambiar la perspectiva en cualquier momento. Luego de conseguir que los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN aceptaran enviarle tanques pesados, Ucrania pide ahora recibir aviones de combate avanzado y misiles de largo alcance.

Todavía está por verse si las expectativas de Kiev y los compromisos de Occidente con una guerra prolongada divergen o no en los próximos meses.

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