El “efecto cincuentones” tuvo un impacto relevante en el déficit fiscal, que bajó el equivalente a 1% del Producto Interno Bruto (PIB) en octubre por la transferencia de fondos de AFAP al BPS.
El déficit fiscal se ubicó en 2,9% del PIB en los 12 meses finalizados en octubre, un punto por debajo del dato a setiembre.
Sin embargo, la reducción en el rojo de las cuentas públicas no implicó una mejora de la situación fiscal. Los ingresos vinculados a la transferencia de dinero al Fideicomiso de la Seguridad Social (FSS) solo podrá ser usado para cubrir la jubilación de los cincuentones que abandonaron el régimen de AFAP.
A la vez, hay otros efectos fiscales menores vinculados a la nueva normativa, todos de naturaleza contable y sin efectos reales en la situación fiscal.
El fondo está constituido por títulos de deuda pública. Esos títulos pagan intereses. Sin embargo, al tratarse de deuda del Estado en poder del Estado, ya no se computará esos intereses como gasto. Además está el efecto de las transferencias que hasta ahora se hacían, por el aporte de los trabajadores a las AFAP. Esos fondos quedarán ahora en poder del BPS y eso implicará una mejora del resultado.
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