Seis meses de pandemia en Uruguay > ENTREVISTA

Porzecanski: "El cambio en la imagen de Lacalle Pou es de los más fuertes de los últimos tiempos"

El director de Opción opina que la gestión de la pandemia "extendió la luna de miel del gobierno" y que la gran pregunta es cómo afrontará sus consecuencias recesivas
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13 de septiembre de 2020 a las 05:00

A grandes rasgos, ¿cómo impactó la pandemia en la opinión pública de los uruguayos?

En la relación entre ciudadanía y sistema político, lo que se ve es un claro respaldo al gobierno y su gestión de la pandemia. Hay fenómenos que tienen que ver con el contexto en que se da: un gobierno que recién asume, así como un shock externo que no puede adjudicarse al gobierno y que genera un clima de relativa unidad nacional. Luego la evolución favorable de los indicadores y la estrategia comunicacional del gobierno impactan en forma muy positiva, reforzando una luna de miel extendida de varios meses. 

¿Cuánto incidió que la pandemia haya caído en ese período de “luna de miel”?

Bueno, lo que sucedió es que la combinación del shock externo y la comparación favorable de Uruguay ayudaron a extender la luna de miel. Las lunas de miel son tradicionales, pero no se sabe cuánto duran. Por ejemplo, la segunda gestión de Tabaré Vázquez tuvo una luna de miel corta, y su primera gestión tuvo una luna de miel más larga. Ya estamos atravesando el sexto mes de gestión y el respaldo de la opinión pública a la gestión sigue siendo ampliamente mayoritario. El tema de la emergencia sanitaria es un factor que jugó a su favor, pero tiene un efecto ambiguo. Por un lado, para el gobierno es una buena noticia de corto plazo, ya que el haber acertado en el enfoque sanitario le da aire y le extiende la luna de miel. Por otro lado, las consecuencias recesivas de la pandemia dejan instalada la pregunta de cómo será el relacionamiento con la ciudadanía en los años que vienen. Los efectos de corto plazo son de espaldarazo. La gran pregunta que se instala es qué sucederá con el paso del tiempo. Ahora hay otro cambio importante que es el crecimiento de las preocupaciones económicas y la problemática del empleo, cayendo un poco el de la seguridad. Eso es un nuevo mapa de expectativas de la ciudadanía y hay que ver cómo se desenvuelve el gobierno y los indicadores económicos. Cuanto menos nuevo el gobierno, más se lo va a responsabilizar de los resultados económicos. Ahí va a estar el desafío, en un contexto que luce complejo más allá de que el gobierno tenga perspectivas optimistas. 

De comienzos de marzo al día de hoy, ¿hubo cambios importantes en el tablero político y la opinión pública?

El cambio en la opinión pública de la imagen de Lacalle Pou prepresidente a Lacalle Pou presidente es uno de los cambios más fuertes que hemos visto en las mediciones de opinión publica, en los diferentes temas que medimos, en los últimos tiempos. De un liderazgo con una base de apoyo importante pero también con gran polarización pasamos a una brecha de popularidad positiva muy amplia a partir de su ejercicio como presidente. Hay que decir también que si bien desde el punto de vista político este es un momento más favorable para el oficialismo que para la oposición, las cercanías e identificaciones partidarias no vemos que hayan cambiado radicalmente. Después empezaremos a medir cosas como intención de voto. 

Hablaba de la importancia de la comunicación. ¿El gobierno logró construir una épica alrededor del combate a la pandemia?

La comunicación entre gobierno y ciudadanía nunca es puramente racional y siempre apela a elementos de corte emotivos. El gobierno hizo una apuesta fuerte y además logró algunos crecimientos comunicativos. El caso más claro es el del ministro de Salud, Daniel Salinas, que fue teniendo creciente respaldo y solidez en su comunicación. Después hay una figura nueva, la del secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, que cobró un rol protagónico importante sobre todo en los primeros tiempos y tuvo similitudes en el rol simbólico con lo que fue el de (el ministro de Economía) Alejandro Atchugarry en la crisis de 2002. 

¿Cómo evalúa el desempeño del Frente Amplio como oposición en este esquema? 

Para el Frente Amplio ha sido un semestre con sus complejidades. Todavía está procesando la derrota electoral, que es pesada, y tiene el problema de que sus líderes tradicionales, Tabaré Vázquez y José Mujica, cumplen un rol absolutamente descollante en materia de agenda pero no corren para 2024. Si el FA aspira a tener liderazgos potentes para 2024, va a tener que empezar a cobrar un protagonismo mayor al que actualmente tiene. Por otro lado, el Frente se ha sentido más cómodo disputándole al gobierno las temáticas de orden socioeconómico que las temáticas sanitarias, en las que terminó reconociendo el enfoque del gobierno. En el área socioeconómica puede llegar a tener una oportunidad de posicionamiento en la medida en que las necesidades económicas, que siguen siendo muy relevantes para entender el comportamiento electoral, no logren ser satisfechas.

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