Como suele ocurrir en cada invierno, hay importantes pulseadas en el mercado de haciendas para faena. Ante la escasa oferta, los productores que tienen ganados gordos se posicionan firme exigiendo mayores precios, mientras que la industria frigorífica, para atender la demanda de sus clientes del mercado interno y del exterior, deben hacer un esfuerzo y pagar mayores precios para acceder a la materia prima.
La industria frigorífica señala que no son sostenibles los actuales niveles de precios. Afirman que desde enero de 2015 la tonelada de carne bovina de exportación no cotiza a US$ 4.000 –su valor se ha ubicado entre US$ 3.200 y US$ 3.600– y que los actuales precios de las haciendas sólo son sostenibles con las cifras que había antes de 2015 en el mercado internacional.
Una fuente industrial consultada por El Observador, que prefirió no ser nombrada, indicó que la única alternativa que se vislumbra en el futuro para volver a un precio promedio de US$ 4.000 por la tonelada de carne vacuna de exportación, y en consecuencia pagar US$ 3,20 por kilo de novillo a la carne, es que se pueda exportar a Japón. La apertura de ese mercado asiático es el último gran objetivo que tiene el negocio de la carne uruguaya, por ser de alto valor.
Desde la industria se señala que si eso no ocurre, el precio del novillo gordo no debería superar los US$ 3,00 por kilo a la carne, y la vaca los US$ 2,70, porque los costos han aumentado de forma brutal en los últimos años.
El problema del aumento de costos no es exclusivo del sector industrial, y también los sufre de sobremanera la producción. Eso también se percibe en el mercado, con productores que, en su mayoría, este año no especularon con el mercado, y cuando tuvieron ganado pronto debieron venderlo de la forma más ágil posible para hacer caja y pagar sus compromisos.
Los consignatarios de ganado comentaron tras su reunión semanal del lunes 21 que un gran porcentaje de la faena de la última semana fue de animales de corral, algo que también suele ocurrir en este momento del año.
Se siguen realizando faenas kosher, aunque con una intensa negociación, ya que esos clientes amenazan permanentemente con retirarse del mercado si no bajan los precios. Los compradores judíos saben que hay varias plantas que sin su demanda deberán cerrar, porque no soportan los altos costos, y utilizan ese factor para negociar. Está previsto que las últimas faenas con ese ritual se hagan el viernes 8 de setiembre.
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