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Qué es de la vida del exdiputado colorado García Pintos

Está jubilado y aprovecha el tiempo libre para pescar con amigos. Extraña el Parlamento y sigue cada paso de su Partido Colorado
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28 de octubre de 2018 a las 05:01

Por Santiago Perroni

Una bandera del Partido Colorado cuelga de una casa en Carrasco. Es una bandera que tiene 30 años y que durante buena parte de ese tiempo viajó en el auto de Daniel García Pintos, el polémico exlegislador colorado identificado con el pachequismo que se alejó de la actividad política en 2009, cuando no alcanzó los votos necesarios para ser diputado, tras 20 años de actividad parlamentaria. De haber conservado su banca hoy no estaría jubilado porque se sigue considerando “un hombre político”.  

A sus 67 años aprovecha el tiempo libre para pescar con amigos, tanto en Montevideo como en Cuchilla Alta. Tenía un complejo de cabañas en ese balneario pero abandonó esa actividad por razones familiares. Su abuelo, de origen español, era cazador. Pero su cariño por los animales de sangre caliente le imposibilitó compartir esa actividad con él y es por eso que se inclinó por la pesca. “Me encanta ir a pescar a la playa, a la encandilada o embarcado y después hacer una fritada de pejerrey”, dijo a El Observador.

García Pintos no puede caminar tranquilo por su casa. Sus perros, Tomillo y Comino, no se le separan ni un metro y le exigen atención constante. Pese a tener un jardín, los pasea tres veces por día. Hace tareas de jardinería y cultiva sus propias frutillas.

“El cambio de la actividad constante a la jubilación lo sentís. Tenés que sustituirlo por cosas. Siempre hay gente a la que visitar, amigos a los que ayudar o pedir ayuda para que te den una mano con tal o cual cosa”, cuenta. Tiene muchos amigos de la política pero no conserva amistades con dirigentes importantes del partido. “Me dejó muchos amigos del nivel alto hacia abajo. Amigos en los barrios, en el interior del país, gente que me encuentro en el supermercado o pescando”, explicó.

Pese a que en la actualidad no está vinculado a la política y que está alejado de la exposición pública, habla del Partido Colorado con la misma energía y emoción como en los tiempos en que esa fuerza política gobernaba.

“Como colorado de toda la vida me siento mal por ver así al Partido Colorado. Va a costar pero el partido va a salir adelante”, dijo García Pintos. Dice que no le interesan las internas, él votará al lema Partido Colorado porque le preocupa más el colectivo político que los candidatos. Tiene la esperanza de que en las elecciones del 2019 los colorados estén por encima de lo que indican las encuestas y de las últimas expresiones electorales que fueron muy bajas.

A Ernesto Talvi no lo conoce personalmente pero Jorge Batlle le habló de él antes de fallecer, en el último contacto que tuvo con un dirigente político. Su alivio es que Fernando Amado y su agrupación ya no formen parte de los herederos de Batlle y Ordoñez. “Me alegro que se haya ido del partido. Es un hombre que no le aportaba absolutamente nada al partido. Llegó a ser diputado no por sus propios votos sino porque fue en el carro de Pedro Bordaberry, de lo contrario nunca hubiera sido diputado”, dijo. 


La vida lejos del Palacio

Extraña el Parlamento y si por estos días hubiera estado en la bancada colorada no habría levantado la mano para votar la reforma de la caja militar y de la ley integral para personas transexuales. 

Sobre esta última norma, aprobada la semana pasada en el Parlamento, considera que le otorga “privilegios” a estas personas y que el gobierno debería poner el foco en los trabajadores. García Pintos tuvo reuniones con personas trans cuando impulsó la ley que reguló el trabajo sexual en Uruguay, pero eligió dejarlos por fuera de ese proyecto de ley.

“Vino una delegación de travestis a mi despacho y yo los recibí. Me preguntaron por qué no estaban incluidos en el proyecto, que hablaba solo de mujeres. Yo les dije: ‘tenemos a todo el universo en contra, si en este momento los ponemos a ustedes estamos fritos. No camina, tienen que esperar, tengan confianza´. Y hoy la ley contempla a mujeres y a quienes no son mujeres”, recordó.

La aprobación de la ley de trabajo sexual fue una de las máximas satisfacciones que vivió García Pintos en su vida política, en parte debido a que llevó muchos años de discusión. La ley que derogó la ordenanza 15 y la ley que le aportó equipos de supervivencia a los pescadores artesanales, ambas impulsadas por él, también le traen recuerdos felices. 


Lacalle, Novick y Zabalza

A su juicio la oposición política ha tenido una expresión muy débil a la hora de criticar al gobierno. A pesar de eso, destaca la labor de Lacalle Pou y de Enrique Antía. Además, dijo que le hubiera gustado que Edgardo Novick se hubiera afiliado al Partido Colorado previo a las anteriores elecciones municipales y consideró que le iría mejor en el Partido Colorado por la estructura que el partido tiene.

Pese a ser un gran crítico de los gobiernos del Frente Amplio destacó al exguerrillero tupamaro Jorge Zabalza. “Zabalza es un tipo coherente. Sigue pensando lo mismo. Usted me dirá, ¿está mal cambiar? No está mal cambiar. Pero en la vida hay que tener una columna vertebral de coherencia. Mujica no me parece coherente. Es una veleta. Va para un lado, va para el otro”, dijo García Pintos.

El ex diputado apuntó contra los dirigentes frenteamplistas que critican al candidato presidencial brasilero Jair Bolsonaro y dijo que cree que este está capacitado para acomodarse a la realidad de Brasil. “Para aquellos que hablan de los disparates que dice de los homosexuales, de los negros: son cosas que a veces en la política se dicen. En Brasil a nadie se le puede ocurrir que esté en contra de la gente de color o de los indígenas. Son cosas que la gente dice y después cuando uno tiene la responsabilidad de ser presidente, como va a ser en unos días Bolsonaro, cambia y asume una responsabilidad”, dijo García Pintos.

En la actualidad, una de sus mayores preocupaciones es la inseguridad.  “¿Cómo es posible que en un gobierno ilegítimo (dictadura militar) la cosa funcionaba bien en materia de seguridad y ahora no? Hay mucha gente que lo dice en la calle. En esa época era dificilísimo encontrar un rapiñero. Y en un gobierno democrático, como este, no podemos arreglar un problema entre los tres millones y poco que somos”, se preguntó.

Sus palabras van acompañadas de acciones: saca la bandera de la reja y la lleva para adentro porque tiene miedo que se la roben. Tomillo, o quizás Comino, exigen una nueva caricia.  

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