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Quién es Conociendo Rusia, el “heredero del rock argentino” que vuelve a Montevideo

Mateo Sujatovich se desdobla en su proyecto Conociendo Rusia, conquista al público uruguayo y se afianza en la escena del rock
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19 de mayo de 2022 a las 05:03

A los seis años, Mateo Sujatovich empezó a mover los dedos sobre las teclas del piano imitando a Fito Páez con su Mariposa Tecknicolor. Pero después de cambiar el piano por la guitarra encontró su personalidad y una herida de amor lo impulsó a dar un salto de fe hacia un proyecto con el que sorprendió a la escena musical argentina: Conociendo Rusia.

Empezó en el piano y no podía ser de otra forma. Su abuela, "Pichona" Basterra, fue la profesora de Charly García y su padre, Leo Sujatovich, integró la mítica formación Spinetta Jade, de Luis Alberto "el flaco" Spinetta. Creció en una casa rodeado de música y no pudo, ni quiso, escapar. Pasaron más de veinte años, pero Mateo (o el Ruso) colaboró con Fito Páez y David Lebón. "Es una locura, un sueñito, poder compartir así con gente que admiro y quiero tanto desde muy chico. Gente tan importante para la música, para la cultura".

Para 2018 el Ruso tenía el corazón roto y unas cuantas canciones propias que todavía no se había animado a mostrar. El dolor lo impulsó a tomar riesgos. Conociendo Rusia justamente fue el disco homónimo con siete canciones que funcionaron como carta de presentación. Un año después lanzó Cabildo y Juramento, con el que se afianzó en el ambiente del rock argentino, le valió siete nominaciones a los Premios Gardel así como una nominación a mejor artista nuevo en los Grammy Latinos. También lo trajo a Montevideo, donde agotó seis fechas en La Trastienda cuando las salas uruguayas todavía vivían una tímida reapertura pospandémica.

Desde entonces el proyecto se fue expandiendo y Mateo Sujatovich empezó a ser definido como "el embajador" o "el heredero del rock argentino", en un momento en el que el mainstream se ve seducido por ritmos urbanos que conquistan a los artistas de aquel lado del río. El Ruso es un bastión joven del rock and roll, en el que se encuentra la sonoridad casi familiar del género que cambió la historia de la música argentina con una impronta renovadora.

La Dirección es el nuevo disco que viene a presentar el próximo sábado 21 de mayo en el Teatro de Verano antes de seguir hacia México, Chile, Perú y España. Vuelve con un álbum compuesto íntegramente en pandemia, en el contexto de un aislamiento que le imprimió el anhelo del reencuentro con los afectos. Es también una invitación a encontrar un camino, una dirección que nos salve. Una canción.

Después de cerrar una noche del Quilmes Rock ante 70 mil personas con un homenaje a Spinetta, levanta el teléfono del otro lado del río para conversar con El Observador y adelantar que, mientras sigamos conociendo Rusia, va a haber rock (y canciones de amor).

Conociendo Rusia te dio una doble identidad. ¿Dónde termina El Ruso y empieza Mateo? ¿Qué posibilidades te ha dado en cuanto al proceso creativo?
Crear el nombre de fantasía de Conociendo Rusia me sacó de un lugar cotidiano, de cierta normalidad, para poder escribir con todas las libertades y poder inventar historias. Me conectó desde un lugar muy imaginario para componer. Pero creo que esa libertad después de estos tres discos ya está tan marcada, aprendí un poco más sobre la profesión y siento que entre el Ruso y Mateo ya no hay demasiadas distancias. 

Te han definido como "el embajador" o "el heredero del rock argentino" en un momento en el que la industria mainstream parece volcarse hacia ritmos urbanos. ¿Cómo te sentís con esa calificación? 
Me parece algo tierno, gracioso. Creo que soy alguien que en un punto sí está continuando un género y una historia, pero todo lo que es "el embajador" queda más para los títulos. Lo siento también algo lindo porque soy parte de una generación de artistas de un género que me gusta mucho.

¿Hay un legado familiar en tu música? ¿Cómo se conformó tu sonido en ese árbol genealógico? 
Hay un legado porque de algún modo soy músico, me gusta la música y tengo un interés por la música desde muy chico en gran parte porque eso era lo que se vibraba en casa. Ahí siempre se habló de música, se escuchó música y se vieron conciertos. Hay algo que llevo conmigo que está completamente vinculado a mi familia y a mi historia. Creo que mi personalidad la fui gestando con el tiempo y gran parte de armar mi propio camino tuvo que ver con elegir la guitarra como instrumento. Eso me diferenció de mi familia, porque los Sujatovich siempre fueron pianistas. Pero también sé que en todo lo que tengo está siempre la influencia de mi familia.

Coqueteaste un poco con el fútbol al principio, lo cambiaste por la guitarra y finalmente decidiste lanzarte con este proyecto propio. ¿Cómo fue ese proceso? ¿Cuándo decidiste dar ese paso?
Venía haciendo cosas con la música pero no me terminaba de animar a hacer mis canciones. Por alguna razón no enganchaba. Fue una decisión en un momento de crisis en mi vida. Fue como "necesito hacer algo que me haga bien y que ponga un poco más en juego mi vida". Ese fue el momento en el que sentí que estaba un poco perdido, era un buen momento para jugármela y hacer algo por mí y para mí. 

Una crisis que tuvo que ver con un amor. 
Sí, obvio. 

El amor, el desamor y los vínculos están muy presentes en tu música y en este último disco que fue grabado en pandemia. ¿Esa falta de conexión con otras personas tuvo que ver con la composición? 
A full, de hecho tengo varias canciones que les escribo a mis amigos. Había algo relacionado a esa falta de conexión, de cuerpo, de abrazo, con la familia y con los amigos, que disparó para un montón de cosas. Siento que el amor es lo que nos va llevando en la vida y por eso me parece que ando siempre un poco escribiendo por ahí.

¿Cómo evaluás este momento de Conociendo Rusia? 
Es un momento muy especial. Siento que hay una especie de explosión o de exposición doble, porque tiene que ver con salir de la pandemia que ya genera como una reexposición para todos y encima Conociendo Rusia creció mucho en este último tiempo y no es el mismo proyecto antes que después de la pandemia. Es muy distinta la realidad del proyecto, la convocatoria y los lugares en los que participamos. De repente es todo bastante nuevo para mí: termina la pandemia y estamos viajando a muchos países, tocando en festivales muy lindos. Es todo muy novedoso.

La última vez que viniste a Uruguay agotaste varias fechas y muy rápido. ¿Cómo es tu vínculo con el público uruguayo? 
Muy lindo. Hice siete Trastiendas y fue una cosa muy fuerte. Fue ir conociéndome de a poco con el público uruguayo, que es un público muy educado y fiel que va a escuchar la música. Hay públicos que quizás son un poco más gritones o que hacen otro tipo de movimiento, que la escucha la mueven de otro modo. Pero en Uruguay me pasó que la gente estaba muy atenta, escuchaba, respetaba mucho e iba a disfrutar el show. Y se sabían todas las letras.

Conociendo Rusia desde el primer disco hasta ahora se siente como un regreso a sonidos clásicos, pero con un abordaje nuevo, manteniendo una sensación de familiaridad. En este disco incluiste un tema como No aguanto más que es un homenaje a Los Rodríguez, ¿cómo es para vos ese proceso de creación? 
Fue un proceso realmente distinto más que nada por estar en medio de la pandemia y todo estaba enmarcado por eso. Creo que es un disco que va a ser siempre distinto para mí. También es bastante rockero, porque entre No aguanto más, Se me hizo tarde, Vos y Yo, hay varios temas rockerazos y otros que son más tranquilitos, como Mi casa tu casa. Tiene un abanico bastante distinto el disco. 

Hay gente que vaticina la muerte del rock. ¿Vos qué sensación tenés sobre la escena del rock argentino?
Creo que es subestimar mucho al género darlo por muerto. Creo que tiene tanta historia, es tan importante y forma parte del género canción. Dentro de la canción está el rock and roll, el rock, el blues. Creo que el rock tiene mucha más fuerza de lo que mucha gente piensa y por no estar en los charts y no ser el género más escuchado del momento no hay por qué sentenciarlo.

La Dirección, este disco que venís a presentar en Montevideo, es de alguna forma una invitación a buscar un camino personal. ¿En este momento cuál es tu dirección? ¿Cuál es ese camino?
Mi camino es en un punto el de presentar este disco que me ayudó mucho en la pandemia y fue mi dirección para atravesar ese momento: fue la música y fue grabar un disco. Hoy tengo la suerte de poder presentarlo y hacerme cargo de todas esas canciones. Y mientras tanto como siempre buscando música nueva para seguir haciendo eso que más me gusta, que es hacer discos y seguir tocándolos.

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