Es una situación notable. Jair Bolsonaro ha sido presidente de Brasil durante dos meses, pero ha gobernado activamente durante apenas una semana. Mientras estuvo en el hospital, como parte de su recuperación de un apuñalamiento casi fatal en septiembre, su gabinete sucumbió a luchas internas muy publicitadas. Dos de los hijos del ex capitán del ejército se han visto envueltos en una controversia. Su gobierno de derecha, elegido en una plataforma anticorrupción, ha perdido a un ministro por un escándalo de corrupción y pronto podría perder a otro.
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