Ricky Martin volvió a tocar en Uruguay después de cuatro años
Ricky Martin tuvo numerosos cambios de vestuario durante el concierto en el Antel Arena
El baile sensual de Ricky Martin sobre el escenario fue tanto con hombres como con mujeres
La complicidad de Ricky Martin con el público se dio durante todo el espectáculo
El cantante puertorriqueño mostró su alegría en escena
Efectos especiales con humo y luces fueron parte del concierto en Montevideo
El Antel Arena estuvo repleto para el show de Ricky Martin

Espectáculos y Cultura > SHOW EN EL ANTEL ARENA

Ricky Martin revivió la fantasía sexual adolescente en las uruguayas y quiere más

El cantante puertorriqueño volvió a Montevideo con su Movimiento Tour y dejó un tendal en el Antel Arena tras su impresionante show
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03 de marzo de 2020 a las 13:28

No les importa que sea gay y que todos lo sepamos desde hace una década. A ellas no les importa. Ahí nomás, arriba del escenario, hay una bomba sexual, uno de los hombres más lindos del mundo y, para ellas, sin dudas el más hermoso. Lo están viendo con sus propios ojos y casi que tocando con sus manos. Y se olvidan de que en realidad tiene marido. No es solo su trabajado cuerpo, que a sus 48 años está mucho mejor de lo que la mayoría de los mortales alguna vez pudimos sostener. Es su sonrisa, su mirada cómplice, su alegría de estar ahí, compartiendo ese rato de música, baile, sensualidad y memoria emotiva con todas ellas. Por algo Ricky Martin es Ricky Martin.

Ellas, porque la cantidad de hombres en el Antel Arena en la noche del lunes era ínfima, tienen ya más de 30 y muchas están sobre los 40. La adolescencia les pasó hace 20 o 25 años, cuando Ricky Martin comenzaba su meteórica carrera musical como solista. Pero esa noche era especial. Salieron para volver a ser, por un rato, aquella que tenía los pósters del cantante puertorriqueño con poca ropa pegados en las paredes del cuarto. La que ponía sus casetes una vez, rebobinaba y volvía a escucharlo. La que esperaba al lado del radiograbador a que pasaran sus temas en alguna FM para apretar al mismo tiempo rec y play.

Ricky Martin vino a dar un concierto a Uruguay después de cuatro años de ausencia

Con vinchas o gorros con el nombre del artista estampado, con carteles escritos en cartulina como en el liceo, y algunas hasta en grupos vistiendo todas la misma remera mandada a hacer específicamente para la ocasión, como "Las Rickitas", ellas gritaron cual quinceañeras durante todo el show. Sin culpa y con ganas. "Vamos a recordar viejos tiempos, vamos a bailar, vamos a cantar, vamos a –simplemente– ser. Podemos ser", les dijo Ricky Martin. Y ellas eran, como cuando quedan un sábado de mañana solas en su casa y lo ponen en Spotify a todo volumen.

El concierto, parte del Movimiento Tour que lo tiene viajando por América Latina, empezó con la reciente Cántalo, aunque rápidamente se fue a décadas previas con La bomba y Bombón de azúcar. Con un numeroso grupo de músicos sobre el escenario y ocho bailarines, Ricky Martin recorría el amplio escenario de un lado para el otro sin parar, siguiendo estudiadas coreografías con la energía bien alta, entusiasmando y contagiando. Saltaba, se divertía. La pantalla gigante de fondo, otra que se abría como puertas corredizas y un impresionante despliegue de luces lo acompañaban en sus ritmos.

Arriba del escenario, Ricky Martin juega con la fluidez sexual. Baila muy pegado con hombres y mujeres por igual. Ellas se lo aceptan, aunque de alguna manera deciden olvidar su orientación durante ese rato juntos.

En poco más de una hora y media repasó 18 canciones y tuvo más cambios de vestuario que Mirtha Legrand en la ceremonia de los Martín Fierro. Pero siempre con ropa sensual, desde una musculosa negra y brillos plateados transparente hasta sin camiseta, vistiendo de la cintura hacia arriba solamente una campera inflada sin mangas y abierta que le permitía lucir sus bíceps, tríceps, abdominales y pectorales. Y su sonrisa, siempre su sonrisa. Un combo que hacía delirar a las fanáticas. Una bomba que hace dudar a hombres heterosexuales y mujeres lesbianas.

 

Si alguna duda quedaba del profundo enamoramiento adolescente que el público tenía en el Antel Arena por Ricky Martin, quedó completamente despejada cuando en una parte del show se mostró un video en la pantalla gigante en el que se veía al artista en una habitación, de remera y calzoncillo blancos, tirándose al suelo o haciendo ejercicio en una barra colocada en la puerta del baño. Los gritos de ellas tocaban el techo del estadio y volvían, y parecía imposible que se superaran. Hasta que llegó una escena en la que él pasaba desnudo por el baño y se veía su cola. Explotó la fantasía sexual.

El pico musical más alto de parte del público fue cuando volvió con su repertorio a la década de 1990, a esa adolescencia femenina de las que hoy ya son mujeres. A aquella época en la que Ricky les hablaba al oído de amor. Te extraño, te olvido, te amo, Fuego contra fuego y, sobre todo, El amor de mi vida, lograron que sus letras fueran coreadas a viva voz por la multitud de un estadio repleto.

Con She bangs, María, La mordiditaThe Cup of Life y Vente pa' ca cerró el show. Al bajarse del escenario dijo que había quedado fascinado con el público uruguayo y que quiere volver antes de fin de año, dijeron a El Observador desde la producción del show.

Como dice La mordidita, "si Dios puso la manzana fue para morder". Ellas la mordieron.

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