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Sarkozy busca revancha contra Hollande pese a impopularidad

Dos de los últimos referentes de la política francesa, otra vez en campaña
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23 de agosto de 2016 a las 05:00
Con un discurso y estilo que divide a los franceses, el expresidente galo Nicolas Sarkozy podría enfrentarse nuevamente en 2017 al socialista y actual mandatario, François Hollande, quien le ganó las elecciones en 2012, y a la dirigente de la extrema derecha Marine Le Pen, una política que se afianzó en los últimos sondeos de opinión pública. Aunque una revancha política aparece en el horizonte, la cuestionada popularidad de Sarkozy y Hollande abre el interrogante sobre si la disputa volverá a llegar a las urnas.

Sarkozy anunció ayer su candidatura a las elecciones presidenciales del año próximo, aunque antes deberá presentarse a las primarias de su partido, Los Republicanos, en el que se prevé que el enfrentamiento será duro.

Otros 12 dirigentes planean presentarse a estas elecciones primarias de la derecha, que serán los días 20 y 27 de noviembre. Entre los postulantes se destaca el ex primer ministro y actual alcalde de Burdeos, Alain Juppé, considerado favorito por delante de Sarkozy.

"He decidido ser candidato a las elecciones presidenciales de 2017", escribió Sarkozy, quien fue derrotado por François Hollande en 2012, en su libro Tout pour la France (Todo por Francia), que saldrá a la venta mañana miércoles.

Hollande aún no anunció oficialmente su candidatura para un segundo mandato, aunque la posibilidad ya fue manejada por medios franceses. Sin embargo, el actual presidente está a punto de terminar su primer período batiendo récords de impopularidad y antes de la batalla electoral debería superar la interna del Partido Socialista francés.

En junio, la aprobación a la gestión de Hollande era del 11% y todos los sondeos indican que sería eliminado en la primera vuelta de las elecciones de 2017.

El actual mandatario enfrentó este año una sucesión de ataques terroristas que primero enalteció el nacionalismo pero luego generó dudas sobre sus políticas de seguridad.

Además, impulsó una reforma laboral con la que se ganó el enfrentamiento de sindicatos y otras organizaciones sociales. Y, por si fuera poco, las huelgas de trabajadores en áreas clave como el transporte público lo alejaron de la ciudadanía. La mayoría de los franceses (54%) desaprobó en junio la continuidad de las huelgas y manifestaciones y casi seis de cada diez responsabilizaron a Hollande y a su primer ministro, Manuel Valls, de la situación.

Tras varios meses de suspenso, el Consejo Nacional del Partido Socialista aprobó el 18 de junio por unanimidad la organización de unas primarias limitadas a la agrupación y a sus aliados del Partido Radical de Izquierda (PRG) y los ecologistas progubernamentales.

La elección será entre el 22 y el 29 de enero, y su organización parece hecha a medida de Hollande, que es muy impopular, incluidas sus propias filas. Con una fecha tan tardía, Hollande apura al máximo el calendario para ver si su criticada política económica rinde frutos, en especial en la lucha contra el desempleo.

El presidente debe aclarar a finales de este año si quiere competir por un segundo mandato.

El retorno

Padre de cuatro hijos, casado en terceras nupcias con la exmodelo y cantante de origen italiano Carla Bruni, con la cual tuvo una hija durante su mandato, Sarkozy se había retirado de la vida política tras su derrota electoral, para entonces recorrer el mundo brindando conferencias muy bien remuneradas.

Sin embargo, no tardó en regresar a la política, retomando las riendas del principal partido de la oposición de derecha, rebautizado como Los Republicanos. Desde entonces, no ocultó su deseo de revancha.

Sarkozy renunció ayer mismo a la presidencia de la agrupación para dedicarse por completo a la campaña de las primarias.

Pero, además de la rivalidad planteada por Juppé, el expresidente tiene que enfrentar obstáculos judiciales en su nueva carrera hacia el gobierno francés. Acusado en varios casos vinculados a la financiación de su campaña política en 2012, el dirigente carga con la amenaza de un eventual juicio.

El fantasma de la popularidad también es un elemento clave para Sarkozy. Antes de esa eventual revancha, el expresidente deberá imponerse en el seno de Los Republicanos, el principal partido de oposición.

Sarkozy también dejó la Presidencia con altos índices de impopularidad. En 2014, dos años después de salir de la Presidencia, el 62% de los franceses consideraba que el exmandatario, que enfrentaba por ese entonces denuncias de corrupción, no debía volver a la política, según informó en su momento el diario español ABC.

Los partidarios del exmandatario estiman ahora que la serie de atentados que golpeó a Francia en los últimos 18 meses, con un saldo de más de 200 muertos, volvió a poner en primer plano los temas de identidad y seguridad, que ocupan gran parte del discurso de Sarkozy.

En 2012 ya había enfocado su campaña en estas temáticas, lo que lo alejó del electorado centrista.

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