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Socialistas en minoría critican “imposición” de Civila, quien denunció “extorsiones” e “intereses por cargos”
De un tiempo a esta parte, cualquier discusión medianamente importante dentro del Partido Socialista parece destinada a partir un poco más las aguas en la colectividad fundada por Emilio Frugoni y hoy comandada por el diputado Gonzalo Civila.
Mucho más si esa discusión involucra apoyar a la excompetidora del referente del partido al que pocos días atrás se le transmitió que no era conveniente que se presentara. Si a eso se agregan acusaciones cruzadas de operaciones mediáticas, de deslealtades, y de tomar decisiones por fuera de los organismos partidarios, el panorama se torna aún más inflamable y enrevesado.
La sesión del viernes por la noche de la Departamental de Montevideo, en la que la mayoría aprobó impulsar a la exministra de Industria Carolina Cosse para la Intendencia, sumó un nuevo episodio a la larga lista de tensiones en la interna del Partido Socialista, que viene de su peor votación en 35 años y a menos de un año del cambio de conducción que todavía genera resistencias en la minoría.
El último de los desencuentros internos se desató luego de que –en el marco de las conversaciones en torno a la elección departamental– un grupo partidario integrado por dirigentes de las dos corrientes le hiciera saber al excandidato presidencial Daniel Martínez –perteneciente a esa colectividad– que su candidatura a intendente era “inconveniente”. En paralelo, la dirección del PS mantuvo reuniones informales con Cosse, a quien veían como la indicada para el puesto, y tuvo contactos con otros aspirantes.
La anterior sesión de la departamental, realizada el 28 de diciembre –cuando las conversaciones con Cosse ya estaban avanzadas–, había encomendado a una comitiva mantener reuniones con cada aspirante y luego realizar un informe como puntapié para la discusión. Aunque los renovadores pretendían que este viernes se informara el detalle de cada conversación, la corriente mayoritaria terminó votando una resolución que el presidente de la departamental, Juan Silveira, llevó impresa de antemano, contaron participantes del encuentro.
Durante la reunión de este viernes, los delegados del ala "renovadora" –en minoría– reprocharon las formas en que se procesó la negociación y solicitaron "subsanar el proceso" llamando a consulta de los centros socialistas (las bases). Esa moción, que se sometió a votación nominal, fue rechazada por la mayoría, al igual que una propuesta posterior para realizar un cuarto intermedio. A raíz de esa situación, los 13 renovadores se retiraron de la sesión y la resolución presentada por Silveira, que proponía apoyar a Cosse e iniciar contactos con otros sectores, se aprobó con 20 votos afirmativos del ala ortodoxa.
La secretaria política de Montevideo, Cristina García, defendió la postura de la dirección departamental y su premura apuntando a los "cortos plazos" que hay hasta el Plenario del 24 de enero, en el que el FA pretende proclamar tres candidaturas. "Dos semanas, en verano y con la mitad de la gente afuera, es poco y no había tiempo para hacer consultas", dijo García a El Observador.
Los dirigentes opositores a la conducción partidaria cuestionaron lo que entendían como una "imposición" por parte de la dirección y calificaron de "contaminado" el proceso de discusión de cara a las elecciones de mayo, con críticas que apuntaron directamente a la secretaria política. Consultada al respecto, García dijo que "no se impuso ninguna decisión", sino que "se llevó una moción para discutir y eventualmente apoyar". "Hay una dirección departamental electa hace cinco meses. Hay un centralismo democrático. Hemos tenido proceso de intercambio y hay un momento que debemos definir y buscar hacia afuera. No hace bien detenernos en internismos", concluyó la dirigente.
Entre renovadores
Otro argumento manejado por la corriente mayoritaria a la hora de defender el proceso llevado adelante es que se consultó en más de una ocasión a representantes de la renovación, aunque del otro lado sostienen que esas consultas no fueron representativas ni se dieron por los canales correspondientes.
El jueves 19 de diciembre, según informó Búsqueda, Civila organizó un asado con referentes del partido para valorar la oportunidad de una eventual candidatura de Martínez, que por esos días analizaba si volver a postularse a la IMM. Del encuentro participaron, entre otros, los ortodoxos Daniel Olesker, Cristina García y José Nunes, así como los renovadores Mónica Xavier, Julio Bango, Manuel Laguarda y Lucía Zapata. Con matices, los presentes coincidieron en que no era conveniente que se reeditara la compulsa entre Martínez y Cosse, aunque algunos renovadores –como Xavier y Bango– opinaban que si su compañero deseaba postularse el partido debía apoyarlo.
La reunión se llevó a cabo tres días después de que el Comité Ejecutivo Nacional definiera analizar el tema "sin afectar" las competencias de la Departamental, según explicaría semanas después el secretario general en un mensaje interno. Civila informó que "desde el primer momento quedó claro" que ese ámbito "no sustituía" las instancias orgánicas. Una semana después del asado, Martínez tenía previsto reunirse con la departamental para evaluar su candidatura, pero Civila y García decidieron "unificar" las reuniones y allí el secretario general le comunicó que se lo veía mejor como "referente nacional" recorriendo el país que volviendo a competir en una interna dividida. En esa ocasión ni Xavier ni Bango estuvieron presentes, y el excandidato interpretó que no tenía el apoyo de su partido.
Mientras los ortodoxos aducen que esta última crisis responde a diferencias internas de la renovación, en la corriente minoritaria argumentan que las consultas por fuera de la orgánica fueron un mecanismo para saltear a la departamental y que la resolución del PS es funcional al Partido Comunista, que apoyaba a Cosse pero prefería esperar a que otro sector pusiera su nombre arriba de la mesa.
"Extorsiones" y "cargos"
El pasado 3 de enero, luego de que sucesivas notas de prensa informaran acerca de la interna caldeada del Partido Socialista, Civila elevó un “informe a la estructura partidaria”, en el que dio su versión de los hechos y cuestionó las “operaciones” contrarias a los intereses de la colectividad.
“Estamos sobrellevando un conjunto de operaciones montadas en medios de comunicación por parte de un pequeño grupo que no comprende o desprecia esa tarea e insiste en hacer de la mezquindad, el internismo y el sectarismo que hace tiempo nos dañan, una práctica cotidiana”, escribió el diputado. En el documento, al que accedió El Observador, Civila acusa a integrantes del partido de haber "ejercido presión directa sobre integrantes del Comité Central para que renuncien a sus cargos", en alusión a los casos de la senadora Daisy Tourné y el exintendente José Nino Pintos, que se alejaron de la dirección tras el episodio.
El secretario general dijo haber actuado a favor de la unidad del Frente Amplio y reafirmó su compromiso de “promover un cambio profundo en la vida del partido”, a pesar de las “extorsiones” y “deslealtades” que se crucen en el camino. “Pueden tener la certeza de que enfrentaremos las complejidades que sean necesarias, propiciando el diálogo y la búsqueda de salidas en clave frenteamplista, sin aceptar extorsiones de nadie ni ceder a metodologías desleales y disolventes”, añadió.
Según Civila, “la permanente exposición amplificada y distorsionada de diferencias internas e intereses menores por cargos y posiciones han dañado demasiado al partido como para seguir condicionando sus decisiones y erosionándolo públicamente”. “No podemos permitir que la angustia por la pérdida se procese de forma corporativa o egoísta, pensando más en lugares que en procesos, convirtiendo el debate sobre el presente y el futuro en un arma de destrucción siempre dirigida a otros”, concluyó.
