Son más los menores que delinquen por primera vez que los que reinciden

La presidenta de Inisa, Gabriela Fulco, aseguró a El Observador que en la actualidad son más los jóvenes que delinquen por primera vez que los que reinciden, algo que denota que se deben redoblar esfuerzos para brindar un servicio educativo que prevenga los delitos juveniles en contexto crítico.

Fulco cree que, en el imaginario cotidiano, se ha puesto a los jóvenes como protagonistas de la delincuencia uruguaya pero que, sin embargo, las estadísticas demuestran lo contrario.                                                                                       

¿Cuál es el análisis actual que usted hace de la situación de Inisa?

Hoy en día podemos decir que hemos sacado la cabeza. Es un cambio revolucionario porque hemos creado una nueva institución de cero. Cuando nos separamos de Inau, carecíamos de un muchos departamos, comisiones, en fin, nos faltaba mucho personal. El trabajo para llegar a donde estamos ha sido muy intenso.

¿Cuál es el factor que más ha ayudado a conseguir que sólo tengan 800 adolescentes privados de libertad en todo el país? Siendo este el número más bajo en los últimos años.

Primero que nada, desde hace unos años ha habido como una especie de ensañamiento con la juventud que delinque desde la prensa, y luego eso se ha volcado a toda la sociedad. Pero las estadísticas muestran que hay un error de concepción en cuanto a que la criminalidad del Uruguay está concentrada en los menores de edad. Eso es un error.

Desde el 2016 el descenso es continuo, el resultado de la implementación de políticas sociales concentradas en los sectores más vulnerables algo tendrá que ver. Pero esto no se termina acá, hay que seguir trabajando y pensando. Hoy en día consideramos como último recurso privar de libertad a alguien, las medidas no privativas han sido elementales de cara a esta cifra histórica. Antes había inequidades en el sistema porque los organismos y las organizaciones trabajaban de manera separada y tomaban decisiones en la manera que las creían correctas.

¿Qué pasa con los jóvenes que salen?

Con ellos tratamos de hacer un puente para que no se sientan solos. Nos preocupamos por el después. Creemos que es necesario que se contenga a ese joven en un momento que es de mucha fragilidad. Tenemos que tener en cuenta que una vez que sale, el joven ya no cuenta con todo el apoyo psicológico e institucional que antes tenía. Del otro lado de este puente, está el Inju y otros servicios del Mides que realizan trabajos en territorio. A principio de año remitimos al Mides la lista de jóvenes que quedarían en libertad a lo largo de todo 2018. Sin esto es imposible prevenir la reincidencia.

Es un desafío porque estos organismos tienen que seguir nuestra misma línea para que el joven pueda ver la superación personal fuera del delito. La familia también es muy importante afuera. Aún con ella tenemos desafíos porque, por ejemplo, hay casos que intentan entrar droga en todas las visitas, entonces, te das cuenta que esa familia también necesita de apoyo porque sino todo se hecha por la borda. Si la familia y el barrio tiran para otro lado, es difícil volver armar el puzle que con tanto esfuerzo se logra.

¿Es posible prevenir los delitos juveniles?

Pasan muchas cosas en el medio. La educación y la salud son elementales porque inciden directamente en el entorno donde se desenvuelven los jóvenes. Si el entorno no es bueno, ahí tienen que aparecer la educación y la salud para salvaguardar a los más jóvenes.

¿Pero, realmente, se están previniendo los delitos?

Hoy en día tenemos más primarios que reincidentes y eso nos preocupa mucho porque quiere decir que no se pudo llegar a tiempo.

¿Por qué?

Yo creo que en el caso de estos jóvenes, en la mayoría de 12 años, el espacio escuela debe ser fortificado. Más aún cuando el contexto es vulnerable. Allí habría que darle un blindaje a la escuela y al equipo docente para tratar de incidir en la familia. Si esto no está afuera, en la casa o en el barrio, lo tiene que dar la escuela.

Hay que darle una nueva visión al trabajo con poblaciones vulnerables. Se debe estar uno a uno en todas las situaciones. Para eso hay que redoblar esfuerzos y recursos, porque en estos ambientes se genera la costumbre de lo que va a pasar afuera. Esto es responsabilidad del sistema educativo, porque es la vía para llegar a la prevención.

En este sentido, de nuestra parte ponemos todas las baterías en el sistema educativo. Hemos hecho convenios con Secundaria, por ejemplo, para que la educación esté presente en cada situación.

¿Cree que este proceso se ha notado?

Creo que hay ciertos actores de la realidad que no han ayudado a que el andamiento del sistema se note. Por ejemplo, los medios de comunicación no son un aliado de lo que es trabajar la rehabilitación de los jóvenes.

¿Cuáles son los delitos que más se repiten?

En el caso de las mujeres, que hoy en día son muy pocas, es el hurto. Muchas veces la mujer comienza a delinquir con el compañero varón. En este sentido, las bocas de venta de droga ayudan a que la mujer delinca porque el negocio se transforma en un rubro familiar en el que todos tienen parte.

En el resto de la población, la rapiña y el hurto son los delitos que más seguidos se cometen. Además de que el crimen organizado recluta jóvenes para usarlos, ya que en la mayoría de los casos no hay una madurez suficiente para darse cuenta del uso que hacen con ellos.

¿Se puede seguir bajando el número de jóvenes infractores?

Todos los esfuerzos apuntan a que siga bajando. Esto es una plataforma ahora, en el futuro hay que seguir renovándose para mejorar.