Teléfonos "tontos" en Uruguay: ¿cuáles son y por qué aún se compran?

Hoy, con los "smart" dominando el mercado, lo que suena curioso es hablar de los originarios. Y muchos medios de comunicación han elegido el adjetivo “tonto” para describirlos.

Para los poco memoriosos: son aquellos que no permiten scrollear, cuentan con un teclado físico y, con suerte, tomar fotos.

Estos dispositivos fueron muy populares en Uruguay a fines de los 90 y principios de los 2000. Muchos dicen que el más popular de esta categoría fue el Nokia 1100, aunque otros reivindican los Motorola con tapita.

Tristán Larcade, responsable de una empresa de tecnología móvil que tiene 42 locales en todo el país desde 2013, asegura que en Uruguay “nunca se dejaron de vender” este tipo de equipos. “No es que hay un resurgimiento. Nunca han desaparecido del todo”, indicó el dueño de Market.com.uy. Según explicó, venden alrededor de 500 equipos mensuales de esta categoría de celulares.

Es evidente, aclaró el comerciante, que la proporción de venta de este tipo de teléfonos respecto a los inteligentes es “minúscula”, pero eso no significa que en algún momento se hayan extinguido.

¿Quiénes los usan?

En Uruguay, hay distintos públicos que buscan estos dispositivos. El equipo más básico, que viene sin cámara, son productos para aquellos menos duchos en la tecnología y que buscan una primera aproximación a la telefonía móvil.

También están los “senior phones”, que son teléfonos con el teclado más grande y los números de mayor tamaño. Además, vienen con un botón de pánico, que permite llamar a una persona designada. “Esto se orienta a la población de adultos mayores”, apuntó el experto.

Otro grupo que busca hacerse de estos productos son aquellos que trabajan en sitios más expuestos a una caída, lo que podría generar una ruptura de la pantalla y hasta del propio celular.

Los teléfonos “Flip”, los conocidos en criollo como los celulares con tapita, son aparatos muy elegidos por usuarios que prefieren que nadie mire su celular y sepan quién lo llama o se sienten cómodo con estos aparatos.

Los beneficios de comprar un “tonto”

Primero, y no menos importante, hacerse de un teléfono de estas características implica erogar una menor cantidad de dinero. La inversión en dispositivos de este calibre genera, además, un menor análisis sobre cuál comprar ya que la mayoría tiene las funciones casi idénticas.

La mayoría de ellos cuentan con posibilidad de escuchar radio FM. Esto es algo que no tienen la mayoría de los usuarios de Android e iOS, quienes están obligados a consumir sus datos de internet para poder escuchar en línea.

A diferencia de un smartphone clásico, podés beneficiarte de una batería más duradera. Al no tener tantas funciones y a que por lógica no pases tanto tiempo con el celular en tus manos, el dispositivo tendrá más carga una mayor cantidad de tiempo.

El beneficio del que se jactan los fabricantes es disminuir la ansiedad de los usuarios, y a que no estén tan pendientes de las notificaciones y de las redes sociales. Un celular que permita hacer llamadas y un par de funciones más “alcanza”.

Cuáles son los teléfonos

En general, los precios de estos productos oscilan entre US$ 18 a US$ 40.

El Nokia 110 básico es el 1100 de la nueva era. “Es un equipo mucho más económico que un smartphone, pero no tan barato respecto a otros teléfonos básicos”, explicó el vendedor.

No permite utilizarse WhatsApp, no tiene conexión a internet y posee una memoria interna de 32 MB. Si pensamos en los celulares estándar que suele comprar un usuario medio de 32 GB, este dispositivo tiene el 0,1% de la capacidad de almacenar información. Eso sí: cuenta con una ranura con la posibilidad de ampliar la memoria hasta 32 GB.

Posee con reproductor MP3, una pantalla de 1.77 pulgadas, y el tradicional juego de la viborita (Snake). Lo que más seduce de estos dispositivos es que se caen al piso y no se rompen, su batería longeva (permite hablar hasta 14 horas con una sola carga) y, por supuesto, su costo: solo US$ 32.

Dentro de las marcas que más se han enfocado en este segmento es Alcatel. Su teléfono 1066 de 1.8 pulgadas solo tiene una memoria interna de 4 MB por lo que eso de sacar fotos y videos queda casi descartado siempre y cuando no compres una memoria externa. Tiene alarma, grabadora, calculadora, linterna y reproductor de música. Este teléfono, a diferencia de otros, no tiene vibrador.

El celular Ola, con 1.8 pulgadas, es un aparato con linterna, y reproductor MP3 y MP4. También tiene conexión de Bluetooth.

El más lujoso de los "tontos" es el CAT. Cuesta unos US$ 100. Si bien tiene las funciones como los otros, se caracteriza por su carcasa y su hardware robusta. Es resistente a todo: puede estar bajo el agua durante 35 minutos a más de un metro de profundidad, también resiste a la arena, al polvo y a la suciedad. Y, si se te cae, aguanta como pocos en el mercado. Lo probaron tirándolo desde 1.8 metros de altura hacia el hormigón y no se deshizo. Cumple con estándares militares.

El “senior phone” del que habla Larcade puede ser de la marca Blu. Este dispositivo, con tamaños grandes de las letras y los números, da otro confort para quienes no están habituados a digitar en pantallas táctiles. Con una resolución de 240 por 320 píxeles, este teléfono tiene una memoria interna de 32 MB, pero extensible a 32 GB con una tarjeta externa. Viene con Bluetooth y radio.

En el mundo

La empresa neoyorquina Light Phone produce estos teléfonos que, asegura, nunca tendrán redes sociales, correo electrónico o un navegador de internet "o cualquier otra fuente infinita que genere ansiedad".

Sus inventos vienen siendo todo un éxito. Y en 2021 lograron su mejor año de rendimiento financiero, con un aumento de 150 % en sus ventas en comparación con 2020.

Este resurgimiento fue explicado en una nota de la BBC divulgada el último mes. Allí explican que las búsquedas en Google sobre estos aparatos aumentaron un 89% entre 2018 y 2021, según un informe de la firma de software SEMrush.

Esta tendencia, que viene imponiéndose en Europa, puede llegar a Uruguay a mediano plazo, explicó el Larcade, aunque eso todavía está por verse.