Nacional > Operación Oceáno

Trabajaba "todos los días y todo el día", dijo una de las víctimas de explotación sexual

De acuerdo al último dictamen de la fiscal del caso, una de las menores debía tener sexo con el proxeneta como pago por vivir en su apartamento
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15 de junio de 2020 a las 16:51

La adolescente podía llevar a sus clientes al apartamento del hombre y a cambio tenía dos opciones: pagarle el 50% de sus ingresos, o el 30% y tener relaciones sexuales con él. "Como no tenía otra opción, aceptó vincularse sexualmente con su proxeneta como forma de pago", relató la fiscal Darviña Viera.

Esos eran los términos de la explotación sexual a los que la víctima estaba obligada a acceder con un empresario paraguayo, que es uno de los 20 imputados por la fiscal en la investigación denominada Operación Océano y que está a cargo de la Dirección General de Lucha contra el Crimen Organizado e Interpol. Entre los indagados hay empresarios, profesionales y políticos. Casi todos fueron imputados por promesa de retribución o retribución a menores de edad para que ejecuten actos sexuales o eróticos; hay quienes fueron imputados por contribución a la explotación sexual, y esta última semana hubo dos imputados por proxenetismo.

Se trata de una investigación que lleva más siete meses, y todavía quedan personas por ser capturadas –como un argentino y un brasileño–. Además en los próximos días la fiscal solicitará a la Justicia que se imputen nuevo delitos para algunos de los imputados, según indicaron fuentes del caso a El Observador.

El proxeneta que sometió a una de las jóvenes a mantener relaciones sexuales con él, conocía a parte del grupo de las víctimas de este caso –cerca de 10 adolescentes– al menos desde noviembre de 2019, cuando pagó la estadía en un hotel de Montevideo a dos de ellas junto a él, relató Viera en el pedido de formalización que está disponible en el sitio web de la fiscalía. Asimismo, tras una pericia a su celular, la policía encontró que el extranjero –que tiene un antecedente penal por estafa y falsificación de moneda de 2009– tenía imágenes eróticas de ambas.

De acuerdo al relato de Viera, la víctima había aceptado antes llevar a sus clientes a un apartamento del proxeneta en San Carlos, Maldonado, porque él le había indicado que en esa vivienda, "con baño y cocina", podría "trabajar" con "seguridad"

Pero tiempo después se trasladó a Montevideo y le dijo que viviría con él debido a que su "situación personal le impedía quedarse en su casa", describió Viera. Fue entonces que el ciudadano paraguayo la obligó a tener sexo con él como forma de pago por el uso de la vivienda, con una frecuencia que "estaba supeditada a la voluntad del indagado". 

Además, este hombre se encargó de crearle perfiles en dos páginas para promocionar sus servicios sexuales, y en ocasiones, cuando mantenía encuentros con otros hombres, la llevaba y le cobraba no solo parte del pago sino también el costo del traslado.

La adolescente, dijo Viera, declaró que trabajaba "todos los días y todo el día" y que su proxeneta la perseguía hasta el punto de escuchar "sus conversaciones telefónicas", que no conocía a nadie más y que una vez le pidió "para poder tener a una compañera con ella pero él no se lo permitió".

La pareja

Otro caso de proxenetismo se configuró con una pareja que alquilaba un apartamento a "distintas jóvenes" víctimas de explotación. El acuerdo era similar al anterior: ellas llevaban a sus clientes y la pareja cobraba parte del pago, tal como quedó registrado en chats de WhatsApp que están en poder de la fiscalía.

La mujer incluso participó de las publicaciones que se subían a distintas páginas web para promocionar a las adolescentes, además de contribuir "activamente" en la "logística de la renta del apartamento".

La mujer fue imputada por reiterados delitos de contribución a la explotación sexual de menores de edad o incapaces, y de reiterados delitos de proxenetismo. Su pareja, en tanto, ya había sido imputado por contribuir a la explotación sexual de menores, y Viera apunta ahora a que la Justicia le sume el delito de proxenetismo.

El último imputado por este delito fue un hombre de 55 años que hasta el martes pasado no había sido podido ser ubicado porque trabaja en una empresa naviera y estaba embarcado, por lo que se encontraba fuera del país. Al regresar fue detenido.

Según relató la fiscal, otro de los hombres imputados el 3 de junio se contactó con una de las adolescentes, que en ese momento tenía 16 años. Él le explicó que vivía en Punta del Este y le pidió fotos a ella. Luego "le ofreció dinero, perfumes, regalos, a cambio de sexo o fotografías".

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