Sabía que había funcionarios policiales que realizaban servicios de vigilancia privadas

Nacional > Fernando Pereira

Tráfico de armas, faena, falsificación y otros cuatro delitos: condenaron al excoordinador de Policía de Maldonado

La investigación también había tomado relevancia pública por su amistad con el exministro de Turismo, Germán Cardoso, quien llamaba al jerarca policial para pedirle favores personales; aunque fiscalía descartó investigarlo
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11 de noviembre de 2021 a las 05:03

Faena clandestina, revelación de secretos, omisión de funcionario público, abuso de funciones, omisión de los deberes del cargo, tráfico interno de armas y falsificación real fueron los delitos de los que la Justicia halló culpable al excoordinador de la Policía de Maldonado, Fernando Pereira. Las situaciones en las que estaba envuelto eran variadas, la más grave fue que con un arma que él vendió se hirió a una persona en Cerro Largo. 

La investigación también había tomado relevancia pública por su amistad con el exministro de Turismo, Germán Cardoso, quien llamaba al jerarca policial para pedirle favores personales y cuyas llamadas fueron parte de la información elevada a la fiscalía.   

Pereira fue condenado a 24 meses de prisión: nueve de ellos los cumplirá en la cárcel, tres bajo el régimen de prisión domiciliaria y 12 en libertad a prueba. No podrá ejercer cargos públicos por tres años y deberá abonar una multa de 100 unidades reajustables (unos $ 136.200 al valor actual).

Según expone el fallo judicial al que accedió El Observador, Pereira sabía que había funcionarios policiales que realizaban servicios de vigilancia privadas e incluso en un caso indicó a un funcionario que "debía cuidarse" de un asesor jurídico del jefe de Policía, Julio Pioli, que era quien lo supervisaba. El 31 de marzo de 2021, lo llamó para que evadiera una ruta frecuente.

También se lo condenó por dar órdenes a sus subordinados para el interés de terceros y encubrir situaciones irregulares. A fines del 2018 el excoordinador vendió un arma calibre 38 que luego fue entregada a otra persona. A fines de ese año robaron el arma y seis proyectiles en Cerro Largo. Dos meses y medio después, una persona recibió dos disparos de esa arma en una calle de la ciudad de Melo.

Pereira utilizó la camioneta que le había dado el Ministerio del Interior para ir a un establecimiento rural en Garzón, según surgió de la información del GPS del vehículo. También comercializó ganado que faenó en un establecimiento rural en el mismo lugar y vendió corderos en las fiestas a funcionarios policiales.

Para no incrementar el número de los delitos, el exjerarca le pidió a un subordinado que investigara un caso de abigeato que le habían comunicado personalmente, pero sin tomarle la denuncia.

Además, no comunicó la solicitud de una funcionaria del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) que pidió aumentar los controles a movimientos de animales por un foco de brucelosis (infección). La Justicia entendió que su omisión podría haber hecho que la enfermedad se extendiera “sin control”.

El fallo también condena el relacionamiento de Pereira con la prensa. Sostiene que inmediatamente luego de que sucedieran delitos, llamaba a varios periodistas para ponerlos al tanto y revelaba hechos, lugares y nombres. Incluso se reunió con un periodista en su casa, por lo que vulneró la confidencialidad de las investigaciones.
 

El capítulo Cardoso, el único amigo al que el exjerarca hacía favores

La sentencia que firma la jueza María Caamaño distribuye la descripción de los delitos que cometió Pereira por secciones. En el apartado titulado “gestiones particulares para amistades utilizando la estructura policial” solo constan los favores que el exjerarca le hacía al exministro de Turismo, Germán Cardoso.

Pereira tuvo múltiples comunicaciones con Cardoso, pero se exponen tres situaciones. En primer lugar, el exministro le pidió al policía que atendiera a una empleada suya que, decía Cardoso, había sido acosada verbalmente por un vecino. Pereira dio órdenes para atender el pedido.

Luego, Cardoso pidió que mandaran un móvil policial a la ruta 39 porque le habían roto un vidrio. Por último, el excoordinador llamó al comisario de la seccional 10o de Punta del Este porque una mujer amiga del ministro había tenido un siniestro y quería saber si le habían hecho la espirometría, porque antes había tomado alcohol.

El fiscal del caso, Jorge Vaz, había dicho en junio de este año a Sarandí que si bien Cardoso pidió ciertos requerimientos para sus allegados, siempre actuó bajo su "calidad de amigo" y "no ostentando ni ejerciendo el cargo público".  "En el caso de Pereira, él sí se valía de su autoridad como coordinador, le daba órdenes a sus subalternos y ahí estaba el delito. (...) Es delito que el funcionario, saliéndose de su jerarquía, saltea todos los carriles normales que tiene que cumplir todo ciudadano y ordena directamente a su subordinado cuestiones que son del interés de un tercero", apuntó.

A fines de junio, la Junta de Transparencia y Ética Pública abrió una investigación administrativa contra Cardoso por este motivo. En ese entonces, el Frente Amplio había pedido la renuncia del ministro y el Sindicato de Policías de Maldonado solicitó que dimitiera el jefe, Julio Pioli. 

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